La Roja tambi¨¦n manda en el Bronx

El amistoso que Espa?a ha disputado contra Irlanda ha sido raro, desde el mismo escenario, un campo de b¨¦isbol reconvertido. La superioridad de La Roja durante todo el partido ha estado a punto de quedar en nada despu¨¦s de 10 minutos locos, casi al final, en los que Irlanda ha tenido ocasiones para empatar el gol que Soldado logr¨® en el minuto 69. Un tanto que hab¨ªa hecho justicia a la superioridad espa?ola demostrada hasta ese momento. Pero los de Trapattoni han parecido hartarse de correr tras los espa?oles, y a base de dejar el pie, de la nada, a punto han estado de darle un susto a La Roja, que ha necesitado de un parad¨®n de Casillas, suplente de Vald¨¦s durante la primera hora de juego, y de una controvertida decisi¨®n arbitral, que anul¨® un gol de St. Ledger a la salida del consiguiente saque de esquina, para imponer su ley en el Bronx.

Lo normal hubiera sido que, llegados al desenlace del partido, Espa?a hubiera alcanzado ya una renta m¨¢s holgada en el marcador, pero resulta que necesit¨® de una contra culminada por Mata, con Irlanda volcada, para acercar a la realidad el marcador de un duelo ameno y entretenido, bien jugado por Espa?a, salvo en esos minutos tontos que le pudieron costar caros.

Los de Del Bosque supieron meterle ritmo al partido desde bien pronto, y Vald¨¦s, titula en Nueva York, apenas tuvo que tapar un mano a mano a Sammon en la hora que jug¨®. En el primer partido que La Roja disputa en un campo de b¨¦isbol, y no uno cualquiera, el de los Yankees, Espa?a ha sido mejor, salvo en su acierto ante la porter¨ªa.

Del Bosque se desesperaba llegado el descanso, como si no diera cr¨¦dito a que despu¨¦s de tan buena primera parte el marcador siguiera con empate a cero. No pudo hacer m¨¢s ni lo pudo hacer mejor la selecci¨®n sobre el diamante reconvertido del Bronx. Barri¨® a Irlanda, pero le falt¨® meterla, y no ser¨¢ que no lo busc¨®, y que no se lo mereci¨®. Hasta 22 remates sum¨® Espa?a, pero err¨® en la suerte definitiva y hasta el palo se aline¨® en su contra en un remate de Pedro, convertido en una aut¨¦ntica pesadilla para la zaga irlandesa.

De los nueve internacionales del Barcelona, de entrada Del Bosque mand¨® al campo a ocho. Solo guard¨® a Cesc F¨¢bregas. Adem¨¢s de Vald¨¦s, us¨® a Piqu¨¦ y Alba en defensa, acompa?ados por Arbeloa y Ramos, en lo que se presupone la defensa titular en la Confederaciones. Xavi, Busquets e Iniesta formaron en la medular ¨Cser¨¢ dif¨ªcil meter a nadie en esa l¨ªnea¨C y en el ataque puso a Villa y a Pedro, a los que se sum¨® Silva. Jugaron de memoria, bien, r¨¢pido, en corto y tambi¨¦n con profundidad, por fuera, por dentro, mareando a los irlandeses. Espa?a atac¨® bien y supo tener paciencia y no perder el hilo del partido, ni la pelota. Tampoco la perdi¨® Del Bosque, que mantuvo el plan de mover el banco seg¨²n lo previsto.

Hasta 22 remates sum¨® Espa?a, pero err¨® en la suerte definitiva

El equipo no se deshizo, se?al de que la idea est¨¢ clara. Pero siempre, de cabo a rabo, cuando Espa?a no se encontr¨® un pie, fue una mano del portero o un mont¨®n de irlandeses apelotonados dentro del ¨¢rea lo que imposibilitaba llevar la pelota a la red. Hasta que lleg¨® el remate de volea de Soldado, un golazo que pareci¨® decidir un partido que Espa?a ha jugado mil veces y lo ha ganado muchas, casi siempre. Y cuando no pasa, es noticia.

A punto ha estado de saltar la alarma, as¨ª que deber¨¢ servir de lecci¨®n, porque no es plan estar pendientes del tino, mejor estar m¨¢s fino en la ejecuci¨®n para no pasar tantos agobios si de lo que se trata es de ganar en Brasil y alcanzar el tetracampeonato. No parece que se equivoquen de camino, aunque no estar¨ªa de m¨¢s que para llegar al mismo sitio vayan buscando alg¨²n atajo y se ahorren sufrir como lo han hecho en el Bronx, donde al fin La Roja tambi¨¦n mand¨®.