¡°Siempre persever¨¦¡±

Andy Murray no levant¨® los brazos. Cuando se proclam¨® campe¨®n, se gir¨® y aull¨® mirando a un sitio muy concreto de la pista: la grada de los periodistas.

Fue un placer y un honor ser parte de este partido" Novac Djokovic

¡°Y s¨ª¡±, se ri¨® luego el brit¨¢nico, de 26 a?os, tras ganar su segundo grande; ¡°estaba mirando a unos cuantos chicos de la prensa. Supongo que lo hizo una parte subconsciente de m¨ª mismo. Obviamente, he tenido relaciones dif¨ªciles a lo largo de los a?os, aunque han mejorado mucho. Trabaj¨¦ lo m¨¢s duro que pude¡±.

No fue un Murray vengativo, al contrario, fue un Murray sincero, dispuesto a compartir con ese gesto y sus palabras posteriores lo pesada que se le hab¨ªa hecho la carga de las expectativas de un pa¨ªs entero. Hace poco m¨¢s de un a?o, en el Roland Garros de 2012, los diarios brit¨¢nicos titulaban con letras desproporcionadas ¡°Drama Queen [Reina del drama]¡±, criticando sus constantes aspavientos, ese aire de dolor permanente que gasta en sus partidos. Murray lleva a?os bajo la lupa. ¡°Y siempre¡±, record¨® ayer; ¡°trabaj¨¦ lo m¨¢s duro que pude (...)¡±. ¡°Persever¨¦. Cada a?o mejor¨¦. Creo que esa es la historia de mi carrera¡±.

Cerrado el cap¨ªtulo de su mirada desafiante Murray abraz¨® el ritual habitual de los campeones. Con gestos de incredulidad, corri¨® por la pista entre gritos atronadores del p¨²blico. Escal¨® hasta el palco de su equipo. Ah¨ª, olvid¨¢ndose de su madre, la entrenadora que le hizo tenista, y actual seleccionadora brit¨¢nica, se abraz¨® a Ivan Lendl, campe¨®n de ocho grandes, su t¨¦cnico, un hombre que hizo todo lo que pudo para ganar Wimbledon, y que nunca pudo hacerlo suyo.

¡°Ivan crey¨® en mi cuando muchos no lo hicieron. Ha sido muy paciente, porque a veces no soy f¨¢cil¡±, resumi¨® Murray. ¡°Me ha ense?ado a aprender de las derrotas m¨¢s de lo que lo hice en el pasado, porque siempre me dijo lo que pensaba, y eso no es normal en el tenis, porque el jugador es el que est¨¢ normalmente al mando¡±, a?adi¨®. ¡°Si trabajo duro, est¨¢ contento. Si no, est¨¢ decepcionado, y me lo dice. El a?o pasado, cuando perd¨ª la final [contra Federer] arriesg¨¢ndome por primera vez en mis oportunidades, me dijo que estaba orgulloso. Me ha cambiado la mentalidad¡±.

El nuevo Murray, con los recuerdos del viejo, de ah¨ª su gui?o a la prensa, ya tiene premio: campe¨®n ol¨ªmpico, del Abierto de EEUU, y de Wimbledon.