Un d¨ªa grande
En un d¨ªa fant¨¢stico, el ¨²nico verdaderamente contento era el ganador, Cavendish, precisamente uno de los m¨¢s acostumbrados a estos menesteres
Sin haber visto la etapa, simplemente viendo la actitud de los que pasaban por el podio, uno pod¨ªa llegar a adivinar que algo grande hab¨ªa ocurrido. El ¨²nico verdaderamente elocuente, pleno de satisfacci¨®n y alegr¨ªa, era el ganador, Cavendish, precisamente uno de los m¨¢s acostumbrados a estos menesteres.
El l¨ªder Froome subi¨® a recoger un d¨ªa m¨¢s su maillot amarillo. M¨¢s que fr¨ªo parec¨ªa pensativo, ensimismado, m¨¢s concentrado en su introspecci¨®n que en el protocolo. Dio la mano a las autoridades con educaci¨®n, y dej¨® para las c¨¢maras una leve sonrisa que parec¨ªa no obstante sincera. Daban ganas de pellizcarle y rescatarle de sus reflexiones: despierta amigo, que haya pasado lo que haya pasado, eres el l¨ªder del Tour, eso que siempre hab¨ªas so?ado.
Sagan subi¨® a por el verde. Serio pero relajado, fr¨ªo pero educado. No se le ve¨ªa cara de perdedor, pero en su mirada hab¨ªa poco de orgullo y de autoestima, eso a lo que nos tiene acostumbrados.
Rolland subi¨® a por el de puntos rojos de la monta?a. Igual de educado que el hombre de verde en los saludos protocolarios, pero tan pensativo como el de amarillo ¡ªpensamientos muy distintos¡ª, sabiendo que adem¨¢s de su rev¨¦s, el rev¨¦s del Movistar le va a poner las cosas m¨¢s complicadas de lo que ¨¦l esperaba en el futuro.
Tambi¨¦n pas¨® por ah¨ª el polaco Kwiatkowski, feliz y contento recogiendo su maillot blanco ¨Csu equipo hab¨ªa ganado y ¨¦l incluso hab¨ªa ascendido en la clasificaci¨®n general-, y contagiado por el ambiente triunfador que acababa de vivir entre sus compa?eros.
Y Cavendish. Qu¨¦ decir de la actuaci¨®n de Cavendish, y no hablo precisamente del sprint. La entrevista post-victoria fue todo un derroche de teatralidad espont¨¢nea. No estaba contento, estaba euf¨®rico; a¨²n corr¨ªa por su torrente sangu¨ªneo la adrenalina de las ¨²ltimas pedaladas, esas en las que orgulloso, se?alaba con un gesto el nombre de su equipo en su maillot con los colores brit¨¢nicos No he ganado yo, hemos ganado. Lo m¨¢s sorprendente de todo era ver esa elocuencia en el corredor m¨¢s acostumbrado a ganar del ciclismo actual. Sab¨ªa muy bien que no era una victoria m¨¢s, una victoria cualquiera. Fue una victoria que se recordar¨¢ durante mucho tiempo en un d¨ªa de esos extra?os pero maravillosos en los que el ciclismo se vuelve un deporte inmenso y lleno de sorpresas, de movimientos inesperados que provocan situaciones tan intensas que una vez superadas provocan resaca. No confundir con el cansancio ¡ªque tambi¨¦n¡ª, sino con las ganas de m¨¢s. De que otro d¨ªa vuelva a suceder algo tan grande.
Quien no subi¨® al podio fue Contador, aunque en justicia deber¨ªa haberlo hecho porque fue el gran vencedor con Cavendish
En el podio salud¨® a unas autoridades que le miraban con ojos de admiraci¨®n por lo que acaban de vivir. Esto ha sido magn¨ªfico y t¨² has conseguido ser el gran triunfador, dec¨ªan esos apretones de manos. Y ¨¦l los disfrutaba uno a uno, sinti¨¦ndolos y, con una inmensa sonrisa, agradeci¨¦ndolos.
Quien no subi¨® al podio fue Contador, aunque en justicia deber¨ªa haberlo hecho porque fue el gran vencedor de la jornada, ¡°ex aequo¡± con Cavendish. Y deber¨ªa haber subido adem¨¢s acompa?ado de sus compa?eros, de esos que como en una partida de ajedrez, interpretaron mejor que nadie los movimientos del rival, situaron al rey en una falsa posici¨®n segura, y en el momento menos pensado ¡ªa 30 kil¨®metros de meta¡ª, ejecutaron el jaque mate.
Y de lo sucedido en la etapa, espero que lo cuente aqu¨ª al lado el Sr. Arribas, que yo me he quedado sin espacio y ¨¦l lo sabe hacer bastante mejor que yo. S¨®lo puedo decir que fue un d¨ªa grande; un gran d¨ªa para algunos, un d¨ªa nefasto para otros. Pero, sinti¨¦ndolo mucho por los perdedores, un d¨ªa grande para el ciclismo.
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