El Alpe de la verdad

Aunque muchos digan lo contrario, ni lo dantesco lo invent¨® Dante, que nunca utiliz¨® tama?o adjetivo tan abusado, ni para ser lac¨®nico hay que leer a Lacan, aunque s¨ª hay que ser inteligente, como el muy lac¨®nico (el laconismo como un arma cargada de futuro, por supuesto) y muy buen ciclista llamado Nairo Quintana, que ayer culmin¨® la estrategia colectiva de su equipo Movistar en una etapa que no fue dantesca (ni ca¨ªdas, ni rayos ni vendavales: solo esfuerzos puros para atacar, para defender, e inteligencias en los planteamientos), sino hermosa (y sin sombras, luz de lluvia que no terminaba de animarse a caer sobre los ruidosos hinchas habituales del Alpe d¡¯Huez, donde hasta los polic¨ªas plantones forman parte del show: la naturaleza, tan imponente alrededor, se bate en retirada ante la algarab¨ªa presentida de turistas en la base del puerto, en Bourg d¡¯Oisans) y de ida y vuelta, o vaiv¨¦n (como Porte), y que acab¨® con una noticia (un franc¨¦s gan¨® la etapa, Christophe Riblon, de los de la primera lejana y resistente fuga, con lo que se gan¨® tambi¨¦n el derecho a poner su nombre a una de las 21 curvas, lo que ser¨¢ un hecho cuando los de la estaci¨®n de esqu¨ª borren a Armstrong), con tres certidumbres (Quintana lleg¨® al podio, Purito est¨¢ que se sale, Contador sufre en los grandes puertos) y una paradoja: en su peor d¨ªa de su Tour, Froome, que desfalleci¨® por atacar de lejos y por seguir a los desencadenados Purito y Quintana (qui¨¦n lo iba a pensar), aument¨® m¨¢s su ventaja sobre Contador, ya a m¨¢s de 5m, a¨²n segundo en la general.

Mientras la lluvia pesada ca¨ªa la noche anterior, y empapaba la hierba en el jard¨ªn del hotel que compart¨ªan Sky y Movistar, los directores (y amigos) de ambos equipos, Portal y Arrieta, se tomaban una cerveza y hablaban del Alpe, hablaban de Contador y Purito, intentaban anticipar (ese juego que tanto gusta a los t¨¦cnicos, y que tambi¨¦n es su oficio) lo que ocurrir¨ªa el d¨ªa siguiente, lo que har¨ªan ellos. Las tropas espa?olas hab¨ªan salido crecidas de la contrarreloj y amenazaban con motines. Lo que pudiera hacer el Movistar, y no por su espa?ol, Valverde, un pe¨®n b¨¢sico en cualquier estrategia, sino por su colombiano callado, Quintana, ya lo sab¨ªan ambos (desde el primer gran puerto, ya en los lejanos Pirineos, lo saben Froome y su Sky: atacar¨¢ y har¨¢ da?o, y mover¨¢ toda la carrera). ¡°Yo tendr¨ªa mucho cuidado con los Katusha, con Purito¡±, creo que ser¨¢ la rueda que m¨¢s se mueva¡±, dijo Arrieta, l¨²cido pese a que la cerveza, una Heineken flojita, no era de las que ayudan a concentrarse. ¡°Evidentemente, la de Contador no ser¨¢ la rueda buena¡±, a?adi¨®, fr¨ªa pero no amablemente, Portal. ¡°Solo ha sacado tiempo en el llano, en el abanico, y solo ha atacado en lugares de peligro, no de fuerza. Creo que es ahora una especie de producto de marketing: despu¨¦s de su Vuelta en Fuente D¨¦ le han colgado ese cartel y tiene que responder a ¨¦l. Atacar¨¢ bajando, pero no nos preocupa¡±.

La dial¨¦ctica entre sus respectivos equipos para afrontar el Alpe de la verdad la resolvieron a lo marxista: objetivos coincidentes (la aspiraci¨®n de Quintana de podio no molesta a Froome, seguro con su colch¨®n de minutos), aliados circunstanciales. ¡°A nosotros nos viene bien el Movistar¡±, dijo Portal, ¡°porque los ataques de Quintana seleccionan la carrera, al grupo m¨¢s fuerte, y ah¨ª Froome se siente mucho m¨¢s c¨®modo, manej¨¢ndose solo con los mejores, no con juegos de equipos y emboscadas. Y ah¨ª no necesita equipo¡±.

Como ocurre casi siempre, y por eso conviene no despegar los ojos de la pantalla durante las grandes etapas, lo previsto se fue sucediendo: en el seren¨ªsimo col de la Sarenne, silencioso, sin bulla, pues es espacio protegido y no se permiti¨® hinchas, atac¨® Contador bajando y Froome no movi¨® ni un pelo; en el falso llano hacia la segunda ascensi¨®n al Alpe d¡¯Huez, detr¨¢s de una escapada buena que pese a contar con un margen m¨¢ximo de 8m lleg¨®, el Movistar empez¨® sus movimientos de separaci¨®n de grano y paja, de desencantamiento de la pareja Saxo Contador-Kreuziger, su objetivo camino del podio, que culmin¨® Valverde atacando ligero y fuerte casi antes de llegar al primero de los famosos 21 virajes¡­ Y ah¨ª se acab¨® el guion y comenz¨® lo inesperado, lo hermoso deportivamente, aunque terrible para los que m¨¢s sufrieron: Froome se solt¨® el pelo tan corto, tan fuerte deb¨ªa de sentirse, que atac¨® desde tan lejos que ni se ve¨ªa la pared frontal en cuya roca se excav¨® la carretera tan bonita. Lleg¨® a Valverde y por detr¨¢s aparte del esperado Mollema tambi¨¦n empez¨® a fallar Kreuziger, un acicate. Despu¨¦s de varios movimientos se quedaron solos delante Froome, Purito y Quintana, los tres m¨¢s fuertes. Y la etapa parec¨ªa que se iba a reducir a una triple carrera ¨Clos tres buenos por alcanzar a la fuga y ganar la etapa y al mismo tiempo para distanciar a Contador--, pero Froome levant¨® la mano (ay mis gl¨²cidos, est¨¢n por los suelos, quiero chocolatinas, le dijo a su Porte, su mensajero alado, que se las llev¨® volando al coste de 20s de penalizaci¨®n) y Purito atac¨®. Froome, vac¨ªo, terrible me siento, dijo, se agarr¨® al ritmo de Porte (qu¨¦ bueno tener un amigo justamente en ese momento), y Quintana alcanz¨® a Purito y ¨¦l, el debutante que nunca hasta ayer hab¨ªa subido el Alpe d¡¯Huez, jug¨® con el veterano catal¨¢n, al que desesper¨® con su mutismo, la magn¨ªfica falta de expresi¨®n de su rostro, su inteligencia, claro.