Melani gana una plata de car¨¢cter
La espa?ola persigue a Ledecky, la mejor mediofondista del mundo, como t¨¢ctica para lograr el segundo puesto mundialista con uno de los mejores tiempos de la historia en los 400 libre
La calle cinco ofreci¨® una referencia cristalina a Melani Costa. A su derecha, al otro lado de la corchera en la calle cuatro, nadar¨ªa la fondista m¨¢s regular que existe, Katie Ledecky, la ni?a p¨¢lida que a sus 16 a?os se consolida como la mejor librista estadounidense de media y larga distancia desde Janet Evans. Un peque?o mito viviente. En las ant¨ªpodas de Melani. A sus 24 a?os la espa?ola sab¨ªa lo que significaba el trabajo duro mal recompensado, las lesiones que dejan secuelas perennes, la soledad de quien permanece incomprendido, la necesidad de abrirse paso hacia la liberaci¨®n. Estaba fuerte y solo ten¨ªa que dejarse guiar por la piel transparente de su imbatible adversaria para llegar a donde jam¨¢s imagin¨® que podr¨ªa llegar. Al final del camino descubri¨® que hab¨ªa recortado en cuatro segundos (4m 2,47s) su mejor marca y se encontraba m¨¢s all¨¢ de los confines conocidos. La medalla de plata de los 400 metros libre, una de las pruebas m¨¢s prestigiosas de la nataci¨®n, le correspondi¨® a Melani junto con un lugar en la historia. Pero el hecho anecd¨®tico de que nunca una mujer nacida en Espa?a hubiera logrado una medalla en unos Mundiales de nataci¨®n antes que ella no ensombreci¨® el tiempo fastuoso que acababa de lograr. Se hab¨ªa colocado entre las 10 nadadoras m¨¢s veloces de siempre en esta distancia sin usar ba?ador tecnol¨®gico.
Ledecky se qued¨® a seis d¨¦cimas del r¨¦cord mundial que estableci¨® Federica Pellegrini en los Mundiales de 2009, apoteosis del uso abusivo de los ba?adores impermeables que ayudaban a flotar. Nunca una mujer hab¨ªa bajado de 4m1s sin valerse de uno de aquellos monos de goma sint¨¦tica. La americana lo hizo con tanta autoridad que dio la impresi¨®n de que no se esforzaba especialmente. Recorri¨® los ocho largos en su propio mundo, siempre en cabeza, y toc¨® la placa a los 3m59,82s. Melani jam¨¢s abandon¨® la segunda posici¨®n. Se dosific¨® sutilmente entre los 200 y los 300 metros, para evitar el calambre, y en los ¨²ltimos 100 pic¨® piernas hasta agotar las reservas. Nad¨® los 50 metros finales en 30,01 segundos. Un puntito m¨¢s r¨¢pido que los dem¨¢s largos, todos en 30s. Su prueba fue un monumento al c¨¢lculo, la preparaci¨®n y el coraje. Un trabajo de ocho a?os de afinamiento que cristaliz¨® en un cron¨®metro sensacional: 4m 2,47s.
Dec¨ªan que estaba acabada y no le dejaron quedarse en el CAR¡±, dice su ex t¨¦cnico
La vida de Melani no fue sencilla. En la nataci¨®n encontr¨® un santuario para expresar su poder. En 2002 la federaci¨®n organiz¨® un campus en M¨¢laga para detectar talentos. Los t¨¦cnicos sometieron a una multitud de ni?os a todo tipo de mediciones: flotabilidad, deslizamiento, cualidades biomec¨¢nicas, agarres en el agua, uso de palancas, etc. ¡°Melani fue la mejor en todo¡±, dec¨ªa ayer Carlos Carnero, el entrenador responsable de aquellas pruebas. ¡°Era una crack. Era la que mejor sent¨ªa el agua¡±. Ten¨ªa 13 a?os y le esperaba un largo camino.
La preparaci¨®n para el alto rendimiento const¨® de cuatro etapas. Primero en Palma, su tierra, a las ¨®rdenes de Rafa Huete. Luego con Gregg Troy, el exigente entrenador de Ryan Lochte, en Gainesville, al norte de Florida. El tercer escal¨®n fue regresar a Espa?a para ponerse en manos de Jordi Murio, que la entren¨® en el CAR de Madrid entre 2009 y 2012. ¡°Luis Villanueva, que por entonces era director t¨¦cnico de la federaci¨®n, no la quiso dejar en el CAR¡±, recuerda Murio. ¡°Dec¨ªa que estaba acabada. Aunque al final se qued¨® con nosotros y le hicimos un plan espec¨ªfico de menos volumen y m¨¢s intensidad¡±.
En Estados Unidos, la espa?ola se someti¨® al programa triturador de Troy. El m¨¦todo de ciertos t¨¦cnicos estadounidenses suele ser as¨ª: hay tal cantidad de entrenadores que los que salen vivos del r¨¦gimen valen, y, los que no, tampoco son imprescindibles. Melani nadaba 100.000 metros por semana, corr¨ªa, y hac¨ªa muchas pesas. Comenz¨® a lesionarse. Sus piernas, demasiado flacas, se resintieron. Sufri¨® problemas de rodillas y el trabajo de fuerza le gener¨® problemas en los hombros. En Madrid abandon¨® las pesas y la carrera continua, y se centr¨® en la bicicleta, el remo, y las m¨¢quinas espec¨ªficas como el TRX. Murio dice que la preparaci¨®n iba perfecta, salvo por la relaci¨®n de la chica con el director t¨¦cnico: ¡°Antes de los Juegos de Londres cogi¨® un virus y Villanueva, siempre muy agobiante con ella, la oblig¨® a hacer las m¨ªnimas sin esperar a curarse y tuvo que alterar toda su preparaci¨®n. De otro modo habr¨ªa conseguido mejores resultados¡±.
Adem¨¢s de Mireia Belmonte, que logr¨® dos medallas, en Londres ning¨²n espa?ol nad¨® mejor que Melani. La mallorquina se qued¨® a un puesto de clasificarse para la final de 400 ol¨ªmpica. Murio fue destituido por Villanueva tras los Juegos y la nadadora debi¨® buscarse un destino. Eligi¨® el CAR de Sant Cugat. All¨ª, Jos¨¦ Antonio del Castillo, el responsable t¨¦cnico, continu¨® el plan espec¨ªfico de preparaci¨®n en un clima de cordialidad y buenas relaciones. Fue la ¨²ltima etapa en la puesta a punto y se propuso una revancha.
Se coloc¨® entre las 10 nadadoras m¨¢s veloces de la distancia sin usar ba?ador ¡®tecnol¨®gico¡¯
¡°Sab¨ªa que la competici¨®n iba a ir muy r¨¢pida¡±, dijo Melani, tras ganar la plata, ¡°porque en la ma?ana Katie y la neozelandesa Boyle ya hab¨ªan pasado por 1,59 minuto por los 200, y para estar con ellas tendr¨ªa que ir muy r¨¢pido. Pero vi que pod¨ªa y lo que he hecho es engancharme a la calle cuatro y no soltarla porque sab¨ªa que Katie ir¨ªa m¨¢s r¨¢pido que nadie. Me he dicho: ¡®De aqu¨ª no me muevo aunque me muera¡±.
Como ten¨ªa previsto, pas¨® por el 200 en dos minutos cortos (2m 00,01s). Clavando cada cent¨¦sima en el reloj mental. Al ritmo justo. R¨¢pido pero sin quemarse. Cuando en el paso de los 250 se vio primera sac¨® la mejor de sus virtudes: el car¨¢cter. Melani tuvo que aguantar y aguant¨®. La plata era suya.
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