El Astana vuela sobre el mar
El equipo del favorito, Nibali, se impone en la contrarreloj por equipos ¡ñ El Movistar de Valverde cede 29 segundos y el Katusha de Purito, 59
No se sabe qu¨¦ pensar¨ªan los mejillones, all¨ª colgados de las cuerdas, donde crecen en libertad vigilada, de la batea por donde pasaban aquellos artefactos de dos ruedas, silenciosos, silbantes a lo sumo, sobre el metacrilato que les llevaba a tierra firme. No se sabe qu¨¦ pensaban porque dicen que los animales de tierra, mar o aire, no piensan. Son y est¨¢n, pero no piensan. Pero extra?ados deb¨ªan estar por sacarles de quicio de la parsimoniosa rutina en la que viven en la batea de Vilanova de Arousa, ese ecosistema gallego donde el marisco encalla en agua salada y dormita hasta el agua de los fogones. Extra?ados estar¨ªan con la llegada de ajenos habitantes, que se asomaban en barcaza para sentarse en la burra y cumplir los 27,4 kil¨®metros que les separaban de Sanxenxo, donde los ba?istas, abundantes, se asomaban al vallado y miraban el paso de los ciclistas sin que ellos pudieran mirar, por ser el ¨²ltimo disparo, a la madama que preside la playa de Silgar. Los vendedores de pulseras pod¨ªan esperar (aunque su negocio es m¨¢s nocturno). Los ciclistas, no. El ciclismo nace con prisa aunque a veces sestee ¡ªabriendo la boca al calor¡ª como los viejos del pueblo blanco de Serrat, como los patios de naranjos tan lejanos ayer de Galicia, donde soplaba el viento como un amigo, remando a favor, echando una mano al sill¨ªn, no al cuello.
Quiz¨¢s no se sepa qui¨¦n es el m¨¢s fuerte, pero s¨ª los equipos mejor preparados
Quienes m¨¢s prisa ten¨ªan eran los chicos del Omega, llamados al ¨¦xito por la impronta de Tony Martin y porque la ocasi¨®n contrarrelojista en esta Vuelta es m¨¢s calva que la sordina de una trompeta. Y porque ganar una etapa y ser l¨ªder son como dos medallas en la misma prueba. Pero hab¨ªa m¨¢s jugadores en la mesa. No era una boda, pero si un convite de post¨ªn. Y tras la sorpresa del Netapp, el alem¨¢n invitado, lleg¨® Tony Martin y mand¨® parar. Pero Cancellara no es de los que paran por m¨¢s que pasen los a?os y su estructura convierta la bicicleta en una fina prolongaci¨®n de su amplio esqueleto. Y el suizo bati¨® al alem¨¢n. Pero estaba el Astana, el del tibur¨®n Nibali, quiz¨¢s el equipo m¨¢s poderoso. Y el grupo kazajo barri¨® Sanxenxo en un pis pas. Ni Martin ni Cancellara, Brajkovic entr¨® en la meta el primero del equipo azul cielo convirti¨¦ndose en el primer l¨ªder con Nibali tapado a su espalda repartiendo la gloria y concedi¨¦ndole un gui?o al misterio.
Porque la sesi¨®n inaugural fue un juicio sumar¨ªsimo en el que a algunos se les par¨® el reloj o les marc¨® la hora equivocada. El Katusha de Purito Rodr¨ªguez corri¨® mal, sin mirar atr¨¢s, sin saber qu¨¦ hacer y cedi¨® un minuto de esos que obligan despu¨¦s a esfuerzos exagerados. A Valverde le fue mejor, fiel el Movistar a una modalidad que ha a?adido a su gen¨¦tica ciclista, concediendo solo 29 segundos frente a los grandes equipos, solo preocupantes respecto al Astana de Nibali, m¨¢s fuerte de lo previsto, tan fuerte como lo temido, cuidadoso con lo ocurrido.
Al final, el esloveno Janez Brajkovic, un junco de 60 kilos para 178 cent¨ªmetros, ambicioso, seguro de s¨ª mismo para dejar de ser el sherpa que conduce al escalador a la cima, se puso el maillot rojo. Se le esperaba, pero no tan pronto. Nibali, el candidato, prefer¨ªa ser el segundo de la cordada, discretito, aunque su visibilidad sea m¨¢s clara que la del ni?o escondido tras un bamb¨² en el escondite. Quiz¨¢s a¨²n no se sepa qui¨¦n es el m¨¢s fuerte. Se sabe qui¨¦nes son los equipos mejor preparados, no por su aplicaci¨®n en una disciplina que a algunos se les atraganta (caso del depresivo Eukaltel que cedi¨® 1.14m), sino por su conjunci¨®n. Ah¨ª Purito tiene un problema que se supone ha detectado a tiempo. El Sky, los presuntos hippies, con los colombianos Henao y Ur¨¢n como l¨ªderes, salv¨® la papeleta con un coste m¨ªnimo (22 segundos).
Los mejillones no sab¨ªan qu¨¦ pasaba al trasluz del agua asomando a la batea. Poco les importaba a sabiendas de que son plato de buen gusto y se emocionan cuando alguien les llama bivalvos, as¨ª en plan cient¨ªfico. Brajkovic no mir¨® por debajo del metacrilato ni levant¨® la cabeza cuando solo ve¨ªa asfalto. Pero qui¨¦n sabe, quiz¨¢s los mejillones que le despidieron, aunque no piensen, le aplaudieron desde lejos. El mar es siempre un misterio. Y las meigas tambi¨¦n sue?an. Y piensan.
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