No llovi¨®, pero sali¨® el arco¨ªris
Gilbert, ganador de la etapa al ¡®sprint¡¯, y Boasson Hagen repiten en la llegada de Tarragona el Mundial de 2012
Con el ciclismo en las venas desde que naci¨® en Vervieres, en la regi¨®n de Lieja donde mam¨® este deporte como quien mama leche en bidones, Philip Gilbert, el campe¨®n del mundo en Ruta, viv¨ªa deprimido, presionado este a?o 2013 por su falta de victorias, asustado por pasar tan desapercibido, por estar tan lejos del ¨¦xito y tan ausente de su fama. Edvald Boasson Hagen, a sus 26 a?os, es un tipo duro, un noruego recio, que milita en el Sky como trabajador de lujo y posible espr¨ªnter para casos como el de la Vuelta donde el equipo tiene pocas posibilidades de victoria final. Ambos se conocieron el a?o pasado en el Mundial de Valkenburg (Holanda), donde se jugaron el arco¨ªris en un final trepidante, de esos que exigen tanta inteligencia como fortaleza. Los dos son buenos percherones, con los gemelos poderosos y los ri?ones portentosos. Entonces gan¨® Gilbert, demoledor en el ataque final y alejando cuatro segundos al noruego que acab¨® peleando con Valverde la plata.
En Tarragona, Edvald quiso devolverle la moneda a su victimario Gilbert, d¨¢ndole duro al pedal en un sprint largu¨ªsimo, con la carretera en ligera cuesta. Parec¨ªa que el noruego no solo le arrebatar¨ªa la victoria al belga que circulaba cuarto en la fila india del pelot¨®n. Parec¨ªa que aquellos cuatro segundos se los devolver¨ªa Boasson Hagen envueltos en papel de regalo. Parec¨ªa que a Gilbert se le hab¨ªa pasado el arroz y miraba con inquina a una meta que no era suya. Se supon¨ªa que volaba por la inercia de la fila india del pelot¨®n, que el muchacho noruego (26 a?os), colocado all¨ª por detr¨¢s de otros dos ciclistas que miraban la rueda trajera de Boasson Hagen con rabia y con desd¨¦n. Y en esto, que el campe¨®n del mundo al que parec¨ªa pesarle el arco¨ªris como solo pesa el ¨¦xito, levant¨® el culo y carg¨® los pies en los pedales. Su cuerpo emergi¨®, como el sol tras el arco¨ªris. Parec¨ªa un sol blando, pero era un sol s¨®lido. Parec¨ªa, se supon¨ªa, que era un ataque de rabia, mientras el noruego cabalgaba desatado, ansioso, vengativo hacia la raya de la meta, a unos 100 metros.
Fue un sprint bello por lo emotivo, por lo poderoso, por lo sorprendente
Pero Gilbert cre¨ªa en s¨ª mismo. Total, ya hab¨ªa ganado al noruego en el Mundial. ?Por qu¨¦ no repetir el verso? Y crey¨® tanto y tanto que de pronto Boasson Hagen lo vio pasar a su derecha como un preso en fuga y dos pedaladas despu¨¦s Gilbert aflojaba el zancajo y frenaba para celebrar la victoria. Un a?o despu¨¦s, la historia se repiti¨® como si cualquier cosa.
Fue un sprint bello por lo emotivo, por lo poderoso, por lo sorprendente. Un duelo al sol de tipos duros (como corresponde a los duelos al sol), que gan¨® el m¨¢s duro. Fueron 100 metros que valieron por los 164 kil¨®metros restantes, anodinos como un disco rayado, con los escapados de rigor haciendo puntos para la conmiseraci¨®n general. Si acaso, antes de que Gilbert y Boasson Hagen saldaran cuentas, hubo 5 kil¨®metros que tambi¨¦n valieron por el resto de la etapa (sprint descontado). Ocurri¨® cuando en el kil¨®metro 149, Tony Martin decidi¨® contrarrelojear por su cuenta y se fue como una liebre huyendo de los galgos. Otra vez el poderoso rodador alem¨¢n luchando contra todos y contra s¨ª mismo, dolorido por la derrota en Tarazona a pies de Cancellara. Le cazaron cinco kil¨®metros despu¨¦s, all¨ª entre rotondas, pero su esfuerzo mereci¨® la pena.
Las exhibiciones, por locas que parezcan, siempre animan el cotarro. Luego lleg¨® el duelo al sol en un final exigente entre gallos de aut¨¦ntica pelea. El argentino Richezze se qued¨® otra vez donde habita el olvido, que escribi¨® Luis Cernuda, porque el tercero en un sprint es el segundo en perder y el primero en olvidar. La gloria fue para Gilbert que andaba triste y compungido como los desheredados de los boleros. ?l y Boasson Hagen no quer¨ªan ser menos que Cancellara y Tony Mart¨ªn. Todos miran al arco¨ªris.
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