San Mam¨¦s prueba su coraz¨®n
El Athletic, liderador por un soberbio Ibai G¨®mez, voltea al Betis, despu¨¦s de que Be?at fallase un penalti, en un partido vibrante
Se supone que si en un partido se producen muchas ocasiones de gol, se trata de un buen partido. Pero de igual modo habr¨¢ que convenir que si en un partido se fallan muchas ocasiones de gol, se trata de un mal partido. O de malos futbolistas. O de futbolistas que no ten¨ªan su noche por las botas, mal ajustadas, o por haber pasado una mala noche o porque una mala noche la tiene cualquiera. As¨ª que Athletic y Betis construyeron un buen y un mal partido al que cada uno puede acogerse seg¨²n su grado de benevolencia o de exigencia. De lo que no cabe duda es que entre los dos consiguieron excitar el juego, darle ese fuego que prevalece sobre las condiciones t¨¦cnicas y t¨¢cticas, que te agarra al asiento y te obliga a respirar y mirar el juego como en el tenis, con juego de cuello. Est¨¢ claro que ambos equipos quieren jugar bien y a veces lo consiguen: el Athletic con su ritmo trepidante, impulsado por la seda de Be?at y la profundidad, ayer excelente, de Ibai G¨®mez. Be?at dispara con silenciador y guantes; Ibai tira de ca?¨®n y a mansalva. El Betis, atrevido, con dos delanteros centro, Chuli y Molina, buscaba la espalda de la defensa como solo los carteristas saben moverse entre las multitudes. Pero ambos, como San Mam¨¦s est¨¢n en obras, sin terminar, con buena pinta, pero con m¨¢s maquillaje, a¨²n, que belleza natural. Y el gol,... el gol es un arte complejo: se tiene o no se tiene. Incluso teni¨¦ndolo a veces no llega y a veces llega sin avisar
ATHLETIC, 2 - BETIS, 1
Athletic: Iraizoz; Iraola, Gurpegi, San Jos¨¦, Laporte; Mikel Rico, Be?at; Susaeta (Muniain, m. 75), Ander Herrera (De Marcos, m. 70), Ibai G¨®mez (Iturraspe, m. 87); y Aduriz. No utilizados: Herrer¨ªn; Albizua, Mor¨¢n y Toquero.
Betis: G. Sara; Chica, Paulao, Amaya, Nacho; Matilla (Verd¨², m. 57), X. Torres; Juanfran, Chuli (Cedrick, m. 72), Sevilla (Lolo Reyes, m. 51); y Jorge Molina. No utilizados: Andersen; D¨ªdac, Jordi y Nosa.
Goles: 0-1. M. 63. Jorge Molina. 1-1. M. 73. De Marcos. 2-1. M. 82. San Jos¨¦.
?rbitro: Iglesias Villanueva. Amonest¨® a Chica, Paulao, Xavi Torres, Chuli, Aduriz.
Unos 35.000 espectadores en San Mam¨¦s.
No lleg¨® en ocho ocasiones del Athletic incomparables, de las que todo futbolista sue?a que alg¨²n d¨ªa le sucedan en el campo, incluido un penalti que Sara adivin¨® a Be?at, un futbolista que siempre hab¨ªa marcado en San Mam¨¦s... pero con el Betis. Al equipo de Pepe Mel, que nunca perd¨ªa en San Mam¨¦s, le lleg¨® m¨¢s que en una jugada en una jugarreta. Su cabezazo a centro de Reyes lo repeli¨® Iraizoz con reflejos como pudo y el bal¨®n le cay¨® al pie para cruzarlo a la red. A veces no hace falta buscar las cosas para encontrarlas, aparecen.
El Athletic estaba en pleno vendaval y el Betis lo sofoc¨® atizando el fuego, es decir, marcando un gol por sorpresa cuando el temporal parec¨ªa aconsejar m¨¢s guarecerse que exponerse a la tormenta. Porque el Betis no est¨¢ concebido para el miedo. Con sus pausas mira m¨¢s al bal¨®n que al cielo. Pero el Athletic tiene la tormenta en los genes. El gol le desat¨® la ira. Con De Marcos en el campo, Ibai G¨®mez, el h¨¦roe, el futbolista con el que so?ar¨¢ Chica (solo le vio el dorsal, nunca la cara), ten¨ªa el socio perfecto para que los nervios pusieran el coraz¨®n de San Mam¨¦s en un pu?o. Y De Marcos, el que siempre llega y al que la defensa nunca espera, caz¨® un centro de Be?at, como siempre, viniendo desde atr¨¢s y corriendo como quien est¨¢ a punto de perder el autob¨²s en su primer d¨ªa de trabajo.
Los de Valverde estaban en pleno vendaval cuando el Betis atiz¨® el fuego con un gol
El volc¨¢n estaba en erupci¨®n. O todo o nada. Y lleg¨® el todo cuando San Jos¨¦, el mejor (y quiz¨¢s ¨²nico) rematador de cabeza del Athletic caz¨® un centro del omnipresente Ibai G¨®mez en un despiste defensivo del Betis, agobiado por la numerosa presencia de rojiblancos en el ¨¢rea. M¨¢s que pantallas, aquello parec¨ªa una playa china. Y el m¨¢s alto caz¨® el bal¨®n al vuelo. Pero el todo pudo quedarse en poco. Jorge Molina, cuando al reloj se le acababa la cuerda, dispar¨® al poste. Ah¨ª el coraz¨®n de San Mam¨¦s se encogi¨®, tom¨® aliento y volvi¨® a respirar. A fin de cuentas tambi¨¦n Be?at e Ibai G¨®mez tuvieron como enemigo al larguero en la primera mitad.
Sobre esa alfombra casi reci¨¦n estrenada, el bal¨®n corri¨® con gusto: El Betis lo mandaba al espacio, el Athletic a la vertical, a los costados, a las alturas. El uno era audaz, el otro voraz. Y pudo el hambre, porque es m¨¢s inminente, aunque la situaci¨®n del Betis le obligaba a comer pronto. As¨ª que Pepe Mel trunc¨® su tradici¨®n de buenos resultados en la Catedral como si el nuevo campo le diera mal fario. Y Be?at rompi¨® su tradici¨®n de marcar. Pero era un partido alborotado al que le puso orden un gallo, Ibai G¨®mez, de pronto amo del corral, con Muniain en el banquillo.
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