Ancelotti y la pol¨ªtica
Nadie sali¨® peor parado del cl¨¢sico del Camp Nou que el italiano, que ha hecho carrera por varias v¨ªas diplom¨¢ticas

El f¨²tbol no congenia bien con el politiqueo, por m¨¢s que Carlo Ancelotti haya hecho carrera como entrenador bajo m¨¢s de un yugo del poder. Lleg¨® la hora del viaje al Camp Nou y el t¨¦cnico italiano ya no disimul¨®: Ramos fue su Pepe, un mourinhismo, una concesi¨®n a su tiritona, y Bale, su gui?o a la instituci¨®n. Doble fracaso, triple si se suma el del propio Ancelotti, que no meti¨® al Real Madrid en el partido hasta que se corrigi¨®, lo que le dej¨® en evidencia. Podr¨¢ tirar de alguna coartada ¡ªun m¨¢s que posible penalti a Cristiano¡ª, pero nadie sali¨® peor parado del cl¨¢sico que Ancelotti. ?l, solo ¨¦l, a partir de una alineaci¨®n de cortes¨ªas varias, condicion¨® el desatino de su equipo en el primer tiempo, donde no jug¨® nada, irreconocible, desnaturalizado, sin br¨²jula, sin ruta. No es que Ancelotti hubiera concretado alguna idea, sino que peg¨® un volantazo tal que el Madrid de repente se vio en Marte sin quererlo, sin que se sepa en qu¨¦ cree o no cree su m¨ªster.
Si a Ramos no le iba la repentina mutaci¨®n como mediocentro, a Bale le iba grande, muy grande, su titularidad en Barcelona. Y m¨¢s con el calzador de ariete, cuando es un velocista. Cuesta creer que en ese puesto pase por delante de Benzema o Morata. Ancelotti le meti¨® con f¨®rceps, sin que el gal¨¦s hubiera hecho m¨¦ritos para ello y sin que tampoco su f¨ªsico estuviera para una tarde de tron¨ªo. Lo mismo dio, en Barcelona el chico no dej¨® ni migas.
Despu¨¦s de querer jugar en muchos tableros, Ancelotti rectific¨® y el Madrid mejor¨® de forma notable con cada rectificaci¨®n. Illarramendi, Benzema y Jes¨¦ rescataron a su equipo, que fue otro, que se gan¨® como poco el empate. Era tarde, detalles al margen, se hab¨ªa entregado desde la alineaci¨®n. Eso s¨ª, al italiano, acierte o no, hay que reconocerle su sosiego, temple en el an¨¢lisis posterior, sin estridencias, sin desplantes ni victimismos, sin rajadas incendiarias. Un ventilador para la nueva serie de cl¨¢sicos de estos tiempos. Su colega Martino tampoco es de los que atizan la hoguera, es futbolero.
El t¨¦cnico italiano ha hecho carrera por varias v¨ªas diplom¨¢ticas
Mal maquillado el Madrid inicial, el Bar?a no tuvo mucha gracia. Martino, sin llegar a lo de Ancelotti, tambi¨¦n se alter¨® y sufri¨® un ataque intervencionista. Exili¨® a Bartra y por una vez, prescindi¨® de un extremo, ya fuera Alexis o Pedro, envid¨® con Cesc y Messi, rebajado, se alej¨® del mejor Messi, de la posici¨®n en la que ha gobernado con pu?o de hierro el f¨²tbol mundial. Neymar, participativo, no ret¨® lo suficiente a su marcador, se qued¨® en el papel de cumplidor y al Bar?a le cost¨® encontrar qui¨¦n marcara la diferencia. Salvo Iniesta, sin nadie que liberara al equipo desde lo individual, Martino se enmend¨®. En direcci¨®n contraria a Ancelotti, el Tata recul¨® mientras avanzaba el encuentro, hasta dar el carrete a los extremos que neg¨® de inicio y acabar con Song para bajar la persiana.
A diferencia del Madrid, el Bar?a todav¨ªa puede mover el mecano sin negociar el estilo. Mejor o peor plasmado, Xavi, Iniesta y compa?¨ªa intentan perpetuar el modelo. El formato se impone a su entrenador; el del Madrid de Ancelotti est¨¢ por ver. Y desde ayer es m¨¢s imprevisible todav¨ªa. Al auxilio de Martino es probable que acuda el mejor Messi, al socorro del italiano solo puede atender el propio italiano. Hoy, m¨¢s que nunca, debe imponer sus convicciones, sin otro ajedrez que el suyo. ?l, y nadie m¨¢s que ¨¦l, es el alineador. El f¨²tbol del Madrid en el segundo tiempo se lo dej¨® claro. Y no debi¨® ser una gran sorpresa para un entrenador con tanta experiencia.
En definitiva, como pod¨ªa intuirse, ambos entrenadores marcaron el devenir del cl¨¢sico. Sus equipos est¨¢n lejos del mejor plano y su mando marca el camino. El del Real Madrid, m¨¢s bacheado, m¨¢s politizado.
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