1973-1974: Una aventura m¨¢s que una competici¨®n (I)
La primera edici¨®n incluy¨® tres barcos de la Marina Real Brit¨¢nica y gan¨® el ¨²nico no europeo
Una regata alrededor del mundo, con escalas y asistencia t¨¦cnica, en una embarcaci¨®n con una tripulaci¨®n completa. As¨ª ser¨ªa la prueba deportiva m¨¢s larga, exigente y peligrosa hasta entonces conocida. Una aventura m¨¢s que una competici¨®n deportiva.
La idea fue concebida por Guy Pierce y Anthony Churchill poco despu¨¦s de terminar otra m¨ªtica regata, la Golden Globe Race, patrocinada por el diario brit¨¢nico Sunday Times. Una regata en solitario que result¨® un verdadero desastre, de los nueve barcos que tomaron la salida en 1968, solo uno, el Shuaili de Robin Knox-Johnston, acab¨® la regata despu¨¦s de casi un a?o (14 de junio de 1968 - 22 de abril de 1969)?. El fracaso de la Golden Globe, lejos de intimidar a los futuros participantes, aliment¨® las ganas por competir en el nuevo desaf¨ªo.
Nombre, nacionalidad y patrones de los 17 barcos de la primera edici¨®n
- Sayula II (Mexico) Ram¨®n Carlin
- Adventure (Reino Unido) Patrick Bryans ¨C Malcolm Skene ¨C George Vallings ¨C Roy Mullender
- Grand Louis (Francia) Andr¨¦ Viant
- Kriter (Francia) Jack Grout ¨C Michel Malinovsky ¨C Alain Gliksman
- Guia (Italia) Giorgio Falck
- Great Britain II (Reino Unido) Chay Blyth
- Second Life ( Reino Unido) Roddie Ainslie
- CSeRB ( Italia) Doi Malingri
- British Soldier (Reino Unido) James Mayatt
- Tauranga (Italia) Erik Pascoli
- Copernicus (Polonia) Zygfryd Perlicki
- 33 Export (Francia) Jean-Pierre Millet ¨C Dominique Guillet
- Otago (Polonia) Zdzislaw Pienkawa
- Peter von Danzig (Alemania) Rehinhard Laucht
- Pen Duick IV (Francia) Eric Tabarly
- Burton Cutter (Reino Unido) Leslie Williams ¨C Alan Smith
- Jakaranda (Sud¨¢frica) John Goodwin
200 millones lanzados por la borda
El reto de lanzar otra regata parecida y encontrar patrocinadores no fue tarea f¨¢cil. Dos a?os m¨¢s tarde, en 1971, en un pub en Portsmouth (Reino Unido), el almirante Otto Steiner, miembro de la Royal Naval Sailing Association, convencido de que la idea de Pierce y Churchill ten¨ªa potencial, y el coronel Bill Whitbread, perteneciente a una conocida familia de fabricantes de cerveza, establecen las normas de la que ser¨ªa la primera edici¨®n de la Whitbread Round the World.
La Marina Real Brit¨¢nica consider¨® la prueba como un inmejorable m¨¦todo para probar sus unidades; adem¨¢s asumir¨ªa el control operativo de la competici¨®n y ceder¨ªa su base en Portsmouth como puerto de salida. Sin embargo, fue el apoyo econ¨®mico de la firma cervecera Whitbread PLC la que facilit¨® poner en marcha la vuelta al mundo a vela, y anim¨® a participar a otros patrocinadores.
Una marca de vino espumoso, dos emisoras privadas de radio, un centro de estudios e investigaciones y otra conocida marca de cerveza, 33 Export, adem¨¢s de varios empresarios que pagaron de su bolsillo, invirtieron los 10 millones de pesetas que cada tripulaci¨®n gastar¨ªa en la regata. En total, casi 200 millones lanzados al mar por el placer de jugarse la vida, como dec¨ªa en su cr¨®nica el diario El Mundo Deportivo.
El esp¨ªritu de la Whitbread73
A mediod¨ªa del 8 de septiembre de 1973, en medio de un espectacular ambiente, m¨¢s de tres mil embarcaciones se hab¨ªan dado cita para presenciar el hist¨®rico inicio de la prueba. Por delante, m¨¢s de 27.000 millas n¨¢uticas (50.000 kil¨®metros) y siete meses de navegaci¨®n, con escalas en Ciudad del Cabo, Sidney y R¨ªo de Janeiro antes de volver a Reino Unido. Una flota de 17 veleros procedentes de siete nacionalidades -con esloras entre los 13 metros, el m¨¢s peque?o, y casi 25, el m¨¢s grande¨C, con 167 marineros, zarp¨® rumbo a Ciudad del Cabo (Sud¨¢frica) en la primera etapa.
Las tripulaciones estaban formadas por navegantes sin mucha experiencia atra¨ªdos por el deseo de aventura. Sin embargo, la mayor¨ªa de los patrones contaban con miles de millas navegadas. Como la organizaci¨®n de la regata surgi¨® de unas conversaciones en la Royal Naval Sailing Association, no es de extra?ar que las Fuerzas Armadas brit¨¢nicas tuviesen una nutrida representaci¨®n, con tres barcos participantes. A estos hab¨ªa que sumarles otras dos embarcaciones inglesas, el Burton Cutter y el Second Life, en la que los tripulantes pagaron 3.000 libras cada uno por la experiencia.
La Marina francesa estaba representada por Eric Tabarly, que ya era un h¨¦roe deportivo nacional, y el Pen Duick VI. Otras tres embarcaciones francesas estar¨ªan en la l¨ªnea de salida, junto con tres italianas, dos polacas, una alemana y una sudafricana. Y la ¨²nica no europea, el Sayula II.
La edici¨®n m¨¢s tr¨¢gica
El seguimiento de las embarcaciones en aquellos tiempos en los que no exist¨ªa la cobertura GPS era bastante complicado. Los barcos navegaban tomando rectas de altura (principales l¨ªneas de posici¨®n utilizada en navegaci¨®n astron¨®mica) con ayuda del sextante para poder situarse por estima sobre la carta n¨¢utica. No hab¨ªa partes meteorol¨®gicos y notificaban su posici¨®n por radio una vez a la semana, si ten¨ªan cobertura. El brit¨¢nico Roddy Ainslie, patr¨®n del Second Life, al terminar la primera etapa de la regata admiti¨® que la mayor¨ªa de las veces no ten¨ªan ni idea de en qu¨¦ situaci¨®n se encontraban.
La primera edici¨®n tambi¨¦n demostr¨® que sus dificultades pod¨ªan convertirse en tragedia. Tres navegantes cayeron al agua y perdieron la vida. Paul Waterhouse, un cabo del Ej¨¦rcito brit¨¢nico, cay¨® por la borda del Tauranga y desapareci¨® en el mar durante la segunda etapa de la regata; cuatro d¨ªas despu¨¦s, cuando la flota se enfrentaba a fuertes vientos y mar arbolada a 350 millas al oeste de las islas Kerguelen, los patrones del 33 Export, Dominique Guillet y Jean-Pierre Millet, decidieron cambiar la vela de proa por otra m¨¢s peque?a. Durante la maniobra, la embarcaci¨®n recibi¨® el golpe de una ola rompiente que escor¨® el barco hacia estribor, Guillet desapareci¨® de cubierta. En la tercera etapa, Bernie Hosking, miembro de la tripulaci¨®n de paracaidistas del Great Britain II, tambi¨¦n cay¨® al mar durante un cambio de vela, y la tripulaci¨®n no pudo rescatarlo tras m¨¢s de dos horas de b¨²squeda.
Por suerte, el cabo de Hornos, temido por todos, fue pasado con mar en calma. Solo uno de los barcos, el Second Life, tuvo que enfrentarse a una dura borrasca. Tres mujeres completaron las cuatro etapas en aquella primera edici¨®n, la polaca Iwona Pienkawa, a bordo del Otago, primera mujer en doblar el Cabo de Hornos, fue una de ellas; la italiana Zara Pascoli, en el Tauranga, y la brit¨¢nica Wendy Hinds, en el Second Life, tambi¨¦n lo hicieron.
Todo un ¨¦xito
Catorce barcos finalizaron la prueba que se inici¨® el 8 de septiembre de 1973, el Ketch, de 77 pies, Great Britain II, de Chay Blyth, fue el primero en cruzar la l¨ªnea de llegada, tras 144 d¨ªas. Pero la victoria en aquella primera edici¨®n fue para un barco m¨¢s peque?o, el mexicano Sayula II, un Swan de 65 pies (19,81 metros), patroneado por Ram¨®n Carlin, -tard¨® 152 d¨ªas, 22 horas y 30 minutos- que cruz¨® la l¨ªnea de llegada el 9 de abril de 1974.
Aunque, en tiempo real, el Sayula II no gan¨® ninguna etapa, Carlin, un multimillonario fabricante de electrodom¨¦sticos, de 50 a?os y navegante por placer, sin hacer alardes y con una tripulaci¨®n muy unida, se proclam¨® vencedor absoluto en tiempo compensado. Su triunfo fue una sorpresa.
El ¨¦xito que represent¨® que finalizaran 14 de las 17 embarcaciones consolid¨® la competici¨®n, que hoy se celebra cada tres a?os. Y como hace poco recordaba su director general, el noruego Knut Frostad, que tom¨® parte en cuatro ediciones, todo y nada ha cambiado en la competici¨®n oce¨¢nica m¨¢s importante del mundo. Y hoy, la esencia de la aventura permanece intacta: largas amarras sin saber lo que tendr¨¢s que afrontar, exactamente igual que ocurr¨ªa hace 40 a?os.
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