El ¡°lado oscuro¡± de Catar 2022
Amnist¨ªa Internacional denuncia que el pa¨ªs con la renta per c¨¢pita m¨¢s alta del planeta recurre al trabajo forzoso de inmigrantes para construir las infraestructuras del Mundial
Desde la ventana del dormitorio colectivo se ven los focos del estadio Al Khor. Sin embargo, el recinto, en el que se alojan varias decenas de obreros asi¨¢ticos, carece de electricidad y de las m¨ªnimas condiciones sanitarias. Sus ocupantes han pasado ocho meses sin cobrar salario alguno ni poder salir del pa¨ªs. Como ellos, muchos de los cientos de miles de trabajadores extranjeros llegados a Catar para construir las millonarias infraestructuras del Mundial de 2022 viven en condiciones atroces y sufren abusos laborales, seg¨²n denuncia Amnist¨ªa Internacional (AI) en un informe titulado El lado oscuro de la inmigraci¨®n: Atenci¨®n al sector de la construcci¨®n en Catar ante la Copa del Mundo.
Se explota de forma despiadada a miles de trabajadores¡±, se?ala un informe
¡°Ha sido horrible. No s¨¦ por qu¨¦ vine. Lo considero la peor etapa de mi vida. Mi padre se muri¨® y no pude ir a verle por ¨²ltima vez, a pesar de implorar [al responsable], llorar y echarme a sus pies¡±, cont¨® a los investigadores de AI un ciudadano indio de 31 a?os que trabajaba como supervisor de sistemas de ventilaci¨®n para Kranz Engineering.
Esa empresa ten¨ªa a 250 trabajadores subcontratados en la construcci¨®n de un campus en Ras Laffan. Los alojaron en Al Khor, cerca de uno de los estadios previstos para el Mundial. A partir de julio de 2012 dejaron de recibir su salario, al parecer porque la obra se prolongaba m¨¢s de lo previsto. Cuatro meses m¨¢s tarde, los obreros se plantaron e intentaron volver a sus pa¨ªses, India, Nepal y Sri Lanka. Pero estaban atrapados. La compa?¨ªa se neg¨® a devolverles los pasaportes, tramitarles el visado de salida y pagarles los billetes de regreso tal como estipulaban los contratos.
Los obreros han pasado ocho meses sin cobrar y sin poder salir del pa¨ªs
La situaci¨®n era desesperada. Sin enviar dinero a casa en meses, sab¨ªan que sus familias no pod¨ªan pagar los alquileres y en alg¨²n caso se hab¨ªan quedado en la calle. En febrero de este a?o, uno de los obreros, al que su prometida esperaba para casarse en marzo, amenaz¨® con suicidarse. La intervenci¨®n de AI y de la Comisi¨®n de Derechos Humanos logr¨® que la empresa accediera a liberarles. No se trata de un caso aislado.
¡°El Gobierno asegura que quiere proteger a los trabajadores. Hay algunas leyes que debieran protegerlos, pero no se cumplen¡±, denuncia James Lynch, uno de los autores del informe.
A veces, seg¨²n Lynch, el problema son las propias leyes. El sistema de patrocinio (kafala en ¨¢rabe) impide que los trabajadores cambien de empleo o salgan del pa¨ªs sin permiso de sus patrocinadores, compa?¨ªas abastecedoras de mano de obra o ciudadanos catar¨ªes que avalan a los trabajadores y los ceden a las empresas por un precio. Muchos de ¨¦stos confiscan los pasaportes mientras dura el contrato. El relator especial de la ONU para los derechos de los emigrantes, Fran?ois Crepeau, tambi¨¦n ha pedido la abolici¨®n de la kafala.
Amnist¨ªa ha documentado abusos habituales y generalizados de los inmigrantes, que ¡°en algunos casos constituyen trabajo forzoso¡±. A menudo, los obreros trabajan turnos de 12 horas siete d¨ªas a la semana, incluidos los seis meses de verano cuando las temperaturas superan los 45?C. Las medidas de seguridad son escasas (el a?o pasado hubo al menos un millar de ingresados por traumatismos en accidentes de trabajo, de los que un 10% quedaron incapacitados). Y las condiciones en que les alojan las empresas son atroces: hacinados, sin aire acondicionado y, en casos extremos como en el campamento de Al Khor, sin electricidad.
Amnist¨ªa dice que la seguridad es escasa y que viven hacinados e incluso sin luz
¡°Es sencillamente inadmisible que en uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo se explote de forma despiadada a tantos trabajadores migrantes, se los prive de su salario y se los aboque a intentar sobrevivir¡±, declar¨® Salil Shetty, secretario general de AI, con motivo de la presentaci¨®n del documento.
Catar, en la costa oriental de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga, es un pa¨ªs del tama?o de la provincia de Murcia y con apenas 250.000 ciudadanos de pleno derecho. En contrapartida, cuenta con unas gigantescas reservas de hidrocarburos, sobre todo de gas, que les proporcionan la renta per c¨¢pita m¨¢s alta del mundo seg¨²n Forbes, 88.222 d¨®lares (65.330 euros) en 2012. Pero para explotar esos recursos y hacer frente a las ambiciones de la familia gobernante, no le queda m¨¢s remedio que recurrir a la mano de obra extranjera.
Se calcula que la poblaci¨®n aumenta en 20 personas cada hora
Esa dependencia se ha hecho m¨¢s evidente desde que el emirato logr¨® hace tres a?os ser la sede del Mundial de 2022. La necesidad de construir una decena de grandes estadios, hoteles, medios de transporte y alojamientos para el personal de apoyo ha hecho que la poblaci¨®n se duplique hasta los dos millones de habitantes. Los extranjeros suponen el 94% de la fuerza laboral. La mayor¨ªa son obreros no cualificados procedentes de Asia. Y a¨²n no han empezado a construirse las principales infraestructuras.
¡°La poblaci¨®n aumenta en 20 personas por hora¡±, se?ala el secretario general de AI, lo que da una idea del ingente movimiento humano. ¡°Muchos migrantes llegan a Catar llenos de esperanzas, que se ven frustradas poco despu¨¦s. No hay tiempo que perder: el gobierno y las empresas deben actuar ya para poner fin a estos abusos¡±, pide Shetty.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.