El gol no entiende de n¨²meros

Un gol inesperado conseguido por un goleador inusual, -el artillero en cuesti¨®n solo lleva dos goles en Primera en cuatro temporadas-, para lograr una victoria sabrosa. Oier y Osasuna, los dos agraciados en la caza del gol, se llevaron los tres puntos de un g¨¦lido Zorrilla que dej¨® m¨¢s helado si cabe al Valladolid, incapaz de despertar en medio de Polo Norte y que empieza a tirar al Polo Sur de la Liga, all¨ª donde vive el calor que no consuela.

Lo consiguieron los navarros gracias al tanto de un defensa poco dado al arte de la definici¨®n. Jugar sin un nueve claro es una estrategia atrevida. M¨¢s que por la ausencia de una referencia fija, por la necesaria asociaci¨®n que provoca en los revoloteadores de la zona. Se ha de repartir el trabajo entre varios jugadores, para que as¨ª, nunca sea el mismo quien lo ejecute y resulte m¨¢s complicado adivinar los movimientos. Esa es la teor¨ªa, la parte que muestra la pizarra, aunque despu¨¦s sea la hierba la que hable con un tono m¨¢s elevado. Osasuna sali¨® sin nueve porque no lo ten¨ªa, no porque quisiera utilizar una figura fantasma que volviera majara a la defensa del Valladolid. Con Oriol Riera sancionado, pocas posibilidades m¨¢s tienen los navarros en ataque. Es dif¨ªcil mantener el tipo cuando se te atraviesa el gol, y mucho m¨¢s jug¨¢rtelo cuando las cosas se tuercen. Por no hablar de que el gol poco entiende de n¨²meros y eufemismos.

Por eso intent¨® Javi Gracia que entre tres jugadores consiguieran lo que habitualmente ha de trabajarse solo uno. Armenteros, Roberto Torres y De las Cuevas formaron el tri¨¢ngulo de ataque. Del tercero apenas hubo noticias, si acaso alg¨²n grito al vac¨ªo en la segunda parte. Los dos primeros dejaron verse en alg¨²n momento. Pero con solo dos tercios de gol, no se consigue un gol.

El Valladolid, por el contrario, dispone de un delantero centro al uso como Javi Guerra, aunque le falten ayudantes alrededor. Solo Ebert, capaz de generar peligro por s¨ª mismo, se suma al ataque con intenci¨®n de finalizar la jugada. Ni Bergdich ni Larsson asoman todo lo que deber¨ªan. As¨ª que en esas, el juego de los pucelanos se vuelve previsible, pues siempre ha de acabar de la misma manera. Mov¨ªan el bal¨®n los locales de un lado para el otro, con mucho pase perdido y recuperaci¨®n por el camino, se?al de que las ideas van por delante de su ejecuci¨®n, cuando deber¨ªa ser al rev¨¦s.

Dos remates de Cejudo y Dami¨¢ bien repelidos por Mari?o fueron el bagaje ofensivo de Osasuna en la primera mitad. Gracias a dos jugadas hilvanadas por bajo, -ah¨ª residi¨® otra de las contraindicaciones de la ausencia de Riera-, los navarros trataron de roer la ordenada defensa del Valladolid. El equipo de Juan Ignacio Mart¨ªnez tiene intenci¨®n de jugar el bal¨®n, con velocidad, sin necesidad de recrearse demasiado en su traslado, aunque todav¨ªa no le ha conseguido encontrar la mejor manera de llevarlo a cabo.

Intentaron los locales entrar por la banda izquierda, donde Marc Bertr¨¢n tuvo m¨¢s trabajo del habitual, precisamente por la falta de un apoyo en la marca. Con Pu?al en el centro del campo en lugar de Raoul Loe, Javi Gracia adopt¨® el control del bal¨®n como la mejor manera de evitar cualquier susto, aunque ello conllevase una notable p¨¦rdida de velocidad a la hora de abordar el ataque.

Con el paso del tiempo el empate parec¨ªa un mal menor para Osasuna y un nuevo engorro para el Valladolid, que solo ha conseguido una victoria como local hasta el momento. Javi Guerra tuvo dos ocasiones para batir a Andr¨¦s, pero el portero murciano aguant¨® bien el mano a mano con el delantero el la primera y vio como el remate desviado de la segunda ocasi¨®n a la salida de un c¨®rner se perd¨ªa por encima del larguero. Pero como el gol es algo que no responde a ning¨²n inter¨¦s concreto, Oier, que hab¨ªa entrado en lugar de Roberto Torres, cabece¨® a la red un centro desde la izquierda de Lolo. Porque s¨ª, porque no es necesario tejer una red de tres para que al final el bal¨®n entre en la porter¨ªa. As¨ª encontr¨® Osasuna el gol cuando parec¨ªa haberlo dado por perdido. Y el Valladolid, que lo persigui¨® con algo m¨¢s de insistencia, se qued¨® con las ganas.