El oto?o sin fin de Ryan Giggs
"Eterno ser¨¢ el verano tuyo¡±. William Shakespeare, soneto 18.
El f¨²tbol se mofa de nuestros intentos de imponer orden en el caos de la vida. Pero lo seguimos intentando. Las cr¨®nicas de los partidos suelen ofrecer un buen ejemplo. Equipo x gan¨® a equipo y porque defendi¨® mejor, presion¨® m¨¢s, demostr¨® mejor actitud y tal. El papel del azar, igual de determinante que cualquiera, mejor obviarlo. Preferimos olvidar que en el f¨²tbol, como en todo, estamos a la merced de factores que ni controlamos, ni entendemos. Preferimos creer que el m¨¦rito tiene su recompensa, que hay justicia divina, que al final se impone la l¨®gica y -s¨ª, por favor- que existen grandes e irrefutables verdades.
Una que nos hemos querido creer ¨²ltimamente ha sido que el f¨²tbol alem¨¢n domina la tierra, que la Bundesliga es donde mejor se juega. Otra es que la liga inglesa es internamente muy competitiva pero le falta el plus de calidad necesario para vencer a los mejores equipos europeos. Otra m¨¢s, esta temporada, es que el Manchester United est¨¢ en pleno declive, que no ha podido superar la salida de su legendario entrenador, Alex Ferguson. Hay muy pocos observadores inteligentes del f¨²tbol que no hayan compartido estas tres premisas.
Giggs no deber¨ªa estar en el oto?o de su carrera, sino en el invierno, muerto como futbolista. Pero el sol no deja de brillar sobre su gloriosa carrera
Hasta que, de repente, se nos cae el edificio encima con un resultado absolutamente inexplicable. Esta semana el United, sexto en la Premier league, venci¨® al Bayer Leverkusen, segundo en la Bundesliga, 0-5. No en un amistoso; en la m¨¢xima competici¨®n europea, la Liga de Campeones. No en Manchester; en Leverkusen, ciudad donde inventaron la aspirina, ciudad cuyos dolidos habitantes pocas veces habr¨¢n tenido m¨¢s necesidad del alivio que ofrece la famosa pildorita. Vivieron un terremoto; se sacudi¨® lo que ellos y todos los dem¨¢s pens¨¢bamos ser el orden natural de las cosas.
OK. Solo fue un resultado. Y es verdad que solemos caer en la arriesgada tentaci¨®n de extraer grandes conclusiones de lo ocurrido en el ¨²ltimo partido. Todo parte de nuestra rid¨ªcula pero constante necesidad de racionalizar los misterios de la vida. Pero como m¨ªnimo hay que reconocer que, en el f¨²tbol como en todo, hay m¨¢s preguntas que respuestas.
Los equipos alemanes m¨¢s potentes no son m¨¢quinas, son tan vulnerables y humanos como los dem¨¢s. Lo cual nos obliga a repensar la certeza general de que hab¨ªamos entrado en un per¨ªodo de inexorable hegemon¨ªa alemana, y a ponderar si la Premier, contra todo pron¨®stico, acabar¨¢ siendo la liga m¨¢s fuerte. En cuanto al Manchester United, que jug¨® contra el Leverkusen sin su gran estrella, Robin van Persie, puede que no sea tan mediocre y desordenado como parec¨ªa e incluso, qui¨¦n sabe, que podr¨ªa volver a ser candidato a todos los t¨ªtulos.
Claro, en el caso de que el United y el Leverkusen se volvieran a ver las caras en esta Champions, no roza la locura proponer que el resultado podr¨ªa salir al rev¨¦s, con una victoria 5 a 0 de los alemanes. Lo cual servir¨ªa para constatar una vez m¨¢s que nadie sabe nada, o que sabemos mucho menos de lo que deseamos creer que sabemos.
Un portero puede jugar al m¨¢ximo nivel hasta los 40, e incluso un defensa puede. Pero un jugador cuyo juego se ha basado en la velocidad, extremo¡ sobran palabras
Y por si hay alguien que insiste en creer, pese a todo, que el f¨²tbol se puede reducir a f¨®rmulas universales, ?c¨®mo explicar que el mejor jugador del Leverkusen-United, el patriarca del centro del campo, fue Ryan Giggs? Si se hubiera disputado el partido hace 20, 15, 10 o incluso cinco a?os lo podr¨ªamos haber llegado a comprender. Pero Giggs cumpli¨® 40 a?os el viernes y el mi¨¦rcoles por la noche no s¨®lo jug¨® todo el partido sino que en el minuto 88 dio el pase magistral que condujo al quinto gol de su equipo. Un portero puede jugar al m¨¢s alto nivel, en casos muy excepcionales, hasta los 40; hay precedentes, a¨²n m¨¢s excepcionales, de que un defensa puede. Pero un jugador cuyo juego se ha basado en la velocidad, que ha jugado de extremo izquierdo la mayor parte de su carrera, que haya sido esta semana a esa edad la figura determinante en una de las victorias m¨¢s devastadoras y sorprendentes del United a lo largo de todo su historial europeo, pues¡ sobran palabras.
Hay que rendirse ante la evidencia de que el f¨²tbol es capaz incluso de derrotar a las leyes de la naturaleza. Giggs no deber¨ªa estar en el oto?o de su carrera, deber¨ªa estar en el invierno, muerto como futbolista. Pero el sol no deja de brillar sobre su gloriosa carrera. Y no hay nadie que lo entienda.
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