Un ca?onazo y un pase

Con m¨¢s de medio equipo formado por suplentes, el Atl¨¦tico cerr¨® su brillante primera fase con otra victoria. Nadie esperaba esa soltura con que ha resuelto la liguilla, sobrado hasta el punto de haberse hecho con el pase y el liderato del grupo a falta de dos jornadas. No es balad¨ª el asunto de otra victoria con una alineaci¨®n con mitad de titulares, mitad de secundarios, porque el Oporto sali¨® con todo y necesitaba la victoria para aspirar a seguir en competici¨®n a la espera de lo que hiciera el Zenit en Viena.

De ese grupo de los no habituales empleado por Simeone hay que sacar a Ra¨²l Garc¨ªa, titular indiscutible si al f¨²tbol se jugara con 12. El gol de ayer le define en su m¨¢xima expresi¨®n. No estaba el Atl¨¦tico c¨®modo cuando recibi¨® un bal¨®n en el lateral derecho del ¨¢rea de Helton. Se gir¨® y desparram¨® un zurdazo seco, un ca?onazo que tron¨® en medio de una noche g¨¦lida. Un bal¨®n y un gol tan contundente y concreto como su juego. Como este Atl¨¦tico, tambi¨¦n dibujado en otra acci¨®n de Ra¨²l Garc¨ªa. Un saque largo de Aranzubia, un toque r¨¢pido de Gabi para el navarro y este, tambi¨¦n a un toque, sac¨® un pase al espacio para Diego Costa, al que Helton le sac¨® el remate con la puntera derecha cuando se hab¨ªa vencido a la izquierda.

Se top¨® el Oporto de frente con la din¨¢mica ganadora que envuelve al equipo de Simeone, capaz de resistir tres balones en las maderas de Aranzubia, un penalti en contra detenido por el meta e irse al descanso con dos goles de ventaja en sendos latigazos. El segundo tanto lo hizo Diego Costa en lo que fue la mejor acci¨®n de ?liver en todo el partido. Fue un pase en profundidad da?ino por la geograf¨ªa en la que cay¨®, entre la espalda de los centrales y Helton, driblado por Costa antes de marcar. Estaba el foco puesto en ?liver por las palabras de su entrenador, exigi¨¦ndole m¨¢s de lo que da. Jug¨® primero a la derecha y despu¨¦s en la izquierda. El chico sufre en la banda, con menos panorama y la necesidad de bascular y apretar en defensa porque esas premisas son innegociables. As¨ª que choc¨® y jug¨® como pudo. No estuvo muy all¨¢ en el pase y perdi¨® algunos balones en los que trat¨® de driblar. No le queda m¨¢s remedio a ?liver que tratar de poner todo su talento en hacerse un interior desequilibrante, a ser posible en vertical. Ser¨¢ dif¨ªcil verle en el medio, donde se siente m¨¢s seguro, pero la estructura del equipo no le da cabida ah¨ª. Si no se hace importante en la banda, tendr¨¢ dif¨ªcil jugar, ya no de titular, sino tambi¨¦n de ser utilizado como recambio para variar los partidos. La jugada del gol posiblemente es una de ese quiero m¨¢s que le pide su entrenador. Un pase de gol en l¨ªnea recta, una conexi¨®n r¨¢pida en la transici¨®n defensa-ataque cuando el equipo est¨¢ replegado. Un mazazo para el Oporto, que hab¨ªa estrellado antes dos balones en el larguero con sendos cabezazos de Jackson Mart¨ªnez y Varela. Tambi¨¦n Josu¨¦ hab¨ªa desperdiciado un penalti que forzaron Aranzubia e Insua al no entenderse. La tercera madera fue un remate de Jackson que dio en la base del poste tras tocar el bal¨®n en la bota de Alderweireld.

Con los dos goles de ventaja, Simeone decidi¨® dar descanso en el intermedio a Costa, que est¨¢ que lo corre todo en cuanto divisa algo de verde por delante. Entr¨® Villa con ganas de gol, pero sin v¨ªas. Y a la hora se retir¨® ?liver, saludado cari?osamente por su entrenador y Germ¨¢n Burgos, y aplaudido por la grada. No le van a regalar minutos porque hay otros jugadores que tambi¨¦n los demandan.

Sin m¨¢s historia, con el partido cerrado, el Oporto volvi¨® a estrellar el bal¨®n en el poste, desesperado ya ante un equipo que no necesit¨® grandes cosas para imponerse. Le bast¨® el trabajo de siempre, la contundencia de Ra¨²l Garc¨ªa y un pase en profundidad para que Costa siguiera saliendo a gol por partido en la Champions.