La ternura del Schalke 04
El Schalke es un equipo con j¨®venes talentos en busca de orden y consistencia
El bombo de Nyon albergaba pocos equipos m¨¢s tiernos que el Schalke 04, si acaso hab¨ªa uno. El rival del Madrid es uno de tantos equipos alemanes que re¨²nen buenos jugadores al abrigo de un excelente estadio, con una afici¨®n populosa y apasionada. Tambi¨¦n es, junto con el Dortmund, uno de los grandes clubes de la cuenca industrial del Ruhr, y eso le asegura clientela y audiencia. Pocos lugares en Europa concentran m¨¢s amor por el juego que esta vieja regi¨®n minera en donde languidece la industria pesada. Las grandes f¨¢bricas se han empeque?ecido pero perviven las masas de trabajadores en proceso de reconversi¨®n con su invariable afici¨®n por los colores. El Schalke posee ese gran patrimonio cultural y econ¨®mico pero, a diferencia del Dortmund, no es un equipo consolidado. Le falta afirmarse, se desordena, suele interpretar mal los partidos y no acaba de aprovechar a sus mejores talentos. Que haya encajado 28 goles en 16 partidos de la Bundesliga revela un estado de precariedad.
Los equipos desorganizados suelen exhibir defensas que aparentan ser peores de lo que realmente son. Hildebrand es un portero experto pero en el contexto del Schalke se muestra inseguro, casi tanto como el meta titular Ralf Fahrmann. Los centrales, Howedes, Matip, o Papadopoulos, por ejemplo, no parecen m¨¢s firmes, y los laterales, Uchida y Fuchs, son proclives a profundizar pero cierran mal. Neust?dter, el medio centro, no siempre da abasto en las coberturas. El t¨¦cnico, Jens Keller, suele formar con un 4-2-3-1, y este esquema parece ser lo m¨¢s seguro de su ideario. M¨¢s all¨¢ del dibujo proliferan las dudas. Sobre todo a la hora de plantear grandes partidos.
Prince Boateng, la gran estrella del equipo, es el hijo pr¨®digo que regresa a sus or¨ªgenes
El cruce del Schalke con el Chelsea en la fase de grupos fue una demostraci¨®n de ingenuidad. No es un secreto que el Chelsea sufre cuando le ceden el bal¨®n y le niegan los espacios, pero el Schalke se empecin¨® en controlar el juego a partir del bal¨®n y desplegarse, dejando una gran pradera a la espalda de sus centrales. El resultado fue un 0-3 en Alemania y un 3-0 en Londres.
Prince Boateng, la gran estrella del equipo, es el hijo pr¨®digo de la Bundesliga que regresa a su origen. Su potencial le permite jugar lo mismo de nueve que de volante central junto a Neust?dter o Jones. ?ltimamente se le ve aparecer por cualquier parte, en cualquier momento, s¨ªntoma del perfil atrabiliario que ha mostrado el equipo. Adem¨¢s de Farf¨¢n, el notable extremo derecha peruano, en la plantilla destacan dos de los j¨®venes m¨¢s interesantes de la nueva escuela alemana. Uno es Max Meyer, el segunda punta, h¨¢bil para moverse entre l¨ªneas. El otro es Julian Draxler, el enganche, que suele jugar tirado al costado izquierdo. Las mejores cosas que le pasaron al Schalke en los partidos de la liguilla coinciden con la participaci¨®n de estos futbolistas en la jugada.
El mayor d¨¦ficit del equipo alem¨¢n quiz¨¢s se descubra en la punta del ataque. All¨ª brillaba el goleador Klaas-Jan Huntelaar hasta que se lesion¨® la rodilla derecha. Le operaron y lleva meses en v¨ªas de recuperaci¨®n. Aunque los medios locales pronostican un regreso a los entrenamientos en enero, no est¨¢ claro que pueda recuperar su mejor nivel para medirse al Madrid. Sin Huntelaar el Schalke perdi¨® una referencia que adem¨¢s le brindaba mucho gol.
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