El tenso sue?o del Racing

Desde el curso pasado, llegado el minuto 13, es norma en El Sardinero que los asistentes se giren hacia el palco y dirijan una airada protesta contra el presidente, ?ngel Lav¨ªn, extensible a todo aquel que le acompa?e en esa zona del estadio. Les consideran los culpables del deterioro institucional y el hundimiento deportivo del Racing en los ¨²ltimos a?os. En realidad, las quejas vienen de antes y contin¨²an despu¨¦s de ese simb¨®lico minuto, que coincide con el a?o del centenario del viejo club c¨¢ntabro. La tensi¨®n se ha instalado entre los due?os del club y la afici¨®n. En la plantilla, aunque lo intenten, aseguran ser incapaces de abstraerse de la atmosfera. Pero nunca han contribuido a la protesta, por mucho que la compartan o digan entenderla en privado. Hasta ayer. Los jugadores, a la mayor¨ªa de los cuales se les adeudan tres n¨®minas ¡ªcuatro al cuerpo t¨¦cnico¡ª dijeron basta. Y se plantaron. Literal. Durante los primeros 20 segundos del partido se quedaron como estatuas. Una imagen con la que quisieron reivindicar su trabajo. Una estampa que quedar¨ªa empa?ada en la segunda parte cuando un grupo de radicales intent¨® asaltar el palco de El Sardinero.

Sobre el c¨¦sped, el partido reflej¨® el pundonor de un equipo que mantiene vivo el sue?o de la Copa a base de casta. Fue la ¨²nica v¨ªa por la que el Racing consigui¨® amarrar un empate en un partido que se le puso cuesta arriba en la primera parte. Un destello sirvi¨® para poner por delante al Almer¨ªa. Enganch¨® Corona el bal¨®n fuera del ¨¢rea y con un gran remate ajust¨® el esf¨¦rico a la izquierda del palo de Dani Sotres.

Lo que sucedi¨® fuera del campo fue el reflejo de la insostenible situaci¨®n que vive el Racing. La Gradona, el sector m¨¢s incondicional de la afici¨®n racinguista, recibi¨® de espaldas el encuentro. Hab¨ªan descendido de la tribuna, donde han sido relegados por supuestos motivos de seguridad despu¨¦s de una invasi¨®n pac¨ªfica hace un par de semanas para protestar precisamente por los impagos a los jugadores. Hasta ah¨ª todo transcurri¨® tranquilo. La situaci¨®n se desbord¨® mediada la segunda parte. Despu¨¦s de una frustrada invasi¨®n de campo, un grupo de seguidores recorri¨® medio campo para asaltar el palco, donde se encontraba Lav¨ªn y tambi¨¦n el presidente del Almer¨ªa, Alfonso Garc¨ªa, que no daba cr¨¦dito a lo que ocurr¨ªa. Se vivieron momentos muy tensos entre el grupo de radicales que alcanz¨® los asientos de la zona noble, los miembros de seguridad del estadio y los guardaespaldas del propio presidente del Racing. Insultos, amenazas, lanzamientos de objetos... Un sinsentido que empa?aba todas las protestas anteriores.

Casi al mismo tiempo en que se produc¨ªan los incidentes en la grada de El Sardinero, a unos metros de ah¨ª, en el c¨¦sped, Kon¨¦ lanzaba un pase hacia David Concha. El chaval cogi¨® el guante y con un remate cruzado bat¨ªa a Ustari. El Racing segu¨ªa vivo en la Copa. Los jugadores, los mismos que pese a llevar meses sin ver un duro en su n¨®mina dentro de una semana recorrer¨¢n 1.200 kil¨®metros en autob¨²s para tratar de emular la haza?a del Pizju¨¢n, ten¨ªan claro a qu¨¦ parte de la grada mirar al terminar el partido. A esa que les lleva apoyando durante meses.