Gol de Cristiano

No importa si es el mejor o no, porque de ello solo le separa como mucho el escal¨®n que cada curso disputa con Messi, una distancia m¨ªnima a gusto del consumidor. Lo relevante es que Cristiano se ha hecho un grande por encima del f¨²tbol y ya no necesita apelar a las supuestas envidias que destilaban, seg¨²n ¨¦l, su herc¨²leo cuerpo y su infinita chequera. Del Cristiano altivo e infantil al Cristiano m¨¢s terrenal, al que engrandeci¨® su premio con unas l¨¢grimas solo ahogadas por las de su madre, presente en la sala. Un golazo por su parte, una muestra inequ¨ªvoca de que bajo la apariencia de estos presuntos fantoches de p¨²rpura hay latidos que los acercan a la peatonal. En verdad, con todo lo malo, nunca fue una estrella de hojalata.
Cristiano ha ido dejando de ser un fantasma caprichoso hasta llegar a su momento cumbre, el actual
El descorche humano y sincero de Ronaldo le entroniza muy por encima del galard¨®n recibido, tan cuestionable como todos los premios, un teatrillo de la FIFA y sus corbatas que permite al mundo del f¨²tbol abrir otro partido a final de a?o, un debate para tertulias infinitas muy propias de esta sociedad empecinada en encontrar al mejor por encima de lo mejor. Con su hijo a cuestas, Cristiano dej¨® en Z¨²rich una imagen para el recuerdo, el p¨®ster de un h¨¦roe emotivo, la divinidad mortal.
Poco a poco, Cristiano ha ido dejando de ser un fantasma caprichoso hasta llegar a su momento cumbre, el actual, en el que se ve a un futbolista astral y lo que es a¨²n m¨¢s encomiable, a una persona cada vez m¨¢s cuajada. En realidad, por fin ha aflorado ante todo el mundo el ni?o de Madeira hecho a s¨ª mismo, el hombre que llevar¨¢ siempre con merecido orgullo el inmenso salto desde los subterr¨¢neos de su infancia, el genio que por muy genio que sea parece haber comprendido que ese cord¨®n umbilical es imperecedero, que le conviene no olvidarlo jam¨¢s. Por fin, Cristiano ha desfilado por la pasarela sin sentirse objeto de una conspiraci¨®n, con su presidente en primera fila, con sus rivales al frente del aplauso. Y, por suerte, con Blatter calladito. Ejemplar en la victoria, Ronaldo ya sabe que tambi¨¦n se puede ser un referente en la derrota, como hicieron Messi y Sandro Rosell, que le felicitaron de inmediato.
M¨¢s que un reconocimiento deportivo individual, dio la impresi¨®n de que a Cristiano, al que parec¨ªa no faltarle de nada, resulta que le obsesionaba un trofeo: el cari?o popular. Ya lo tiene. Se lo hab¨ªa ganado de largo en el campo, pero ah¨ª votan los afiliados de sus equipos. Desde los fastos en Suiza es muy probable que, por un intermedio al menos, muchos se hayan quitado la camiseta para reconocer al futbolista de coraz¨®n abierto. Lo que no hizo la FIFA con Eus¨¦bio, que mereci¨® mucho m¨¢s plano del que le concedieron. Por fortuna, el premio a Cristiano de alguna manera le hizo justicia. Ambos portugueses brotaron de los arrabales. Jam¨¢s lo olvid¨® la Pantera Negra y bien lo sabe su gran sucesor. Un compatriota que ayer estuvo a la altura de Eus¨¦bio y se comport¨® como lo mejor. Qui¨¦n es el rey, que si Messi, que si Cristiano, es una discusi¨®n tan eterna como est¨¦ril. Esta vez le toc¨® a Cristiano, al buen Cristiano.
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