La t¨¢ctica puede con la tradici¨®n

Las t¨¢cticas, a veces, pueden superar tradiciones tales como que en un partido de cuartos de final de Copa, en la ida, el equipo local, de inicio, se dedique a esperar al visitante en su campo. Nada de esos tradicionales arreones que se suponen en los primeros compases de una eliminatoria. Es el f¨²tbol calculado para el marcador en su m¨¢xima expresi¨®n. Leg¨ªtimo, pero aplacador de esas emociones cl¨¢sicas que se esperan de un duelo copero. Con el solitario gol de God¨ªn, todo queda para San Mam¨¦s. Al menos, all¨ª, s¨ª estar¨¢ asegurado el pedigr¨ª de la competici¨®n con todos sus ingredientes emocionales. La Copa pide a gritos que se dispute a partido ¨²nico para que no solo las semifinales y la final la eleven.

Las gradas del Vicente Calder¨®n, semivac¨ªas, pese a que se enfrentaban dos cl¨¢sicos de la competici¨®n, tampoco destilaron un ambiente de eliminatoria. Ni las alineaciones de uno y otro entrenador apuntaban a una competici¨®n que tengan como prioritaria. En el Atl¨¦tico, con algo tan importante en juego, no se le recodaba a Simeone en este curso una alineaci¨®n sin cuatro de sus titulares. En el Athletic, Valverde dej¨® fuera a Iraizoz, Susaeta y Aduriz.

Donde ya no entran las pizarras es en el sentimiento del futbolista, que se agita con peque?as batallas. Y eso fue lo que anoche levant¨® algo un partido que empez¨® insulso, excesivamente acad¨¦mico por parte del Athletic y bajado de revoluciones por parte del Atl¨¦tico. Eso le permiti¨® al equipo de Valverde dominar de inicio, aunque sin contundencia ofensiva. As¨ª que brot¨® un duelo que se jug¨® a tirones, con poca continuidad, rescatado por fogonazos, porque al final, esos chispazos recuerdan que se est¨¢ compitiendo. En esas condiciones, nadie se maneja como el Atl¨¦tico.

Un c¨®rner sacado por Koke que se pase¨® por delante de la l¨ªnea de gol, una volea f¨¢cil que a Ander Herrera se le fue alto, un disparo lejano de Diego Costa al que vol¨® Herrer¨ªn y un par de acciones subterr¨¢neas del propio Costa hicieron que el duelo creciera en intensidad, que, por alg¨²n lado, asomara la tensi¨®n y la sensaci¨®n de que hab¨ªa algo en juego. Porque hubo momentos horrorosos por parte de uno y otro equipo. Sin precisi¨®n en el pase, con descoordinaci¨®n en los movimientos cuando uno y otro intentaban combinar. Solo esa intensidad que fue aumentando en la medida que se dieron escaramuzas animaron la fr¨ªa noche.

En esa din¨¢mica, las mejores ocasiones las produjo el Atl¨¦tico, que necesita muy poco para hacer da?o. Capaz de convertir cualquier bal¨®n suelto en una ocasi¨®n, Koke divis¨® un desmarque de Adri¨¢n y le puso el bal¨®n para que se viera las caras con Herrer¨ªn. Levant¨® la cabeza Adri¨¢n antes de definir, como mandan los libretos, pero el meta del Athletic desvi¨® el disparo con el empeine de su bota izquierda. Crecido en intensidad, fue God¨ªn el que rubric¨® una jugada muy del manual del Atl¨¦tico al borde del descanso. Tras un rechace en una jugada a bal¨®n parado hubo un cambio de direcci¨®n hacia la derecha donde aguardaba Koke con su guante. La comba la remat¨® God¨ªn con uno de esos testarazos incontestables y contundentes de central de toda la vida.

Puede que guiado por la excelente forma f¨ªsica con la que llegaba el Athletic, Simeone decidiera dosificar a Gabi, Arda y Villa. Puede que fuera uno de esos partidos que el t¨¦cnico argentino suele decir que contienen varios. Lo cierto, es que cuando el capit¨¢n reemplaz¨® a Guilavogui en el descanso, el Atl¨¦tico se compact¨®. Hay mucha diferencia entre lo que aporta Gabi y el mediocentro franc¨¦s, correcto posicionalmente, pero sin el nervio guerrero del capit¨¢n para empujar la presi¨®n arriba. Como tambi¨¦n hay distancia entre lo que aportan Arda y el Cebolla Rodr¨ªguez, tan insistente como realmente poco da?ino. Ah¨ª, el que no es dudoso es Diego Costa, por encima de que marque o no. ?l solo con sus desmarques y sus trifulcas, amenaz¨® al Athletic y transmiti¨® la sensaci¨®n de un Atl¨¦tico m¨¢s dominador en el segundo tiempo, m¨¢s copero. Un remate de Alderweireld, que se escap¨® por poco en el descuento, pudo aumentar una ventaja que el Atl¨¦tico puede echar de menos en San Mam¨¦s.