Vallecas se entrega al Atl¨¦tico

En los aleda?os del estadio, varios centenares de personas, ataviadas con gorras rojas, protestaban por el cierre de la planta de Coca-Cola. Mientras, en el interior, retumbaba el estruendoso Ace of Spades de Mot?rhead. Territorio duro Vallecas, donde no sobra un gramo de ingenuidad, pero poco correspondido por su equipo anoche por todas las concesiones que le hizo al Atl¨¦tico. Un gol regalado y un penalti desperdiciado en menos de 15 minutos. Demasiado para poder competir desde esa osad¨ªa plausible que pregona Paco J¨¦mez. El Atl¨¦tico se dio un paseo por Vallecas, invitado por un rival con la guardia baja, endeble atr¨¢s, que transmiti¨® la sensaci¨®n de que un simple pase largo a la espalda de Tito y Sa¨²l pod¨ªa descabalgarle del partido.

Asegura el t¨¦cnico rayista que su equipo pierde muchos partidos sin necesidad de que el contrario tenga que hacer m¨¦ritos porque cometen errores infantiles en zonas prohibidas. As¨ª fue una vez m¨¢s. Esta vez fue con un simple saque de puerta. Rub¨¦n le entreg¨® la pelota a Baena y a este le temblaron las piernas ante la presi¨®n de Villa, que se hizo con el bal¨®n y se lo entreg¨® a Diego Costa. El hispano-brasile?o se la devolvi¨® al asturiano para que este marcara a placer. No fue casualidad esa presi¨®n arriba del Atl¨¦tico, trabajada durante toda la semana. Es com¨²n que Simeone ordene ese agobio arriba con los equipos que tratan de salir jugando desde atr¨¢s para obligarles a jugar en largo. Siente que su equipo es incontestable en el juego a¨¦reo y en las segundas jugadas. En esas estaba el partido cuando se produjo ese error de Baena. Con los dos equipos jugando en largo. Y en esas tambi¨¦n transitaba el juego cuando Bueno corri¨® a una pelota larga, se enred¨® en la carrera con Manquillo y el colegiado se?al¨® penalti. Lo lanz¨® Jonathan Viera muy mal. Poco ajustado para un portero de la envergadura de Courtois, que una vez adivinado el lugar hacia el que vencerse le sobr¨® estirada para repeler el disparo. Ha reiterado Simeone durante estos ¨²ltimos d¨ªas, tras el inocente penalti cometido por Juanfran contra el Sevilla, que los detalles ser¨¢n decisivos. Su portero tuvo uno que termin¨® por hundir al Rayo, al que ya solo le qued¨® ese orgullo irreverente de irse hacia arriba con todo, y Trashorras, uno de esos futbolistas que entienden tanto el juego desde el pase que en cada uno que da suele mejorar la jugada. Con todo, padeci¨® el Rayo ese marcharse sin ligaduras al ¨¢rea de Courtois. Primero con una contra que Villa le dej¨® de tac¨®n a Diego Costa y el remate de este lo repeli¨® Rub¨¦n, igual que el rechace que empalm¨® posteriormente Sosa. Esas dos paradas calmaron en cierta medida a la grada, que despu¨¦s del error en el gol la tom¨® con el meta.

Donde ya no pudo hacer nada Rub¨¦n fue en el segundo tanto. Un bal¨®n larg¨® de Villa puso a la carrera y hombro con hombro a Diego Costa con Nacho. La carrocer¨ªa del hispano brasile?o fue determinante, meti¨® el hombro, sac¨® de punto al menudo lateral rayista y cedi¨® el bal¨®n a Sosa, que en un gesto de generosidad, le regal¨® el gol a Arda, que marc¨® a puerta vac¨ªa. Solo un error de Villa en la salida de una contra, meti¨® al Rayo en el partido durante un par de minutos. Entre Larrivey y Trashorras marearon a la defensa del Atl¨¦tico hasta que Bueno fusil¨® a Courtois. Poco le dur¨® al equipo de Paco la esperanza porque una falta botada por Sosa la prolong¨® Sa¨²l para el segundo palo donde Arda solo tuvo que empujar la pelota. Sosa, titular por primera vez en Liga, altern¨® buenas acciones con otras poco recomendables en el libreto de su entrenador, tales como arriesgar en el regate cuando el equipo est¨¢ saliendo. Tambi¨¦n fue titular Koke, al que Simeone ten¨ªa previsto darle descanso, pero Tiago, que ven¨ªa una lesi¨®n muscular, sinti¨® molestias en el calentamiento y decidi¨® no arriesgar.

No ces¨® el Rayo en su empe?o de, al menos, de amenazar al Atl¨¦tico con un partido a dos porter¨ªas. Llas subidas de Filipe Luis le hicieron mucho da?o. En una de sus subidas lleg¨® hasta la l¨ªnea de fondo para que Costa rematara, aunque finalmente el ¨¢rbitro registr¨® en el acta que el gol hab¨ªa sido de Sa¨²l en propia puerta. Con su manera de golpear el bal¨®n, el hispanobrasile?o no acaba de encontrar la eficacia que tuvo en la primera mitad del campeonato.

Con cada equipo a lo suyo, el Rayo, a defender su estilo sin perder la cara y el Atl¨¦tico a contragolpear, Larrivey hizo el 2-4 con un cabezazo contundente. Los dos goles, de alguna manera, premiaron ese af¨¢n por atacar y atacar, igual que los cuatro goles encajados castigaron una ingenuidad que no se estila en Vallecas. Al menos, en sus calles.