La paciencia del goleador
Diego Costa y Aduriz esperaron su momento en el partido, uno ca¨ªdo a la banda y otro de nueve cl¨¢sico
Como la bajada de un r¨ªo hasta su desembocadura, el ambiente copero de Bilbao se fue trasladando con cadencia continua del casco viejo a los aleda?os del nuevo San Mam¨¦s. Pocas ciudades viven la Copa como Bilbao, donde para el Athletic y su hinchada la competici¨®n es una especie de grial con el que se identifica gran parte de su mejor historia. Centenares de seguidores locales se dieron cita en el hotel de concentraci¨®n de su equipo para acompa?arlo hacia su nueva Catedral. La ac¨²stica, a¨²n con un fondo por terminar, es infernal en un recinto que asisti¨® a un duelo intenso, con toda la carga competitiva que se preve¨ªa en la disputa de cada espacio y cada bal¨®n. La intensa y fina lluvia que calaba a jugadores y empapaba la hierba tambi¨¦n colaboraba a dibujar un paisaje copero cl¨¢sico.
La lesi¨®n de Filipe Luis cambi¨® los planes t¨¢cticos de Simeone
Desde que Mateu Lahoz se?al¨® el inicio se pas¨® a un duelo trepidante que en menos de un minuto coloc¨® a Diego Costa frente a Herrer¨ªn tras un despeje orientado de Koke en el centro del campo. El hispoano-brasile?o, bajo los focos tras las trifulcas del partido de ida, levant¨® la cabeza antes de tratar de colocar la pelota con el interior de su bota derecha. Herrer¨ªn reaccion¨® metiendo un pie que evit¨® que la eliminatoria acabara nada m¨¢s empezar el partido. Varios ojeadores de clubes ingleses que est¨¢n tras los pasos del delantero han empezado a cuestionarse cu¨¢l es su verdadera dimensi¨®n ante el gol ante esa sequ¨ªa que se prolongaba para su desesperaci¨®n. Hasta anoche llevaba ya ocho partidos sin marcar, aunque sus desmarques siguen siendo muy da?inos. Tambi¨¦n su capacidad para aguantar el bal¨®n y su brega.
La lesi¨®n de Filipe Luis cambi¨® los planes del Atl¨¦tico. Simeone decidi¨® adoptar el mismo esquema que contra el Barcelona en la Supercopa. Pas¨® del 4-4-2 a jugar con un 4-5-1, con Costa ca¨ªdo a la banda derecha y Ra¨²l Garc¨ªa solo en punta.
De ese cambio de dibujo, m¨¢s conservador, emergi¨® el mejor Athletic y por oposici¨®n Aduriz, el nueve del ¨¢rea de enfrente. Si el Atl¨¦tico trataba de estirarse por el costado de Costa, el ariete del Athletic ejerci¨® de nueve de toda la vida en este tipo de partidos. Supo tener paciencia en el ¨¢rea para esperar que la producci¨®n de centros desde los costados de su equipo aumentara y se afinara. En pleno acoso, al borde del descanso, Balenziaga dibuj¨® una rosca perfecta desde la izquierda y Aduriz se elev¨® por encima de God¨ªn para picar la pelota abajo y junto al poste. El centro, el remate y el octavo gol de Aduriz en lo que va de curso fueron tan cl¨¢sicos como el escenario y el desempe?o de los jugadores para dirimir una cita brutal en ritmo y tensi¨®n.
Explot¨® el nuevo San Mam¨¦s, confiado en una remontada que es costumbre desde el primer bal¨®n que rod¨®. Ah¨ª tambi¨¦n estall¨® Courtois, con una gran parada a otro espectacular cabezazo de Aduriz y a sendos remates de Mikel Rico e Iraola.
Simeone, temiendo una avalancha, volvi¨® a cambiar el dibujo, y recoloc¨® a Diego Costa arriba con Ra¨²l Garc¨ªa. Otro que, como Aduriz, supo esperar su momento despu¨¦s de haber bregado en solitario con los centrales durante casi todo el primer tiempo. Caz¨® un rechace en el ¨¢rea y lo empal¨® con ese golpeo de bal¨®n ante la porter¨ªa que en el vestuario dicen que solo supera Villa. Y de ese dibujo tambi¨¦n, paciente para matar a la contra, reapareci¨® Diego Costa para recuperar el gol, silenciar un estadio al que quit¨® la condici¨®n de invicto y volverlo a encender con su andar cansino cuando fue sustituido y aplaudido desde la banda por Simeone.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.