Mucha intenci¨®n y poco f¨²tbol
Getafe y Valladolid empatan (0-0) un partido feo y con muchas imprecisiones, que termin¨® con pitada para los locales
Se anularon mutuamente Getafe y Valladolid porque ambos equipos transitan en un estado cercano a la apat¨ªa en el que las ideas no terminan de salir del cascar¨®n. En un partido feo, sin demasiado ritmo y con ocasiones contadas, el empate a cero result¨® una apuesta segura los dos. Un reparto de puntos que no por justo deja de ser escaso, m¨¢s aun cuando se pretende cambiar una tendencia nada satisfactoria.
El Getafe quiso utilizar a Diego Castro para encontrar la salida del laberinto defensivo que propuso el Valladolid. Solo el gallego pareci¨® capaz encontrar alg¨²n hueco libre en medio de una defensa que conced¨ªa poco espacio cerca del ¨¢rea de Mari?o. Rukavina fue una sombra constante para Castro, aunque el yugoslavo no pudo tapar un centro que Ciprian caz¨® de cabeza dentro del ¨¢rea. Su remate se top¨® con el cuerpo de Mitrovic, en la que fue la mejor ocasi¨®n de los azulones en la primera mitad.
GETAFE, 0; VALLADOLID, 0
Getafe: Moy¨¢; Arroyo, Lisandro, Rafa, Roberto Lago; Borja, M¨ªchel (Gavil¨¢n, m. 80); Pedro Le¨®n, Lafita (Sarabia, m. 57), Diego Castro; Ciprian. No utilizados: Codina, Vigaray, Juan Rodr¨ªguez, Colunga, Lacen.
Valladolid: Mari?o; Rukavina, Rueda, Mitrovic, Pe?a; Rubio, Rossi (Valdet Rama, m. 78), Larsson (Manucho, m. 74); V¨ªctor P¨¦rez (Sastre, m. 86), Omar y Javi Guerra. No utilizados: Jaime, Baraja, Valiente, Bergdich.
?rbitro: Mart¨ªnez Munuera. Amonest¨® a Roberto Lago, Pe?a, Lisandro, Javi Guerra, Rukavina.
Colis¨¦um Alfonso P¨¦rez. Unos 4.500 espectadores. Se guard¨® un minuto de silencio en memoria de Luis Aragon¨¦s.
Si el Getafe bailaba al son de Castro, Juan Ignacio Mart¨ªnez volvi¨® a dar alas a las piernas de Larsson, y a confiar en el acierto y la colocaci¨®n de Javi Guerra. La movilidad de sueco en el costado derecho ayud¨® a la incorporaci¨®n de Rossi y V¨ªctor P¨¦rez, dos jugadores que destacan por su golpeo de bal¨®n y que obligaron a estirarse a Moy¨¢ en varias ocasiones. Esa capacidad para terminar las jugadas evit¨® el contragolpe de los de Luis Garc¨ªa, que decidi¨® no contar de inicio con Sarabia, el especialista en ejecutarlos.
Con tanta idea preconcebida y tanta elaboraci¨®n confusa, el partido cay¨® en un quiero y no puedo y adem¨¢s no me sale. Rara vez el bal¨®n circul¨® por piernas amigas en m¨¢s de tres intercambios. Ninguno de los dos equipos acert¨® a imponer su guion. El partido entr¨® por momentos en una impasse de pel¨ªcula sin ritmo, por m¨¢s que hubiera alg¨²n susto de por medio. Como el que dio a sus compa?eros Mari?o al calcular mal el bote de un bal¨®n en largo que termin¨® por pasarle por encima de la cabeza.
Un remate de cabeza de Javi Guerra tras un mal despeje de Moy¨¢ provoc¨® un peque?o se¨ªsmo en el Colis¨¦um, donde la afici¨®n silb¨® a varios de sus jugadores. Pedro L¨¦on, desconectado durante todo el partido, recibi¨® alguna que otra reprimenda de la grada. Y es que la apat¨ªa del Getafe combina mal con el escaso pero ruidoso p¨²blico que a pesar del fr¨ªo acompa?¨® al equipo en la grada.
Aprovech¨® esa falta de pulso el Valladolid, especialmente por medio de Rukavina, que pis¨® campo rival en varias ocasiones para colgar el bal¨®n a un Javi Guerra al que la soledad volvi¨® a atrapar en medio de la defensa del Getafe. No sali¨® finalmente el delantero espa?ol en el mercado de invierno, a pesar de haber recibido ofertas desde Inglaterra. Su figura resulta trascendental para el equipo de Juan Ignacio Mart¨ªnez, por m¨¢s que en partidos como el de hoy brille por el trabajo sucio (pelear balones por alto, proteger el bal¨®n hasta la llegada de sus compa?eros, generar espacios a su espalda), que por disparar a porter¨ªa. Con la entrada de Manucho el Valladolid quiso terminar de controlar el juego a¨¦reo, una baza en la que el Getafe se mueve sin demasiada estabilidad.
Sin embargo, un disparo desde fuera del ¨¢rea de Diego Castro que se top¨® con el poste pudo desnivelar el partido cuando ya se hab¨ªa cumplido el tiempo reglamentario. No fue as¨ª y los pitos del Colise¨²m reflejaron el descontento de una afici¨®n que no empatiza con un equipo para el que la apat¨ªa es m¨¢s que una compa?era pasajera.
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