Iniesta ilumina a un Bar?a de f¨¢bula
La generosidad del Rayo Vallecano posibilita la goleada de un equipo azulgrana especialmente art¨ªstico y coral y bien rematado por todos sus delanteros
La gent blaugrana, y muchos turistas tambi¨¦n, regresaron al Camp Nou; el l¨ªvido Iniesta se puso rojo de tantos piropos como salieron de la tribuna de prensa; Messi igual¨® a Ra¨²l (228) y super¨® a Di St¨¦fano en la lista de goleadores hist¨®ricos de la Liga, a¨²n lejos de los 251 de Zarra; incluso reapareci¨® Neymar, ausente desde el 16 de enero, cuando era presidente Rosell, y se marc¨® un golazo; y el Rayo siempre ha sido el Rayo, para lo bueno y para lo malo: un saco de goles para el inventario del renacido Bar?a.
Hay pocos rivales m¨¢s agradecidos que el Rayo. Asegura la diversi¨®n del hincha y posibilita la mejor versi¨®n de los equipos finos y t¨¦cnicos como el Bar?a, hoy personificado en Iniesta. Aprietan muy arriba los muchachos de J¨¦mez, dispuestos a discutir incluso la posesi¨®n, y aceptan el intercambio de tiros, un ejercicio atrevido, temerario o suicida, depende de qui¨¦n juzgue la contienda. El Rayo cae bien en el Camp Nou porque permite goles tan exquisitos como los que meti¨® el Bar?a nada m¨¢s comenzar el partido.
Barcelona, 6 - Rayo Vallecano, 0
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦, Puyol (Mascherano, m. 69), Adriano; Cesc, Busquets, Iniesta; Alexis, Messi (Tello, m. 74) y Pedro (Neymar, m. 61). No utilizados: Pinto; Jordi Alba, Song y Afellay.
Rayo Vallecano: Rub¨¦n; Arbilla (Tito, m. 41), Z¨¦ Castro, Sa¨²l, Mojica; Ra¨²l Baena, Trashorras; Rochina, Bueno (Jonathan Viera, m. 62), Falque; y Larrivey (Longo, m. 72). No utilizados: Cobe?o; Galeano, Adri¨¢n y Lass.
Goles: 1-0. M. 1. Adriano. 2-0. M. 36. Messi. 3-0. M. 53. Alexis. 4-0. M. 56. Pedro. 5-0. M. 68. Messi. 6-0. M. 88. Neymar.
?rbitro: Mart¨ªnez Munuera. No hubo amonestados.
Camp Nou: 74.517 espectadores.
La pelota sali¨® de los pies de Vald¨¦s y acab¨® en la punta de la bota derecha del lateral izquierda, reconvertido en extremo, despu¨¦s de una combinaci¨®n tan exquisita como vertiginosa y precisa en la que intervinieron por igual los defensas (Piqu¨¦), como los volantes (Busquets) y los interiores-delanteros (Iniesta). Adriano busc¨® el v¨¦rtice del ¨¢rea y lav¨® su remate de rosca, ayer raso y duro, junto al poste derecho de Rub¨¦n: 1-0. Minuto 1.
La efectividad de Adriano contrast¨® despu¨¦s, durante un rato, con la falta de punter¨ªa de los puntas: remataron a la madera Pedro y Messi y se perdi¨® ante el portero Alexis. Los azulgrana abrieron el campo y enfilaron sin parar al Rayo. Intensos en la recuperaci¨®n, atacaban dulcemente a partir del comp¨¢s de Iniesta. ?nicamente faltaba el punto final, una suerte discutida en el Bar?a.
El partido era en cualquier caso tan entretenido que el barcelonismo se divert¨ªa por igual con las llegadas espor¨¢dicas del Rayo, muy bien resueltas por Vald¨¦s, que con la metralleta del Barcelona. Nadie reparaba ya en la alineaci¨®n sorprendente de Martino. El t¨¦cnico mand¨® a la grada a los canteranos (Montoya, Bartra y Sergio Roberto) y junt¨® a Puyol con Piqu¨¦. No hay tiempo para concesiones sino que se imponen ejercicios de realismo con la llegada de la Champions.
La afrenta del Rayo ayud¨® a que el Bar?a se reencontrara finalmente con el 2-0. Arbilla perdi¨® la bola en la divisoria, interceptada por Cesc, y el pase interior del centrocampista habilit¨® al gatillo del 10, que pic¨® el bal¨®n sin parar sobre la salida del arquero, de manera solemne, a c¨¢mara lenta, para que el Camp Nou se pudiera recrear con el 2-0. Paco J¨¦mez decidi¨® sustituir a Arbilla cuando la pelota ni siquiera hab¨ªa besado la red de Rub¨¦n. As¨ª de fulgurante pareci¨® la reacci¨®n del t¨¦cnico ante la pausa del remate de Messi.
Los goles fueron cayendo en la reanudaci¨®n porque el f¨²tbol tuvo por fin continuidad en el Bar?a. Iniesta repart¨ªa caramelos sin parar: un regate, un taconazo, un delicado pase interior, un control orientado, un sombrero, una croqueta, m¨¢s artista que nunca. El toque suave y delicado del excelso manchego mezcl¨® estupendamente con la voracidad de Messi, de nuevo desequilibrante y goleador ¡ªseis tantos en los ¨²ltimos cuatro encuentros¡ª, temido por su explosividad y cambio de ritmo, resguardado sin rechistar por Martino camino de Manchester. Igual de importante fue Piqu¨¦, por la facilidad con la que le dio salida al cuero, hasta sobresali¨® Vald¨¦s con sus paradas y se repitieron las asistencias de Cesc.
La actuaci¨®n del Barcelona fue al final tan coral que marcaron tambi¨¦n Pedro y Alexis. A una funci¨®n tan estupenda desde el punto de vista azulgrana solo le faltaba el gol del reaparecido Neymar, que lleg¨® a ¨²ltima hora, cuando el partido estaba a punto de acabar, despu¨¦s de una jugada espectacular por la conducci¨®n y el tiro que arm¨® antes de entrar al ¨¢rea del abatido Rub¨¦n. El chico se volvi¨® loco en la celebraci¨®n: no pareci¨® irreverente con el Rayo sino feliz con el Bar?a. Los aficionados volvieron a practicar la dichosa ola despu¨¦s de ser sorprendidos a su llegada con una nueva encuesta de cariz electoral. La hinchada ten¨ªa ganas de abrazar de nuevo al Bar?a, otra vez reconocible por su juego de billar, solidario, fluido y sutil, creativo y tambi¨¦n efectivo, como es l¨®gico despu¨¦s de desplegarse a partir de Iniesta. Los muchachos de Martino se pusieron en forma antes de viajar a Inglaterra. El equipo de Pellegrini ser¨¢ mucho m¨¢s exigente que el Rayo, que permiti¨® ver a un Bar?a de f¨¢bula.
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