Brasil juega con fuego
Nunca un pa¨ªs tuvo tanto tiempo para organizar un Mundial, pero la FIFA hace sonar las alarmas A 116 d¨ªas del partido inaugural, la mitad de los estadios de f¨²tbol siguen en obras El m¨¢s retrasado es el de Curitiba, donde jugar¨¢ Espa?a, que puede quedar excluido el martes
En el verano m¨¢s c¨¢lido de la ¨²ltima d¨¦cada en Curitiba, un grupo de aficionados al f¨²tbol busca la sombra de un ¨¢rbol para ponerse al d¨ªa y tomar caldo de ca?a de az¨²car con el que aliviar el calor de m¨¢s de 30 grados. El tema central de su conversaci¨®n es la construcci¨®n del Arena da Baixada, el estadio que acumula m¨¢s retrasos de los 12 que acoger¨¢n este verano el Mundial en Brasil y cuyo futuro como sede est¨¢ en el aire. En medio del ruido incesante de sierras y gr¨²as, la conversaci¨®n se centra necesariamente en el ritmo de las obras. Uno de los m¨¢s optimistas ha notado esta semana m¨¢s celeridad, y apuesta: ¡°Estar¨¢ listo a tiempo¡±.
Pero el debate sobre el estado de las infraestructuras en Curitiba sobrepasa el barrio de Agua Verde, donde se levanta el estadio en el que deber¨ªa jugar Espa?a. Por una raz¨®n u otra tiene en vilo a esta ciudad de 1,8 millones de habitantes. En el trayecto entre el aeropuerto y el Arena da Baixada, un gran puente sin terminar domina el paisaje. Conos de se?alizaci¨®n desv¨ªan el tr¨¢fico que se enreda entre m¨¢quinas y tractores. ¡°Hay que lidiar con esas complicaciones¡±, se resigna el taxista.
Los habitantes de las otras ciudades sede le dan vueltas al mismo dilema. ?Todo va a estar a punto el 12 de junio? El sentimiento en la poblaci¨®n es que se han producido pocos cambios desde 2007, cuando el pa¨ªs fue proclamado sede del torneo. Han pasado siete a?os y la mitad de los estadios est¨¢n a¨²n sin acabar. ¡°Es la primera vez que un pa¨ªs tiene tanto tiempo para organizar un Mundial, y va con retraso¡±, se lament¨® la pasada semana el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en la revista France Football.
La elecci¨®n de 2007 no solo pon¨ªa a prueba la capacidad de Brasil para organizar un gran evento deportivo internacional, sino que el pa¨ªs tambi¨¦n asum¨ªa la responsabilidad de confirmar su condici¨®n de potencia emergente. Sustentado por un crecimiento econ¨®mico superior al 5%, Brasil ten¨ªa tiempo suficiente para prepararse dentro y fuera de los estadios. ¡°Queremos dejar un legado de mejor¨ªa en las condiciones de vida de nuestro pueblo¡±, se compromet¨ªa el entonces presidente, Luiz In¨¢cio Lula da Silva. Siete a?os despu¨¦s, a 116 d¨ªas del partido inaugural, faltan por entregar 5 de los 12 estadios cuya construcci¨®n, adem¨¢s, ha consumido m¨¢s dinero del previsto, mientras la lista de proyectos para mejorar la movilidad urbana, que iban a formar parte del legado prometido, se ha ido desinflando. El entusiasmo cay¨® en la misma proporci¨®n que la euforia por la econom¨ªa. Desde mayo de 2012, el presupuesto para las infraestructuras de transporte se ha recortado de los 11.500 millones de reales (3.450 millones de euros) hasta los 8.020 millones (unos 2.400 millones), seg¨²n datos del Sindicato de Arquitectura e Ingenier¨ªa (Sinaenco).
Tras un ultim¨¢tum, Curitiba contrat¨® a 300 obreros de refuerzo que se sumaron al millar que ya trabajaban
Porto Alegre, en el sur, bati¨® el r¨¦cord de proyectos que quedaron arrumbados en la cuneta en espera de tiempos mejores. En S?o Paulo, como en Manaos, el monorra¨ªl, por ejemplo, se sali¨® del programa. En la lista de ca¨ªdos est¨¢ tambi¨¦n el tren bala entre S?o Paulo y R¨ªo de Janeiro que figuraba en los discursos oficiales. Se programaron mejoras en 13 aeropuertos, con una inversi¨®n de m¨¢s de 6.000 millones de reales (unos 1.760 millones de euros). Ya se han aplazado dos proyectos y otros van retrasados.
El secretario ejecutivo del Ministerio de Deporte, Luis Manuel Fernandes, afirm¨® a EL PA?S que el Gobierno no tiene dudas de que todas las obras consideradas ¡°esenciales¡± est¨¢n o estar¨¢n terminadas antes del campeonato. Y a?ade que las que no se terminen ser¨¢n absorbidas por el Programa de Aceleraci¨®n del Crecimiento (PAC) del Gobierno federal. ¡°Brasil es un pa¨ªs en desarrollo, con carencias en infraestructura. Acoger el Mundial y los Juegos Ol¨ªmpicos nos da la oportunidad de acelerar las obras que Brasil necesita, y que sin esos eventos se tardar¨ªa m¨¢s en implementar¡±.
Los gastos disparados de los estadios son el combustible que puede incendiar de nuevo las calles de Brasil en el Mundial, como ya ocurri¨® el pasado a?o durante la celebraci¨®n de la Copa Confederaciones de la FIFA, cuando miles de ciudadanos enfurecidos por la subida del transporte p¨²blico tomaron las calles. Lemas como ¡°Por el Mundial, no cedo¡± o ¡°Quiero dinero para salud y educaci¨®n¡± pueden volver a las gargantas ciudadanas justo tres meses antes de las elecciones presidenciales y legislativas. La presidenta Dilma Rousseff cuenta con una amplia ventaja en los sondeos de intenci¨®n de voto, pero el Gobierno federal no quiere correr el riesgo de que las protestas da?en electoralmente la imagen de la Administraci¨®n.
El c¨¢lculo m¨¢s conservador de los gastos del Mundial apunta a un total de 25.500 millones de reales (7.700 millones de euros), en un pa¨ªs que a¨²n se esfuerza para ofrecer servicios p¨²blicos de calidad. De ese total, 14.000 millones se atribuyeron a inversiones y pr¨¦stamos del Gobierno central; 7.800 millones, a los Estados; y solo 3.700 millones, a la iniciativa privada. Las entidades p¨²blicas patrocinan el 85% de los gastos, seg¨²n datos del Sinaenco.
Solo las obras de construcci¨®n o reforma de los 12 estadios superaron los 8.000 millones de reales (2.400 millones de euros), sobrepasando el presupuesto de Alemania (2006) y Sud¨¢frica (2010) juntas. En 2010, la previsi¨®n era gastar cerca de 5.500 millones de reales, un 45% menos. Y esas cantidades podr¨ªan aumentar a medida que el torneo se aproxime. La propia elecci¨®n de las 12 sedes ¡ªtras una candidatura inicial con 18 ciudades¡ª contrari¨® a la FIFA, que nunca escondi¨® su preferencia por no m¨¢s de 8 o 10 ciudades, en un pa¨ªs de 8,5 millones de kil¨®metros cuadrados.
Entre los estadios que a¨²n no se han entregado se encuentra el que acoger¨¢ la propia apertura del torneo, el d¨ªa 12 de junio: el Arena Corinthians, en S?o Paulo. Tampoco est¨¢n listos el Arena da Baixada, en Curitiba; el Arena Amazonia, en Manaos; el Arena Pantanal, en Cuiab¨¢, y el Beira-Rio, en Porto Alegre. Los retrasos se achacan a dificultades financieras o diferentes huelgas para reivindicar mejores salarios o condiciones de seguridad. Siete personas ya han muerto en las obras: cuatro en Manaos, dos en S?o Paulo y otra en Brasilia. En Manaos, capital del Estado de Amazonas, murieron dos obreros el mismo d¨ªa, uno de ellos en plena madrugada, al caer desde una altura de 35 metros mientras trabajaba en la instalaci¨®n de la iluminaci¨®n del estadio.
La FIFA hab¨ªa fijado el 31 de diciembre como plazo final para la entrega de los estadios para el Mundial. Por eso la conclusi¨®n de las obras del Arena das Dunas, en Natal, el pasado 22 de enero, despu¨¦s de estar rodeado de incertidumbre todo el a?o anterior, se convirti¨® en una fiesta que cont¨® con la presencia de la presidenta Rousseff. Fue el primer estadio en terminarse. Los otros seis que ya est¨¢n listos son los que acogieron la Copa Confederaciones el a?o pasado: el Maracan¨¢, en R¨ªo de Janeiro; el Mineir?o, en Belo Horizonte; el Estadio Nacional de Brasilia (Man¨¦ Garrincha); el Arena Pernambuco, en Recife; el Castel?o, en Fortaleza, y el Fuente Nueva, en Salvador.
El director ejecutivo del Comit¨¦ Organizador Local (COL) del Mundial, Ricardo Trade, destacaba a EL PA?S en noviembre la importancia de que los estadios estuviesen acabados en el plazo marcado por la FIFA. ¡°As¨ª tendremos tiempo para realizar torneos de prueba para que la operaci¨®n durante el Mundial sea como los aficionados, las delegaciones y la prensa merecen¡±, dijo entonces, antes de que la realidad diera al traste con la planificaci¨®n.
El secretario ejecutivo del Ministerio de Deporte, Luis Fernandes, tambi¨¦n habla de legado porque se est¨¢n ¡°construyendo estadios modernos y sostenibles¡±. El de Brasilia, la capital brasile?a, ser¨¢ el estadio m¨¢s caro. Con capacidad para poco m¨¢s de 70.000 espectadores, el Man¨¦ Garrincha cost¨® 1.400 millones de reales (427,5 millones de euros), duplicando el presupuesto inicial de 696 millones (212 millones). All¨ª el legado est¨¢ ampliamente cuestionado. La regi¨®n carece de cualquier tradici¨®n futbol¨ªstica, y no posee equipos en las primeras dos divisiones nacionales.
Brasilia, que no tiene equipos en las dos divisiones nacionales, tendr¨¢ las instalaciones deportivas m¨¢s caras
Pero el caso de Manaos es el m¨¢s emblem¨¢tico. Pr¨®ximo a la frontera con Colombia, Per¨² y Venezuela, la ciudad est¨¢ distante casi 2.000 kil¨®metros de cualquier equipo de la Primera Divisi¨®n brasile?a. El Arena Amazonia acoger¨¢ solo cuatro partidos de la primera fase; entre ellos, el duelo entre Italia e Inglaterra, pol¨¦mico por las declaraciones del t¨¦cnico ingles, que tem¨ªa el clima caliente y h¨²medo de la ciudad y dijo que preferir¨ªa caer en el grupo de la muerte del Mundial antes que jugar all¨ª. El sorteo le concedi¨® ambos regalos.
Su legado ser¨¢ seguramente el de miles de asientos vac¨ªos. El ¨²ltimo campeonato amazonense reuni¨®, de media, menos del 2% de las 44.000 plazas de su aforo. El juez Sabino Marques, del Tribunal de Justicia de Amazonas, lleg¨® a sugerir incluso que el estadio podr¨ªa servir de c¨¢rcel despu¨¦s del Mundial. La sugerencia fue inmediatamente rechazada por la asociaci¨®n que representa a los abogados en el Estado recordando el ¡°determinante motivo de su construcci¨®n (...), as¨ª como su legado al deporte local y a la ciudad¡± de Manaos.
Curitiba lucha ahora casi al l¨ªmite contra la amenaza de ser borrada de la lista de sedes del Mundial. El tiempo se le acaba. El pr¨®ximo martes, 18 de febrero, la ciudad debe pasar el examen definitivo para convencer a la FIFA de que su estadio puede estar listo para el torneo. Esa es la fecha l¨ªmite fijada por el secretario general de la FIFA, el exentrenador franc¨¦s J¨¦r?me Valcke, despu¨¦s de que hace un mes, en su ¨²ltima inspecci¨®n a la ciudad, viera desilusionado que ¡°no solo el estadio est¨¢ muy atrasado; adem¨¢s, est¨¢ lejos de cualquier buen cronograma de entrega para la FIFA¡±.
El estadio era considerado el m¨¢s moderno del pa¨ªs en la d¨¦cada pasada. All¨ª juega el Atl¨¦tico Paranaense, entrenado por el espa?ol Miguel ?ngel Portugal. Pero deb¨ªa someterse a una renovaci¨®n para poder asumir los criterios de la FIFA, unas obras estancadas por continuos problemas de financiaci¨®n.
Tras el ultim¨¢tum lanzado por Valcke en su inspecci¨®n, se contrat¨® a cerca de 300 trabajadores de refuerzo que se sumaron al millar que ya estaban en el tajo. Los trabajos han progresado hasta el punto de que la FIFA se va a llevar ¡°una gran sorpresa¡±, advierte el secretario municipal del Mundial en Curitiba, Reginaldo Cordero. ¡°El c¨¦sped se ha completado, 15.000 asientos est¨¢n ya instalados y el lunes se acabar¨¢n los trabajos de cobertura¡±, dice. El 90% de la instalaci¨®n estaba acabada a principios de febrero.
En la organizaci¨®n del Mundial son muchos los organismos con competencias, y Curitiba ha sufrido especialmente el griter¨ªo de la multiplicidad de voces. El Gobierno federal, el del Estado de Paran¨¢, el municipal, la Arena CAP ¡ªla empresa creada por el Atl¨¦tico Paranaense para supervisar el proyecto¡ª han cambiado de modelo. Con el anterior, la CAP meti¨® a 40 empresas a trabajar en el estadio actuando en ¨¢reas espec¨ªficas, en vez de que una o m¨¢s empresas de gran tama?o asumieran la labor de coordinaci¨®n.
Las Administraciones y el Atl¨¦tico Paranaense tambi¨¦n han tenido que ponerse de acuerdo para solicitar una nueva y urgente refinanciaci¨®n. Hasta ese momento ha habido muchos malentendidos p¨²blicos sobre el tama?o de la responsabilidad que cada uno de los organismos ten¨ªa en las obras. La expectativa ahora es que se liberen m¨¢s de 65 millones de reales (20 millones de euros) a finales de este mes para que el calendario actual para la conclusi¨®n del estadio, a finales de abril, sea cumplido y no se acumulen m¨¢s retrasos.
Pero si la amenaza de exclusi¨®n lanzada por la FIFA se concretara, la alternativa ser¨ªa distribuir los partidos que iban a jugarse en el estadio entre las otras 11 sedes. Eso, sin embargo, causar¨ªa trastornos en la planificaci¨®n de las selecciones, en el hospedaje de las aficiones y, por supuesto, en la venta de entradas, que ya ha comenzado. No hay otros estadios en el pa¨ªs construidos o reformados seg¨²n los est¨¢ndares que la FIFA exige para un Mundial.
Y como no pod¨ªa ser de otra manera, la atm¨®sfera en Curitiba es de tensi¨®n. Muchos ciudadanos han hecho planes para aprovechar las expectativas lanzadas por el campeonato. Por ejemplo, una maestra de ingl¨¦s que ofreci¨® sus servicios a una cooperativa de taxi en la que los conductores quer¨ªan aprender el idioma para comunicarse con los clientes, y que termin¨® por abandonar las clases despu¨¦s de la disminuci¨®n del inter¨¦s de sus estudiantes. O los haitianos que buscan una oportunidad a 8.000 kil¨®metros de sus casas destruidas por el terremoto de 2010. Unos 65 de ellos trabajan en el estadio. Y el Sindicato de los Trabajadores en la Construcci¨®n Civil (Sintracon) de Curitiba dice que, cada semana, unos 15 haitianos acuden a la entidad con denuncias por los bajos salarios, la precariedad del alojamiento y la falta de seguridad. ¡°Los que tienen suerte y son contratados por empresas grandes est¨¢n bien. El problema no es con el estadio, es con las constructoras m¨¢s peque?as esparcidas por la regi¨®n metropolitana de Curitiba¡±, declara el presidente del Sintracon regional, Domingos Davide. El haitiano Anice Ulysse tiene otra opini¨®n. Fue galardonado con una entrada para ver un partido del Mundial en el Arena da Baixada que ayuda a construir. La raz¨®n del premio, su excelente rendimiento. ¡°Queremos cooperar en todo lo posible con nuestro trabajo. Y ser capaces de compartir por fin un Mundial junto a los brasile?os y en Curitiba¡±, dice. La FIFA tiene la ¨²ltima palabra sobre si Ulysse podr¨¢ usar su entrada en Curitiba para, por ejemplo, ver a La Roja.
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