El espinoso camino hacia la gloria
De ¡®la batalla de Florencia¡¯ al ¨¦xtasis de Johannesburgo, Espa?a colecciona episodios de todos los colores en sus 13 participaciones mundialistas ¡ñ Un repaso en im¨¢genes a su trayectoria
De los 19 Mundiales disputados hasta ahora, Espa?a ha participado en 13. En total, 56 encuentros resumidos en 28 victorias, 12 empates y 16 derrotas. 88 goles a favor y 59 en contra. Villa, con ocho dianas, es el m¨¢ximo realizador. Eterna aspirante, La Roja franque¨® las barreras de su propia historia hace cuatro a?os, en Sud¨¢frica. Por el camino, sinsabores de todo tipo, el infortunio como perenne acompa?ante, parec¨ªa. Hasta aquel gol celestial de Iniesta.
Italia 1934. ¡®La batalla de Florencia¡¯. Espa?a, que no hab¨ªa participado en el primer Mundial, se top¨® en su estreno con Italia, en cuartos. La Azurra plante¨® una batalla campal en Florencia. Su violencia, en connivencia con el ¨¢rbitro, le permiti¨® ara?ar un empate (1-1) y forzar un pulso de desempate. Mellada por las bajas, los recursos barriobajeros de su adversaria y, de nuevo, por un arbitraje calamitoso, la selecci¨®n cedi¨® finalmente: 1-0. Tanto de Giuseppe Meazza.
Brasil 1950. Zarra, un gol para la historia. El contexto pol¨ªtico, marcado por la Guerra Civil primero y la II Guerra Mundial m¨¢s tarde, priv¨® a Espa?a de la cita de 1938 (el f¨²tbol internacional estuvo suspendido hasta el 50¡¯). Dirigida por Guillermo Eizaguirre, la selecci¨®n disput¨® la liguilla final y concluy¨® cuarta. Para el recuerdo, el legendario gol de Zarra a Inglaterra, en el estadio de Maracan¨¢. Un triunfo y un tanto hist¨®ricos.
Chile 1962. Eliminaci¨®n prematura. Una inoportuna lesi¨®n durante un partido preparatorio impidi¨® a Alfredo Di St¨¦fano, ya nacionalizado, jugar en Chile. Una ausencia imposible de compensar, pese a que entre los seleccionados figurasen futbolistas soberbios, genios como Luis Su¨¢rez (Bal¨®n de Oro 1960) o Puskas. La selecci¨®n venci¨® a M¨¦xico, pero cay¨® ante Brasil y Checoslovaquia. La eliminaci¨®n, prematura, volatiliz¨® las expectativas creadas.
Inglaterra 1966. El cierre de una etapa. Despu¨¦s de coronarse en Europa, el equipo de Jos¨¦ Villalonga acudi¨® a la cuna del f¨²tbol con un plantel maravilloso: Iribar, Adelardo, Del Sol, Zoco, Luis Su¨¢rez, Pirri, Amancio, Marcelino, Gento¡ Pero, encuadrada en un grupo complicado, con dos potencias como Alemania y Argentina, tuvo que regresar demasiado temprano. Cay¨® ante ambas; solo pudo doblegar a Suiza. Fue el triste broche a una etapa.
Argentina 1978. El ¡®no-gol¡¯ de Carde?osa. La atm¨®sfera pol¨ªtica de Argentina, bajo la dictadura de Videla, envolvi¨® el Mundial del 78¡¯. Un torneo en el que Espa?a, entrenada por Kubala, ni siquiera super¨® la primera fase. Una victoria p¨ªrrica ante Suecia, una derrota ante Austria y un empate frente a Brasil fue la cosecha. En este ¨²ltimo duelo, no obstante, qued¨® una acci¨®n para el recuerdo. El fallo garrafal de Carde?osa.
Espa?a 1982. La anfitriona no est¨¢ a la altura. En la actuaci¨®n m¨¢s pobre hasta ese a?o de una organizadora de la cita, la Espa?a de Jos¨¦ Santamar¨ªa dej¨® un reguero de sombras en casa. Encuadrada con Yugoslavia, Honduras e Irlanda del Norte en la fase inicial, solo pudo batir a la primera. A remolque, la selecci¨®n apenas les tosi¨® a Inglaterra y Alemania en la segunda. La decepci¨®n fue may¨²scula.
M¨¦xico 1986. Aquel penalti de Eloy... En territorio azteca, Espa?a atraves¨® por todos los escenarios posibles. Del gol anulado a M¨ªchel frente a Brasil al p¨®quer de Butrague?o ante la Dinamarca de Olsen y Laudrup. Todo para alcanzar la ronda maldita de cuartos. B¨¦lgica, a la que nunca hab¨ªa vencido en duelo oficial, era el escollo. Y, a posteriori, el verdugo. Tras el 1-1 final, Eloy no ajust¨® bien el punto de mira en los penaltis y el meta adivin¨® su intenci¨®n.
Italia 1990. El talento serbio. La Quinta del Buitre fue el esqueleto del equipo dirigido por Luis Su¨¢rez, que solvent¨® la fase de grupos con dos victorias (B¨¦lgica y Corea del Sur) y un empate (Uruguay). Pero en octavos se encontr¨® con Yugoslavia, emblema del talentoso f¨²tbol balc¨¢nico de esa ¨¦poca, con una n¨®mina de jugadores formidables. Stojkovic, uno de ellos. Una definici¨®n exquisita y un tiro enroscado del 10 en la pr¨®rroga derribaron a Espa?a.
EE UU 1994. La pesadilla ¡®azzurra¡¯. Con Clemente en la banqueta, la ex¨®tica cita norteamericana dej¨® algunas estampas para el recuerdo. Desde las perillas que se dejaron los jugadores hasta el golazo de Goikoetxea frente a Alemania. Ninguna, sin embargo, tan simb¨®lica como la nariz de Luis Enrique emanando sangre tras el codazo de Tassotti. El duelo contra Italia en cuartos supuso una tortura. Los latigazos de los Baggio, el error de Salinas...
Francia 1998. Una manopla fat¨ªdica. El topetazo inicial contra Nigeria, reflejado en aquella imagen de Zubizarreta, cubri¨¦ndose el rostro en el suelo tras un error clamoroso, condicion¨® al equipo dirigido por Javier Clemente. Grogui, se choc¨® despu¨¦s contra la muralla de Paraguay, por lo que de nada sirvi¨® el triunfo final contra Bulgaria. Una goleada de lo m¨¢s amarga. Espa?a quedaba apeada a las primeras de cambio, en la fase de grupos.
Corea y Jap¨®n 2002. Desquicio¡ y Al-Ghandour. Bien vertebrada, con una mezcla de futbolistas muy curtidos y otros pujantes, Espa?a sali¨® trasquilada del torneo celebrado en Asia. Tras los resoplidos de octavos ante Irlanda, a la que bati¨® en octavos en los penaltis, todo apuntaba a una cita del equipo de Camacho con la Alemania de Ballack en las semifinales. El ¨¢rbitro egipcio Al-Ghandour y la resistencia coreana truncaron ese encuentro.
Alemania 2006. El ¡®ogro¡¯ franc¨¦s. El runr¨²n en torno a la suplencia de Ra¨²l, hasta entonces el s¨ªmbolo, se difumin¨® con los triunfos en la fase de grupos ante Ucrania, T¨²nez y Arabia Saud¨ª. En octavos, sin embargo, Espa?a se top¨® con su primer rival de entidad en el torneo. Una Francia tradicionalmente inc¨®moda y que, en teor¨ªa, cotizaba a la baja. Con muchos kil¨®metros en las piernas, veteran¨ªa, desgaste. Tambi¨¦n con un gran pedigr¨ª.
Sud¨¢frica 2010. La gloria de Johannesburgo. Del Bosque, relevo de Aragon¨¦s en el banquillo, tuvo la virtud de no retocar en exceso un grupo que funcionaba de maravilla. Ensambl¨® con acierto las nuevas piezas y pese al tropiezo inicial contra Suiza, la selecci¨®n ofreci¨® un recital. Honduras, Chile, Portugal, Paraguay y Alemania antes del ¨¦xtasis de Johannesburgo, frente a Holanda. Despu¨¦s, ya se sabe. Iniesta y la gloria.
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