Al Madrid le da un soponcio
Casillas evita de milagro que la pasi¨®n del Borussia Dortmund destierre a los de Ancelotti, que se llevan toda una lecci¨®n Di Mar¨ªa falla un penalti con Cristiano, lesionado, en el banquillo
Dortmund fue Vietnam, y el Madrid sobrevivi¨® p¨¢lido y de milagro a un partido tremendo en el que la muchachada local, la del campo y la de las gradas, hizo honor al f¨²tbol. Lejos de rendirse con el 3-0 de la ida, el Borussia y su gente fueron una marabunta. Una conjunci¨®n arrebatadora. Enfrente, el Madrid fue la barah¨²nda, un desastre, un embrollo descomunal. Nada que ver con el Madrid esperado, con el equipo que hab¨ªa sacudido en Chamart¨ªn a su rebajado rival. Se llev¨® un toque de atenci¨®n may¨²sculo y disputar¨¢ su cuarta semifinal consecutiva por m¨¢s de una parada de Casillas y a la mala punter¨ªa de Mkhitaryan, que hasta estrell¨® un remate al poste ya con el 2-0 e Iker vencido. En lo que parec¨ªa un tr¨¢mite, el conjunto espa?ol acab¨® neur¨®tico, incluido Cristiano, con la garganta como un secarral en el banquillo. Al Madrid se le vieron demasiados costurones y de nuevo destil¨® un reguero de malas sensaciones en una cita de altos vuelos fuera de su estadio. Del encuentro solo podr¨¢ rescatar el resultado y unos minutos del segundo acto, los ¨²nicos en los que Bale dej¨® migas. No fue el ¨²nico, ni mucho menos, que termin¨® se?alado. Sin CR, le faltaron galones.
B. DORTMUND, 2-MADRID, 0
Borussia Dortmund: Weindenfeller; Piszczek (Aubameyang, m. 81), Friedrich, Hummels, Durm; Jojic, Kirch; Grosskreutz, Mkhitaryan, Reus; y Lewandowski. No utilizados: Langerak; Papastathopoulos, Sahin, Hofmann, Schieber y Ducksch.
Real Madrid: Casillas; Carvajal, Pepe, Ramos, Coentr?o; Illarramendi (Isco, m. 46), Xabi Alonso, Modric; Di Mar¨ªa (Casemiro, m. 72), Benzema (Varane, m. 91) y Bale. No utilizados: Diego L¨®pez; Nacho, Morata y Cristiano Ronaldo.
Goles: 1-0. M. 23. Reus. 2-0. M. 36. Reus
?rbitro: Damir Skomina (ESL). Amonest¨® a Xabi Alonso, Sergio Ramos, Carvajal, Reus, Aubameyang y Benzema.
48.700 espectadores en el Iduna Park.
Nada hac¨ªa presagiar el telele de los blancos. Menos a¨²n cuando disfrut¨® de un penalti al cuarto de hora por una mano de Pisczcek. Parec¨ªa coser y cantar, pero Di Mar¨ªa resbal¨® al ejecutar el golpeo. Con todo, la eliminatoria estaba en brazos madridistas. Un espejismo. Un simple penalti fallado y el Madrid fue un desmadre. De forma inopinada, errar una pena m¨¢xima al cuarto de hora con tres goles de ventaja tuvo un efecto tan devastador. No acert¨® Di Mar¨ªa, s¨ª, pero la jugada que dio origen al duelo entre El Fideo y Weindenfeller hab¨ªa mostrado la hoja de ruta. El Madrid hab¨ªa tocado, tocado y tocado la pelota de forma geom¨¦trica hasta el ¨¢rea del Dortmund. Jam¨¢s lo volvi¨® a hacer. Pas¨® a jugar a la nada. El equipo local toc¨® su tecla de inmediato y al armenio Mkhitaryan se le escap¨® el gol por una u?a. No hizo diana, pero como si tal, porque algo se prendi¨® entre los madridistas, que se sintieron frente a satan¨¢s, con todos los espectros de su tradicional suplicio por Alemania, su tradicional potro de tortura que parec¨ªa exorcizado ante el Schalke.
La tiritona fue colosal. Dimitieron los tres delanteros, alejados de toda escena; Alonso, Illarramendi y Modric se desquiciaron, con las piernas anudadas para dar mero pase, fuera en corto, en largo o en oblicuo. Los defensas tampoco se salvaban del espanto, de pelotazo en pelotazo a punto de provocar un esguince al bal¨®n. No era el Madrid, era un equipo descamisado. El grupo de Ancelotti estaba aculado, encapsulado delante de Casillas. Con m¨¢s fiebre que juego, como suele ocurrir cuando un equipo afronta una remontada, el Dortmund ten¨ªa a su adversario en una celda, hasta que Pepe propici¨® el primer subid¨®n de esa caldera que es el Signal Iduna Park. En medio del caos, el brasile?o cabece¨® hacia su porter¨ªa sin percibir que su portero estaba al otro lado del oc¨¦ano y Reus andaba por el camino. El buen delantero alem¨¢n se quit¨® de en medio al capit¨¢n blanco y puso a los suyos en ¨®rbita.
No reaccion¨® el Madrid. Tampoco Ancelotti, cuando el encuentro demandaba fortalecer el medio con Di Mar¨ªa m¨¢s retrasado y buscar el despegue de Bale y Benzema. La zona central era un campo de minas, el Borussia estrangulaba a los madridistas, aturdidos, extraviados, sin manual. Visto que no pod¨ªa tejer, pudo recurrir al bal¨®n largo. Ni lo uno ni lo otro. En cada jugada, el Madrid mor¨ªa al instante a orillas del Borussia. Illarra, superado por el cartel, era un coladero, con las botas dislocadas. Suya fue la pifia del segundo tanto, con Reus y Lewandowski por el medio. O sea, los dos futbolistas locales de etiqueta. El gol de Reus estuvo precedido por una intervenci¨®n de Casillas ante Hummels.
El Madrid se fue al div¨¢n con p¨¢nico. Al descanso, Ancelotti puso en liza a Isco en detrimento del extraviado Illarra. Di Mar¨ªa centr¨® su posici¨®n y, por momentos, con Bale animado con dos remates, los primeros del Madrid desde el penalti, pareci¨® que hab¨ªa despejado la borrasca alemana. El Dortmund lo desminti¨® y tras unos minutos de titubeo volvi¨® a la carga. Mkhitaryan, Grosskreutz, chicos j¨®venes y sin apenas hoja de servicios pusieron al Madrid a un dedo del precipicio. Ah¨ª, nadie como Casillas, que se relame cuando los partidos se ponen al l¨ªmite. As¨ª resisti¨® el Madrid, con la lengua fuera y Casemiro incluso con la escoba. Mal cuid¨® como pudo el rancho de su capit¨¢n y dej¨® Dortmund con un resoplido estruendoso. Ahora le tocar¨¢ sacar lecciones. M¨¢s de las que preve¨ªa. El Borussia sac¨® la suya: el f¨²tbol tambi¨¦n es pasi¨®n.
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