A McIlroy le gana un ¡®amateur¡¯
El norirland¨¦s, aspirante a dominar el golf tras Tiger, debe jugar con un marcador de 48 a?os, y firma peor tarjeta que ¨¦l
Rory McIlroy se postul¨® para ser el LeBron James o el Nadal del golf y acab¨® jugando solo. O casi peor, derrotado por un amateur de 48 a?os.
Al norirland¨¦s no le ha tra¨ªdo mucha suerte el tinte de pelo color remolacha de su novia, la tenista Caroline Wozniacki (muy llamativo en el jard¨ªn de las tradiciones que es Augusta), y se ha quedado sin demostrar lo que aullaba la v¨ªspera del Masters, que ¨¦l pod¨ªa ese nuevo h¨¦roe que necesita el deporte, una especie de Cristiano Ronaldo o Messi (¨¦l es hincha del Manchester United) para sacudir el ¨¢rbol ahora que Tiger anda marchito. Con 71 golpes el primer d¨ªa y 77 el segundo, el chico delimit¨® el corte. Su nombre fue el ¨²ltimo que entr¨® en el grupo de los clasificados para el fin de semana, el 51?. Y como tal n¨²mero es impar pero no primo, este s¨¢bado se qued¨® sin pareja de baile. O m¨¢s exactamente, sin pareja profesional.
Las reglas del golf obligan a que en tales circunstancias el jugador solitario est¨¦ acompa?ado por un marcador, alguien que anote su tarjeta. En algunos torneos, tambi¨¦n en grandes, este marcador no juega, solo registra el resultado de cada hoyo. Pero al Masters, tan mirado con la etiqueta y con la imagen, este escenario le chirr¨ªa. Es pol¨ªtica del club que el desparejado juegue con alguien que no solo haga de marcador, sino que simule las condiciones de una ronda normal. El elegido en cuesti¨®n no necesita llevar su propia cuenta de golpes, y tiene prohibido comentar con la prensa ninguna situaci¨®n de la jornada. ?l est¨¢ ah¨ª, pero como si no estuviera, fichado para hacer bulto.
El amateur Jeff Knox, handicap tres y miembro del Augusta National (buen conocedor por lo tanto del campo), fue quien bail¨® con McIlroy durante los 18 hoyos de la tercera ronda. Y no fue un mero acompa?ante, sino que venci¨® al campe¨®n de dos grandes, de 24 a?os, la mitad que Knox. En los primeros nueve hoyos, el amateur mejor¨® por dos golpes (35 por 37) la tarjeta del profesional. En los nueve segundos, jugados tambi¨¦n tan r¨¢pidamente que le sacaron cuatro hoyos de ventaja a la siguiente pareja, la partida se igual¨® (34 McIlroy, 35 Knox). As¨ª que en el c¨®mputo global el aficionado gan¨® al n¨²mero nueve del mundo: 70-71. Extraoficialmente, claro, porque Knox no puntuaba salvo para su orgullo personal. Quiz¨¢s no sab¨ªa McIlroy que su rival-acompa?ante no era un novato en estas lides. Ha sido marcador en varias ocasiones, con Jim¨¦nez y con Sergio Garc¨ªa, entre otros. Con El Ni?o comparti¨® ronda en Augusta en 2006 y hubo tal pique que al final no se dieron la mano.
El Masters es terreno delicado para el norirland¨¦s, que llor¨® tras perderlo en 2011
El Masters es terreno delicado para McIlroy. Fue en Augusta donde llor¨® por primera vez por culpa del golf, un lunes de 2011 posterior a la ¨²ltima ronda del torneo en la que tir¨® a la basura su liderato con 80 golpes dominicales. "Pero fue un d¨ªa muy importante en mi carrera", recuerda. "Fue una gran curva de aprendizaje para m¨ª, y no s¨¦ si sin ese d¨ªa ser¨ªa el jugador y la persona que soy hoy, porque aprend¨ª mucho de eso. Aprend¨ª qu¨¦ no hacer bajo presi¨®n, y c¨®mo manejar mejor las emociones en el campo". El norirland¨¦s se declara listo para tomar el relevo de Tiger... aunque a¨²n le quedan lecciones.
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