Bale fue Bolt
Un ¡®sprint¡¯ portentoso de m¨¢s de 50 metros del gal¨¦s en el ¨²ltimo tramo otorga el t¨ªtulo al Real Madrid ante un Bar?a descosido y que apunta a una profunda reconversi¨®n
Un rayo decidi¨® la Copa. En Mestalla se apareci¨® Usain Bolt con piernas de gal¨¦s y puso al madridismo en el trono. Fue un colof¨®n asombroso para una final que ser¨¢ recordada por el carrer¨®n de Bale, que cuando ya les dol¨ªan los gemelos a todos, cuando el partido se encaminaba a la pr¨®rroga, se marc¨® un sprint ol¨ªmpico de 50 o 60 metros. Lleg¨® incluso a perder la cuerda al irse por la l¨ªnea de banda, pero remont¨® ante un Bartra superado por un reto imposible y en los morros de Pinto le bati¨® entre las piernas. Un broche de altura para un encuentro que el Madrid tard¨® demasiado en cerrar ante un Bar?a descosido en defensa y con poca chispa ofensiva, la que ahora no tiene Messi.
BARCELONA, 1- MADRID, 2
Barcelona: Pinto; Alves, Bartra (Alexis, m. 86), Mascherano, Jordi Alba (Adriano, m. 46); Xavi, Busquets, F¨¢bregas (Pedro, m. 60); Neymar, Messi e Iniesta. No utilizados: Oier; Puyol, Song y Sergi Roberto.
Real Madrid: Iker Casillas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos, Coentr?o; Di Mar¨ªa (Illarramendi, m. 86), Modric, Xabi Alonso, Isco (Casemiro, 88); Bale y Benzema (Varane, m. 90). No utilizados: Diego L¨®pez; Nacho, Willian Jos¨¦ y Morata.
Goles: 1-0. M. 11. Di Mar¨ªa. 1-1. M. 68. Bartra. 0-2. M. 85. Bale.
?rbitro: Mateu Lahoz. Amonest¨® a Isco, Neymar, Pepe, Mascherano y Xabi Alonso.
Unos 55.000 espectadores en el estadio de Mestalla. El Madrid conquista su 19? Copa del Rey.
Bartra sell¨® un empate de la forma m¨¢s imprevista, con un cabezazo en un c¨®rner mal atendido por Pepe. Que los azulgrana marquen en un saque de esquina es un portento. Con Bale a punto de llevarse el MVP, Neymar remat¨® al poste en el ¨²ltimo suspiro. Con Casillas por el medio todo es posible.
Era el d¨ªa se?alado para Bale, m¨¢xime sin Cristiano en el cartel. A jugadores de su valor se les espera en d¨ªas as¨ª. Y qui¨¦n sabe si el d¨ªa de Bale no habr¨¢ sido el de la puntilla final para ese exquisito Bar?a de los ¨²ltimos tiempos. En dos semanas se le ha ido la Champions, casi la Liga y ahora la Copa. Lo m¨¢s preocupante son las sensaciones que destila. Ha perdido el elixir, no tiene el aroma que le distingu¨ªa y le espera una profunda reconversi¨®n, lo que no le resultar¨¢ f¨¢cil. Por sus embrollos institucionales y porque no se clonan todos los d¨ªas generaciones como esta. El Madrid, por su parte, est¨¢ vivo en todo.
Una decidida puesta en escena permiti¨® al Madrid imponer su m¨¦todo, que el guion de la final fuera el que so?aba. El gol de Di Mar¨ªa antes de los 10 minutos tuvo varias repercusiones. Retrat¨® tanto al Bar?a como al Madrid. El primero carece de estructura defensiva y los remiendos no disimulan el descosido. Sin Vald¨¦s, sin Puyol, sin Piqu¨¦, la armadura es de plastilina. Sobre las cenizas defensivas de los azulgrana pisaron a toda mecha Isco, que le hab¨ªa birlado la pelota a Alves, Bale y Benzema, que movieron el bal¨®n a la velocidad de la luz, a la misma que lleg¨® El Fideo frente a Pinto. Un gol a la contra, que tambi¨¦n es un arte y est¨¢ en el cromosoma de este Madrid.
El delantero lleg¨® a irse por la banda, pero remont¨® y bati¨® a Pinto entre las piernas
En ventaja, el grupo de Ancelotti quiso custodiar el marcador, arroparse no lejos de su portero y desafiar a su adversario a la carrera. Al Madrid le gusta ser contundente en las ¨¢reas, son los territorios donde m¨¢s a gusto se siente. Todo parec¨ªa a su gusto, pero hasta que Bale abri¨® gas cuando quedaban poco m¨¢s de cinco minutos no supo matar el partido con todo el oc¨¦ano abierto y ante una zaga fr¨¢gil. El individualismo del propio Bale, y la mala punter¨ªa de Benzema o Di Mar¨ªa abocaron al Madrid a mantener el cuerpo a cuerpo hasta el final. Sobre todo tras pagar el descuido de Pepe con Bartra.
De inicio, ya fue Bale quien estuvo m¨¢s de cerca de rematar a los barcelonistas, como Isco, al que se le cruz¨® el kilom¨¦trico Jordi Alba en el ¨²ltimo suspiro. Al Bar?a le cost¨® entrar en juego. Ha perdido expresividad, palpable en Messi, al que se le ha dormido el duende.
La Pulga siempre fue el genio al servicio del m¨¦todo, un m¨¦todo que hizo excepcional a este equipo. Pero hoy el modelo es confuso y hasta los h¨¦roes se han deste?ido. El Bar?a no consigue ser lo que fue. Martino no quiere ser quien borre semejante sello, pero no logra introducir variantes que le permitan seguir en vigor. Lo mismo aparca a los extremos que tanto le dieron cuando Messi estuvo en la enfermer¨ªa y Neymar a¨²n estaba de embarque, que se encomienda a los pesos pesados para no alterar las jerarqu¨ªas de la caseta. Entonces, cuesta adivinar el papel de Cesc, por ejemplo, llegador a veces, volante otras. Y con ¨¦l al frente, Iniesta exiliado al extremo, no como volante, donde es un surtidor de primera. Muy difuso todo el muestrario.
A los azulgrana se les vio con poca chispa ofensiva, la que no tiene Messi
Confiado en su macizo defensivo ¡ªal que incluso se sum¨® Isco como interior por la izquierda, bajo sospecha en esa faceta¡ª, el Madrid logr¨® secar al Bar?a, incapaz de dar la lata a Casillas. No asustaba Messi, Neymar se desquiciaba en guerrillas menores y apenas pod¨ªa con Coentr?o y Carvajal, y el asunto se reduc¨ªa a una catarata de centros dislocados de Alves, costumbre en los ¨²ltimos encuentros de los cul¨¦s. Solo Jordi Alba, el tiempo que aguant¨®, lograba infiltrarse en las cercan¨ªas del capit¨¢n madridista.
En poco cambi¨® el panorama para el Bar?a en el segundo tramo. Inofensivo casi siempre, cada latigazo del Madrid le hac¨ªa tiritar. Por en¨¦sima vez, Martino prescindi¨® de Cesc para alistar primero a Pedro y luego a Alexis. La v¨ªa fue Bartra con su antinatural gol para los barcelonistas. Con la pr¨®rroga a un paso, Bale puso el turbo y del resto se encarg¨® Iker Casillas, que con la vista mand¨® el bal¨®n de Neymar a un poste. Casillas y los milagros.
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