El Athletic exhibe perfume europeo
Los de Valverde golean (3-1) a un Sevilla que guarda su mejor vestuario para otras galas

Ol¨ªa a Europa en San Mam¨¦s por los cuatro costados, incluso por la tribuna inacabada. Estaba en juego la cuarta plaza que da acceso a la preliminar de la Champions que el Athletic defiende desde hace cinco meses y por la que el Sevilla pelea con un trazado de la segunda vuelta casi indomable. Pero ol¨ªa tambi¨¦n a final de la Europa League, un perfume que se asemeja al azahar sevillano y conmueve a Unai Emery para reeditar viejos ¨¦xitos. Por eso, Athletic y Sevilla usaban distintos perfumes. El rojiblanco era de efecto inmediato, de los que no pueden esperar al taxi; el del Sevilla era menos intenso, m¨¢s jabonado que oloroso. Y gan¨® la intensidad, porque lo primero es lo primero, porque las sensaciones tienen de todo menos calma y porque el Athletic puso m¨¢s en el asador de San Mam¨¦s. Hacerle tres goles al Sevilla sin necesidad de firmar un espect¨¢culo lo explica todo. Lo mismo que recibirlos sin darse cuenta de por d¨®nde sopla el viento hasta el minuto 80, cuando marc¨® Gameiro.
Athletic, 3; Sevilla, 1.
Athletic: Iraizoz; Iraola, San Jos¨¦, Laporte, Balenziaga; Iturraspe, Mikel Rico (Mor¨¢n, m. 89); Susaeta, Herrera, Muniain (De Marcos, m. 83); y Aduriz (Toquero, m. 87). No utilizados: Herrer¨ªn, Be?at, Etxeita y Guillermo.
Sevilla: Beto; Coke, Pareja, Facio, Alberto; Diogo, Iborra; Carri?o (Vitolo, m,. 64), Trochowski (Rakitic, m. 64); Bacca (Jairo, m, 74 y Gameiro. No utilizados: Varas, F. Navarro, Marin y M?Baia.
Goles: 1-0. M. 5. Susaeta, de c¨®rner directo. 2-0. M. 53. Muniain. 3-0. M. 73. Herrera, de cabeza. 3-1. M. 79. Gameiro.
?rbitro: ?lvarez Izquierdo. Expuls¨® a Diogo por doble amarilla (m. 72) y mostr¨® amarillas a Pareja, Iborra, Muniain y Toquero.
Unos 36.000 espectadores en San Mam¨¦s.
La primera Europa era rojiblanca porque a veces la fe es m¨¢s poderosa que la diplomacia. Sent¨ªa el Athletic el viento del norte, quiz¨¢s por la tribuna abierta que le resta para cerrar el edificio, pero notaba en la nuca el aliento del viento del sur, el viento volc¨¢nico del Sevilla, atemporalado, con notables destrozos all¨ª por donde pasa, destrozos naturales, asombrosos, como si la meteorolog¨ªa y el f¨²tbol fueran la misma cosa. Y entre medio Europa, la de la primera velocidad, la del club de los cuatro elegidos en la que no cuenta la prima de riesgo ni el cumplimiento del d¨¦ficit ni las reformas, sino el talento, el empuje, el verdadero emprendimiento. Y en esto que Susaeta se va al bander¨ªn a sacar un c¨®rner con todo en contra: Facio (1,98 de altura), Iborra (1,90), Carri?o (1,82m), torres y torres, f¨ªsico y f¨ªsico, pero se inventa la curvatura del semic¨ªrculo y marca un gol ol¨ªmpico, todos buscando el bal¨®n, lo grandes, los peque?os, los ausentes, el linier, los del banquillo, y el bal¨®n que se va a la red sorteando a los gigantes y los molinos, al amparo del viento del norte y superando el viento del sur.
Tuvo algo que ver en el asunto que Emery contemporizase con las t¨¦mporas. La previsible final de la Liga Europa le midi¨® el aliento. Cuesta entender que teniendo en juego la Champions, Emery prescindiese de Rakitic, el mago, el que siempre encuentra el pasillo en la atracci¨®n de los espejos y jam¨¢s se choca, el futbolista del que viven tipos como Bacca y Gameiro que, sin asistentes, son como arist¨®cratas sin mayordomo: no saben d¨®nde est¨¢ la cocina. Cuando el asistente sali¨®, la fiesta hab¨ªa concluido
Ten¨ªa p¨¢nico el Athletic, como el resto de equipos de la Liga, a las jugadas a bal¨®n parado del Sevilla. Un valor comparable al que Emery sent¨ªa por actitud rojiblanca. A los primeros les llev¨® a controlar las faltas como se controla un sueldo escaso; a los segundos, a buscarlas como se busca un sueldo escaso. Y en esa econom¨ªa de guerra, los buenos ahorradores de pases, los que guardan el bal¨®n y lo protegen, los que cazan las ofertas en el parqu¨¦ del medio campo, como Iturraspe, crecen como gigantes m¨¢s altos que los 190 cent¨ªmetros de Iborra empe?ado en perseguir sombras, o de Facio, convertido en un defensa m¨¢s solvente en ataque que en defensa. Por eso no sufri¨® el Athletic, porque nada cre¨® el Sevilla, sin jefe ni killer, sin alternativa.
Y lleg¨® el segundo gol, de Muniain, desatendido y bien asistido por Iraola. Y el tercero, de Herrera, de cabeza, col¨¢ndose entre las torres del Sevilla que ya hab¨ªa sufrido la expulsi¨®n de Diogo por una tonter¨ªa que quiz¨¢s explica mejor que nada la desatenci¨®n del equipo. Cuando Gameiro marc¨®, son¨® la campana del honor. Pero fue un repique inoportuno, como cuando se confunde el monaguillo. El Athletic ya hab¨ªa dado el pen¨²ltimo paso hacia la Champions League mientras el Sevilla reflexionaba sobre la importancia de su final pendiente. Emery se la jug¨® a una carta y le sali¨® rana. En San Mam¨¦s no se admiten especulaciones.
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