Un regreso amargo
Casillas, que volv¨ªa a jugar un partido de Liga, apenas intervino hasta el gol del empate de Osorio
El retorno sorprendente de Casillas a la porter¨ªa en Liga no fue suficiente para que se cumpliese el plan ideado por Ancelotti. Tampoco sirvi¨® para la m¨ªstica especial que persigue al portero. Sin trabajo, sin tensi¨®n, sin que el peligro se le arrimase salvo en un remate de Javi Guerra, el portero se pas¨® m¨¢s de una hora midiendo el terreno de sus ¨¢reas en lentas caminatas, alguna carrerita, y poco m¨¢s. Hasta que lleg¨® el saque de esquina y el gol de Osorio.
Sali¨® del vestuario pronto, muy pronto, con prisa por volver a sentir el pulso de la Liga, el de la rutina de cada domingo en este mi¨¦rcoles, el que da ritmo, tensi¨®n, el de la regularidad, el que perdi¨® hace ya 14 meses despu¨¦s de lesionarse tras un choque con Arbeloa y de que Mourinho aprovechase el regreso de Diego L¨®pez para sentar definitivamente al capit¨¢n, que all¨ª inici¨® la etapa m¨¢s fea de una carrera legendaria. Casillas inici¨® la temporada con la garant¨ªa de ocho partidos, los de la liguilla de Champions y los dos de la primera eliminatoria de Copa. La final de Lisboa le concedi¨® dos m¨¢s, el de Zorrilla y el ¨²ltimo del campeonato, como poco.
Embutido en el ch¨¢ndal de entrenamiento, solo, con la cabeza baja y sin arrimarse a la chavaler¨ªa que rode¨® su porter¨ªa, altern¨® su calentamiento con el tercer portero, Jes¨²s, y con el preparador de porteros, Vecchi, con Diego L¨®pez lejos, fuera de la porter¨ªa que le correspond¨ªa seg¨²n el r¨¦gimen pac¨ªfico de alternancia que determin¨® Ancelotti, sin llegar apenas a participar en el calentamiento de sus otros dos compa?eros. Perdi¨® el sorteo de campo y regres¨® a los palos para ver c¨®mo el Valladolid comenzaba atacando, acerc¨¢ndose con peligro, Javi Guerra le cabece¨® en el ¨¢rea peque?a y el cuero se fue fuera.
Mientras, el Madrid se atragantaba con el susto de la lesi¨®n de Cristiano. En cuesti¨®n de segundos Morata estaba en el c¨¦sped y Cristiano sentado en el banquillo. No se march¨® al vestuario, se qued¨® para ver c¨®mo su equipo se aterrorizaba con la imagen de la final de Lisboa sin ¨¦l ni Xabi Alonso.
Si buscaba ritmo para la final de Champions el rato de f¨²tbol de Zorrilla no le sirvi¨® para casi nada
Y Casillas sigui¨® solo. Si buscaba ritmo para la final de Champions el rato de f¨²tbol de Zorrilla no le sirvi¨® para casi nada. El Valladolid no llegaba, nadie le disparaba, no llegaba a oler el cuero, ni siquiera a sacar media manopla. Celebr¨® el gol de falta de Ramos, y sigui¨® trotando alrededor de su ¨¢rea, moviendo los brazos, a ratos pendiente de lo que ocurr¨ªa en el ¨¢rea de enfrente, a ratos ajustando los guantes. No se inmut¨® cuando Pe?a se plant¨® en la l¨ªnea de fondo y le dispar¨® casi sin ¨¢ngulo. Hasta que lleg¨® Osorio, que con un remate de cabeza amarg¨® la vuelta a la Liga al capit¨¢n blanco
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