Purito y su Mourinho

Con escritores como Jos¨¦ Azevedo a cargo de la narraci¨®n no extra?a que el Giro de Purito Rodr¨ªguez sea como una novela de esas que en cada cap¨ªtulo se abre una historia derivada y el lector solo reza para que al final todas cuadren a la perfecci¨®n sin chirriar en exceso y sin necesidad de que el autor acelere e invente malabarismos para que todo se pueda abrochar en el ¨²ltimo cap¨ªtulo. ¡°La ¨²ltima semana pondr¨¢ a cada uno en su sitio¡±, dice Purito, que sali¨® de las etapas irlandesas como ¨²ltimo de los favoritos, a minuto y medio de Ur¨¢n y Evans. ¡°No tengo ninguna prisa ni ninguna necesidad. Ni tampoco las cuatro subidas finales de esta semana [hoy en Viggiano, ma?ana en Montecassino, a 70 a?os del bombardeo aliado que destruy¨® la ciudad; el s¨¢bado en Montecopiolo y el domingo en Sestola, Apeninos de sur a norte] son tan duras. Y tampoco estoy a siete minutos como para tener que inventarme una a la Chiappucci¡­ No tengo ning¨²n motivo para estar preocupado. Salvo el m¨ªo, el que perd¨ª con Hesjedal, ning¨²n Giro se ha resuelto en pocos segundos¡±.

Lleva la contraria el ciclista catal¨¢n a medio pelot¨®n de expertos, tantos sabios que rodean el Giro y lo comentan para todos los medios, excorredores, exdirectores, que han llegado a la conclusi¨®n, visto lo de Irlanda, de que este Purito no es el suyo, de que este a?o no le toca ganar una ¡®grande¡¯ por fin. ¡°Tengo ganas de que lleguen los finales en subida pero no para ponerme a prueba ni poner a prueba a nadie, sino simplemente para saber c¨®mo est¨¢n los dem¨¢s. Yo ya s¨¦ que estoy bien¡±, dice Rodr¨ªguez, que el lunes cumpli¨® 35 a?os. ¡°No son lo suficientemente empinadas como para que yo marque diferencias, pero estar¨¦ atento y si se pone una bonificaci¨®n o una victoria a tiro no las voy a despreciar¡±.

Y Azevedo, su inteligente estratega, evidentemente est¨¢ de acuerdo. ¡°Purito tiene la moral intacta y la motivaci¨®n necesaria para ganar el Giro. Y todo el trabajo hecho¡±, dice el portugu¨¦s, director del Katusha, tan estricto y met¨®dico que cuando empez¨® a ejercer el oficio de director, en el RadioShack a la sombra de Johan Bruyneel, quien no supiera que era portugu¨¦s pensaba que era alem¨¢n. ¡°Quitando la del s¨¢bado, en los confines de San Marino, que ya puede considerarse una etapa de monta?a de verdad, los otros finales son subidas muy tendidas, en las que corredores r¨¢pidos sin ser especialmente escaladores estar¨¢n disputando. Ser¨¢n de esos d¨ªas en los que no se va a ganar el Giro, pero se puede perder. Y Purito tambi¨¦n es r¨¢pido¡­¡±

Como ciclista, en los dos mejores equipos en los que ha estado, en el ONCE, donde Azevedo, que solo le saca seis a?os, coincidi¨® sus tres temporadas con un Purito debutante como compa?ero ciclista, y en el US Postal, Azevedo ha tenido como directores a dos personas de personalidad fuerte, como Manolo Saiz y Johan Bruyneel. ¡°Pero yo no me considero hijo de ninguno de los dos. Yo como corredor ten¨ªa ya mis ideas propias, mi l¨ªnea, ve¨ªa y aprend¨ªa. Cog¨ªa cosas de aqu¨ª y de all¨¢, pero siempre alimentando con eso mi l¨ªnea propia¡±, dice. ¡°En todo caso, mi ejemplo como estratega ser¨ªa Jos¨¦ Mourinho, a quien admiro. Ya s¨¦ que a los periodistas no les cae muy bien, pero como entrenador siempre sabe sacar lo mejor de los jugadores que tiene. As¨ª debe ser. La eficacia es lo primero. La victoria es lo importante, y no tanto la forma en que se consigue. El espect¨¢culo es secundario¡±. Y Purito, uno que saca un partido extraordinario a sus capacidades, al o¨ªrlo, dir¨¢ am¨¦n, Jos¨¦.

Todo esto lo hablaban al mediod¨ªa a la sombra calurosa del autob¨²s del Katusha antes de que empezaran a caer las cuatro gotas que convirtieron el asfalto del circuito final de Bari en una pista de patinaje. El ¡®efecto jab¨®n¡¯, lo llaman en la Apulia, donde llueve raramente y el asfalto est¨¢ pulido y sucio en las ciudades. Ya los directores veteranos advert¨ªan de que es m¨¢s peligrosa una rotonda en seco en el sur de Italia que una mojada en Irlanda, y por eso se sali¨® de Giovinazzo (pueblo pesquero donde juegan al hockey sobre patines y a¨²n recuerdan la Recopa que le ganaron al Sentmenat en 1980) muy lento, casi parado. Se vio llegado al circuito que el agua convert¨ªa las curvas en trampas mortales y los portavoces del pelot¨®n (Paolini, Tiralongo, Ventoso, Petacchi, Evans) pactaron con la direcci¨®n neutralizar la ¨²ltima de las ocho vueltas, y que los sprinters que quisieran montar el circo lo hicieran. En dos curvas, en las que cayeron las dos terceras partes de los 60 que organizaban el sprint, se comprob¨® lo fundado del miedo del pelot¨®n y se construy¨® la victoria del exboxeador franc¨¦s Nacer Bouhanni, uno que s¨ª supo hallar el compromiso entre espect¨¢culo y eficacia: tras pinchar a 13 kil¨®metros de la llegada, volvi¨® al pelot¨®n gracias a la ayuda del coche de su equipo, el FDJ, y fue capaz de mantener el equilibrio en la ¨²ltima curva, en la que el favorito, Mezgec (el intratable Kittel se retir¨® con fiebre antes de salir), sufri¨® una aver¨ªa, para remontar hasta la victoria.