El Villarreal gana en mayo la batalla de julio

A la Real le cost¨® 45 minutos hacer la digesti¨®n de un desayuno apresurado. Tampoco sab¨ªa por d¨®nde le daba el sol porque, en realidad, le daba por todas partes y no sal¨ªa por ning¨²n sitio sino por todos a la vez. Un sol enorme, un sol s¨®lido que aplatan¨® a pesar de jugarse el no tener que lidiar la pr¨®xima Liga Europa bajo el sol de julio, el que premia al s¨¦ptimo clasificado con un trabajo extra de esos que alteran toda la temporada. El Villarreal, mediterr¨¢neo puro, sali¨® con la mejor sombrilla del f¨²tbol: la que da el dominio del bal¨®n, de los espacios, del minutero, todo lo que conduce a la calma, que suele ser el mejor argumento para ser voraz, despu¨¦s, ante el gol.

Mientras la Real estaba con el paipay, el Villarreal se abanic¨® con un gol de Giovani que convirti¨® un acto de ego¨ªsmo (con dos compa?eros solos ante Bravo esperando el pase) en un tanto precioso que le absolvi¨® de ese pecado.

Daba la sensaci¨®n de que el Villarreal hab¨ªa madrugado y la Real acced¨ªa a Anoeta con los ¨²ltimos bostezos de la pereza. El equipo de Arrasate era un equipo confundido en el que se mezclaba el entusiasmo err¨¢tico de Canales, con la desaparici¨®n de Rub¨¦n Pardo, como si le deslumbrase el sol, la apat¨ªa de Griezmann y el desconsuelo de un Agirretxe aburrido. El Vlllarreal, sin embargo, era un ej¨¦rcito de plastilina que se estiraba en ataque por la velocidad de Giovani y se encog¨ªa en la seguridad defensiva de Musacchio, un central espectacular que combina el juego a¨¦reo, la orientaci¨®n y la fortaleza con un comp¨¢s admirable. No consta fallo alguna en su expediente en Anoeta y s¨ª muchas virtudes. La gloria le correspondi¨® a Giovani, autor de un gol constructor de otro, desequilibrante, inquietante, revoltoso como un chico rebelde, pero el poder fue del central argentino del Villarreal, repudiado por el seleccionador Sabella.

La Real y el Villarreal son dos buenos equipos que han hecho una gran temporada, m¨¢s exigente a¨²n para la Real por la Liga de Campeones, pero lo cierto es que el equipo mediterr¨¢neo lleg¨® m¨¢s ansioso que el cant¨¢brico al desenlace de su guerra particular por la sexta plaza. La Real le regal¨® una primera mitad ab¨²lica y tediosa y el conjunto de Marcelino agradeci¨® la deferencia con un gol y elev¨® su autoestima. En la segunda mitad, la Real se quit¨® el esmoquin de la pereza y se puso el buzo de trabajo. Reforz¨® el centro del campo con Granero y Zurutuza, ampli¨® el campo de visi¨®n de Griezmann, invadi¨® el campo del Villarreal y pareci¨® que este se confiaba exclusivamente a los galones relucientes de Musacchio para resistir el asedio del conjunto donostiarra.

Pudo haber penalti en un derribo de Jokic a Griezmann, pero todas las bombas de la Real iban desatinadas, mientras por la otra pradera cabalgaba Giovani con las ganas de un juvenil debutante. Y si las bombas de la Real iban lejos del objetivo, el Villarreal aprovech¨® la incursi¨®n de su esp¨ªa mexicano para habilitar a Uche y hacer el segundo gol que desplomaba el sol sobre Anoeta. La batalla de julio estaba perdida. A¨²n as¨ª, Carlos Vela quiso despedirse (?para siempre o de momento?) con el gol de la honrilla a menos de un minuto del final. La Real trabajar¨¢ de sol a sol, con dos eliminatorias previas de la Liga Europa,y el Villarreal gana un mes al calendario, librando una eliminatoria. Eso estaba en juego y triunf¨® el mediterr¨¢neo.