Brasil exhibe su m¨²sculo militar

Ante el temor que suscita dentro y fuera de Brasil la posibilidad de que se produzcan estallidos violentos durante la Copa del Mundo, el Gobierno de Dilma Rousseff y las autoridades de los estados que acoger¨¢n partidos o concentraciones de las selecciones participantes han lanzado un mensaje claro: la maquinaria policial-militar ya se ha puesto en marcha y los radicales tendr¨¢n poco margen para el uso de la violencia. La exhibici¨®n de un potente despliegue de medios materiales y humanos deja constancia de ello: un d¨ªa se anuncia la intervenci¨®n del Ej¨¦rcito en la seguridad de los desplazamientos terrestres de los equipos y al d¨ªa siguiente se presenta ante la prensa un draconiano aparato policial o se realiza un simulacro en el que el Estado exhibe su capacidad de reacci¨®n ante un hipot¨¦tico (y altamente improbable) ataque radiol¨®gico en una l¨ªnea del metro de R¨ªo. Todo ello ante las c¨¢maras de medio mundo.

Frente a las incertezas generadas durante la pasada Copa de las Confederaciones, en la que millones de brasile?os tomaron la calle de forma espont¨¢nea para protestar contra sus gobernantes, Brasil ha decidido no jug¨¢rsela de nuevo y blindarse ante cualquier escenario de convulsi¨®n social. Seg¨²n anuncian los grupos contrarios al Mundial, como el Comit¨¦ Popular de la Copa, las manifestaciones estar¨¢n garantizadas. El Gobierno de Brasilia ha dicho por activa y por pasiva que no pretende reprimirlas, ya que son un s¨ªntoma claro de salud democr¨¢tica. Lo que no se tolerar¨¢, seg¨²n la propia presidenta, es la violencia protagonizada por grupos radicales, como el Black Bloc u otros colectivos descontrolados.

Efectivos del Ej¨¦rcito, de la Polic¨ªa y del Cuerpo de Bomberos realizaron ante la prensa un simulacro de violencia extrema en el metro carioca. Tras una fuerte detonaci¨®n, los vagones pararon en una c¨¦ntrica estaci¨®n con decenas de extras te¨®ricamente afectados por una bomba radioactiva. Las c¨¢maras registraron c¨®mo equipos perfectamente pertrechados con indumentaria apropiada para ataques qu¨ªmicos, radiol¨®gicos, bacteriol¨®gicos y nucleares evacuaron poco a poco a los heridos virtuales y los sometieron a un proceso de descontaminaci¨®n radiactiva. El ensayo fue coordinado por mandos del Ej¨¦rcito y en ¨¦l se emplearon cl¨ªnicas de campa?a y equipos de alta tecnolog¨ªa desplazados al terreno.

Un d¨ªa antes, la Polic¨ªa Militar de R¨ªo despleg¨® frente al tur¨ªstico Pan de Az¨²car numerosos efectivos equipados con caballos, perros adiestrados, helic¨®pteros, lanchas, diversos veh¨ªculos y uniformes antidisturbios. La fotograf¨ªa del conjunto fue un claro aviso para navegantes: estamos preparados para todo. Este lunes, un contingente adicional de 1.600 polic¨ªas reci¨¦n graduados comienzan a patrullar las calles de R¨ªo en un avance del imponente despliegue armado que se ver¨¢ durante el Mundial.

La presidenta Dilma Rousseff decidi¨® la semana pasada que el Ej¨¦rcito se ocupe de proteger a las selecciones y delegaciones presentes en la Copa de las protestas que se puedan producir. La decisi¨®n fue adoptada despu¨¦s de que el pasado lunes un grupo de 300 profesores en huelga rodearan el autob¨²s de la selecci¨®n brasile?a, aporre¨¢ndolo y llen¨¢ndolo de pegatinas reivindicativas. La presidenta aprovech¨® la inauguraci¨®n de una nueva estaci¨®n del corredor expreso de autob¨²s (BRT) Transcarioca, que une el megabarrio de Barra de Tijuca con el Aeropuerto Internacional Antonio Carlos Jobim, para hacer un llamamiento a la calma social: ¡°Cuando un turista extranjero o de otro lugar de Brasil viene a esta ciudad, siempre regresa con la sensaci¨®n de haber sido bien recibido. Estoy segura de que la poblaci¨®n recibir¨¢ a los turistas con cari?o, cuidado, respeto y sin violencia¡±.

La declaraci¨®n de Rousseff coincide con la publicaci¨®n de un sondeo de opini¨®n realizado en R¨ªo por Overview Pesquisa que arroja datos alentadores para el Gobierno. El 88,2 % de los encuestados dicen no tener intenciones de manifestarse en las calles durante el Mundial. El 45,4 % de los participantes apoyan la celebraci¨®n del torneo en Brasil, frente al 39,2 % que se declara contrario. En cualquier caso, la pasi¨®n por el f¨²tbol vuelve a arrastrar a la inmensa mayor¨ªa, ya que el 84 % de los cariocas dice tener la intenci¨®n de ver los partidos.