De repente, Enzo P¨¦rez
El seleccionador argentino, Alejandro Sabella, omite a Banega y elige al volante del Benfica para compensar el mediocampo
El seleccionador argentino, Alejandro Sabella, contaba con dos ochos para el Mundial.La primera opci¨®n, Fernando Gago, el jugador que pas¨® por Europa sin apenas dejar rastro, lleva dos meses y medio lesionado, sin jugar un partido oficial con Boca. La segunda opci¨®n, ?ver Banega, el hombre que se hizo famoso por sus accidentes automovil¨ªsticos en Valencia, no hab¨ªa entusiasmado a nadie en los seis meses que milit¨® cedido en Newell's, y su vida privada suscitaba las sospechas habituales. El 11 de mayo le sucedi¨® algo inusual en un futbolista profesional: ingres¨® en una cl¨ªnica de Rosario para, seg¨²n dijo ¨¦l, recuperarse de una neumon¨ªa.
No es extra?o que el centro del campo sea la l¨ªnea que m¨¢s preocupa a Sabella. Tampoco sorprendi¨® que al confeccionar la lista de 23, el lunes, el t¨¦cnico dejara fuera a Banega para introducir a Enzo P¨¦rez. Repentinamente. A pesar de que apenas hab¨ªa contado con ¨¦l en el ciclo de clasificaci¨®n. P¨¦rez hab¨ªa jugado 15 minutos en Lima y Banega ven¨ªa de disputar varios encuentros como titular.
Sabella incluy¨® a Gago considerando m¨¢s su trayectoria que su presente, pero no le dio la gana de repetir el criterio hist¨®rico con Banega. Tampoco aplic¨® el criterio pol¨ªtico. Sabella ha procurado ser cuidadoso a la hora de rodear a Messi de sus c¨®mplices rosarinos, la Banda de Rosario, esos que nacieron o se formaron en los clubes de la ciudad santafecina: Di Mar¨ªa, Mascherano, Lavezzi, Maxi Rodr¨ªguez y Banega. La ca¨ªda de Banega, que acompa?¨® a Messi en la conquista del oro ol¨ªmpico en Pek¨ªn, caus¨® desagrado en el n¨²cleo duro. A Messi no le gust¨® que el jefe prescindiera de un hombre de su s¨¦quito.
Rob¨® 141 balones y se convirti¨® en el jugador con m¨¢s quite del Benfica campe¨®n de la ¨²ltima Liga.
?vidos de coincidencias hist¨®ricas que justifiquen m¨¢gicamente la repetici¨®n del ¨¦xito de 1986, a los observadores argentinos la apuesta por P¨¦rez record¨® a la convocatoria in extremis de H¨¦ctor Enrique, El Negro, por parte de Bilardo antes del Mundial que gan¨® Maradona. Enrique, como P¨¦rez, era un volante central de acompa?amiento. Y, tambi¨¦n, destacaba por su piel morena. Ah¨ª se acaban las similitudes evidentes.
Sabella conoc¨ªa a P¨¦rez de su ¨¦poca en Estudiantes de la Plata. Le dirigi¨® cuando el muchacho reci¨¦n llegaba de Mendoza, de su lejana provincia occidental, de Maip¨², del Tomba. Era un interior derecho potente que desbordaba por afuera. Un tipo discreto, laborioso y cumplidor que se destac¨® como auxilio de Ver¨®n en la Copa Libertadores que levant¨® con Estudiantes en 2009. En 2011 lo fich¨® el Benfica.
Le llev¨® un tiempo adaptarse a Portugal. Comenzaron a emplearle como medio centro. Esta temporada, con 27 a?os, hizo eclosi¨®n. En un alarde de garra, rob¨® 141 balones y se convirti¨® en el jugador con m¨¢s quite del Benfica campe¨®n de Liga. La afici¨®n le idolatr¨®. Se enamoraron de su abnegaci¨®n, de sus salidas rabiosas y sus llegadas al ¨¢rea para dar el ¨²ltimo pase o para rematar. Sabella tambi¨¦n debi¨® maravillarse: de pronto entrevi¨® al hombre providencial, esa pieza aparentemente insignificante que podr¨ªa cuadrarle la f¨®rmula del equilibrio del mediocampo. Alguien que socorriese al solitario Mascherano a partir de octavos.
Jorge Mendes, el agente universal, se frota las manos. Peter Lim, el nuevo due?o del Valencia, ya tiene a P¨¦rez en su agenda.
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