La Roja, una marca a explotar
El Ministerio de Asuntos Exteriores lanza la ¡°diplomacia deportiva¡± para capitalizar el prestigio de la selecci¨®n espa?ola
Si el Bar?a es m¨¢s que un club, ?puede ser La Roja m¨¢s que una selecci¨®n? En v¨ªsperas del arranque del Mundial de Brasil, el Ministerio de Asuntos Exteriores estudia c¨®mo potenciar la ¡°diplomacia deportiva¡± ¡ªo, m¨¢s espec¨ªficamente, la diplomacia del f¨²tbol¡ª para sacar alg¨²n r¨¦dito extradeportivo a la popularidad de la selecci¨®n nacional.
¡°El ¨¦xito del f¨²tbol espa?ol [¡] debidamente entendido y difundido puede ayudar a reforzar la identidad nacional de los espa?oles, [¡] servir de modelo para el aprovechamiento de este privilegio geopol¨ªtico en otras ¨¢reas de actuaci¨®n y proyectar internacionalmente una imagen de Espa?a que vincule sus logros con sus ra¨ªces¡±, se?ala el documento El ¨¦xito del f¨²tbol espa?ol; clave geopol¨ªtica y potencial diplom¨¢tico, elaborado por la Oficina de An¨¢lisis de dicho departamento.
El texto repasa casos de utilizaci¨®n pol¨ªtica del f¨²tbol, desde el partido jugado por el Dinamo de Kiev contra un conglomerado nazi bajo la ocupaci¨®n alemana (el primero gan¨® y todos sus jugadores fueron fusilados), hasta la victoria de la selecci¨®n argentina en el mundial de 1976, que reforz¨® la dictadura militar; o el encuentro entre las selecciones de El Salvador y Honduras, en 1969, que desencaden¨® la llamada Guerra del F¨²tbol, con un saldo de 6.000 muertos.
Pese a estos antecedentes, alega, ¡°el f¨²tbol ha demostrado ser un factor de uni¨®n m¨¢s que de discordia¡±, como prueba que la FIFA cuente con 208 miembros (15 m¨¢s que la ONU), y tiene ¡°una capacidad de penetraci¨®n [social] muy superior a cualquier otro deporte¡±.
Un informe propone asociar la selecci¨®n a un proyecto como el sistema de trasplantes
El ministerio de Exteriores reconoce, no obstante, que ¡°el f¨²tbol tiene un impacto muy amplio en la sociedad, pero no muy profundo¡± y que los recientes ¨¦xitos de la selecci¨®n espa?ola han coincidido con el auge de las corrientes separatistas en Catalu?a o el Pa¨ªs Vasco. Y ello, argumenta, ¡°porque s¨®lo si un equipo significa algo; es decir, si se identifica con unos valores socialmente compartidos y ayuda a promoverlos, puede esperarse razonablemente que sus ¨¦xitos tengan alg¨²n impacto real en las actitudes de la gente¡±. En consecuencia, propone asociar la imagen de La Roja ¡°con alg¨²n proyecto nacional y con significaci¨®n ¨¦tica¡±. Por ejemplo, el sistema nacional de trasplantes de ¨®rganos.
El f¨²tbol, agrega la nota, tambi¨¦n sirve para promover o escenificar la reconciliaci¨®n despu¨¦s de un conflicto. As¨ª sucedi¨® con la organizaci¨®n conjunta del mundial de 2002 entre Corea y Jap¨®n; el partido jugado en 2010 entre las selecciones de Armenia y Turqu¨ªa; o la visita de la selecci¨®n brasile?a a Hait¨ª en 2004. Este ¨²ltimo encuentro no solo sirvi¨® para reforzar la misi¨®n de paz de la ONU, que mandaba un general brasile?o, sino que permiti¨® avanzar en el desarme, porque ¡°alguien tuvo la brillante idea de distribuir las entradas a cambio de armas¡±.
¡°La selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol tiene en este momento un potencial diplom¨¢tico comparable a la brasile?a¡±, subraya la nota. ¡°Es conveniente que la diplomacia espa?ola tenga presente ese potencial para ponerlo a disposici¨®n de alg¨²n proceso pol¨ªtico comparable al de Hait¨ª¡±.
Pero no solo La Roja en su conjunto, sino jugadores individuales o clubes de f¨²tbol podr¨ªan ¡°servir a otros prop¨®sitos, como la cooperaci¨®n al desarrollo¡±. Exteriores constata, ¡°con cierta perplejidad, que no hay un solo espa?ol¡± en la lista de embajadores internacionales de buena voluntad de la UNICEF, a pesar de que Espa?a cuenta con deportistas de proyecci¨®n internacional y algunos, como Pau Gasol y Fernando Alonso, son embajadores de UNICEF Comit¨¦ Espa?ol. ¡°Hay un inmenso capital humano insuficientemente desaprovechado¡±, se lamenta.
Pero la diplomacia deportiva no consiste s¨®lo en utilizar el deporte para otros fines (la cohesi¨®n nacional, la mejora de la imagen de Espa?a o el apoyo a causas altruistas), sino tambi¨¦n en practicar la diplomacia dentro del deporte; lo que incluye ¡°la promoci¨®n de candidaturas para organizar eventos deportivos, el reforzamiento de la presencia nacional en organismos deportivos internacionales o la promoci¨®n de empresas nacionales en los mercados relacionados con el deporte¡±. Aunque no proponer expresamente imitar lo, recuerda que el ministro de Asuntos Exteriores franc¨¦s, Laurent Fabius, ha creado en su departamento el cargo especial de Embajador para el Deporte.
Ni siquiera se olvida el informe de citar la ¡°extra?a relaci¨®n¡± entre el jugador de la NBA Dennis Rodman y el l¨ªder norcoreano Kim Jong-un, que interpreta como una forma de mantener ¡°un hilo de comunicaci¨®n¡± entre Washington y Pyongyang ¡°ante situaciones de crisis en que los canales diplom¨¢ticos pudieran estar cerrados¡±. En cambio, pese a la profusi¨®n de ejemplos que incluye la nota, se olvida del m¨¢s cercano: el partido jugado por la selecci¨®n espa?ola en Guinea Ecuatorial en noviembre pasado, lo que se interpret¨® como un gesto hacia el r¨¦gimen dictatorial de Obiang. Un caso pr¨¢ctico de la diplomacia del f¨²tbol que ha existido siempre.
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