El primer duelo verdadero
Contador resiste los demarrajes de Froome en las monta?as
La v¨ªspera del Ventoux, el Tour pasado, cuando Contador no era Contador, Chris Froome se le acerc¨®, ingenuo, y le pregunt¨® qu¨¦ opinaba de la subida. "Bah", le dijo el chico de Pinto. "El Ventoux tiene un problema y es que cuando llega la parte m¨¢s dura siempre sopla el viento de cara, con lo que es muy dif¨ªcil abrir hueco y soltar a cualquiera que se pegue a la rueda". Menos ingenuo de lo que parec¨ªa, al d¨ªa siguiente Froome atac¨® a Contador en la zona de recuperaci¨®n que precede al Chalet Reynard, a¨²n en el bosque, a¨²n lejos del paisaje lunar y el viento de cara. Sorprendido, Contador no pudo responder al ataque. Se sent¨® en la bici, se agarr¨® a la rueda regular de Mikel Nieve, y pas¨® el d¨ªa. Ayer, no tan lejos de all¨ª, ni muy lejos del Puy de D?me, en el macizo del Forez, subiendo el col del B¨¦al, la rueda regular de Nieve guiaba la pedaladas de Froome, su nuevo patr¨®n, que sudaba como todos el calor asfixiante de la caldera verde -la mayor¨ªa de los maillots oscuros luc¨ªan cercos de sal, sedimentos del sudor que los hab¨ªa empapado--, pero escalaba como ninguno. Y a su rueda, Contador, que ya es Contador. Los dos, el ganador del Tour del 13 y el que ser¨¢ su gran rival en el 14, estaban preparados para el que deber¨ªa ser su primer gran duelo en monta?a. Y ninguno de los dos, campeones ambos, reneg¨® de su obligaci¨®n, de su orgullo.
Cuando Nieve no pudo m¨¢s, cuando tras sus dos kil¨®metros de trabajo detr¨¢s no quedaba m¨¢s de una docena de corredores, Froome se levant¨® sobre los pedales y esprint¨®. Quedana poco m¨¢s de cinco kil¨®metros para la meta. Solo Contador resisti¨®. Nibali mostr¨® r¨¢pido su debilidad, su falta de agilidad. Froome levant¨® el pie y se prepar¨® para un nuevo ataque, y para un tercero. Y a los tres respondi¨® Contador, que vuelve a ser Contador. El resto de la subida fue un festival de intentos de los del segundo pelot¨®n ¡ªKelderman, Talansky...¡ª, que fueron reducidos por el solo Froome, quien en ning¨²n momento, puro orgullo, dej¨® de ejercer de l¨ªder generoso. Y a su rueda siempre Contador, quien, pese al derroche de Froome, exhausto en los ¨²ltimos metros, no logr¨® adelantarlo para ganar la etapa y la bonificaci¨®n.
Si para muchos, lo que ocurri¨® en el B¨¦al ¡ªy lo que ocurrir¨¢ el fin de semana en los Alpes, tras pasar el viernes por el descenso del Manse, junto a Gap, donde el pasado Tour saltaron chispas entre Froome y Contador ¡ª no es m¨¢s que un tr¨¢iler de lo que suceder¨¢ en julio en el Tour (y un aviso de que quiz¨¢s la grande boucle solo se resolver¨¢ en la contrarreloj de 54 kil¨®metros del pen¨²ltimo d¨ªa), para Froome fue la primera vez que pudo comprobar ¡°la dureza¡± de escalador de Contador, del verdadero Contador.
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