Furia brasile?a frente a samba espa?ola
El Mundial que arranca hoy permitir¨¢ examinar el cruce de estilos entre sus dos principales aspirantes, la m¨ªtica Canarinha y su heredera La Roja
Si todo Mundial es un dep¨®sito de pasiones, el que arranca hoy en S?o Paulo tiene un punto m¨¢s de excelencia. Se trata de Brasil, la mejor cepa en la historia del f¨²tbol. Fue aqu¨ª donde el juego se hizo arte, donde se acunaron los mejores trovadores, nada de ¨ªdolos plastificados. Es la tierra de Le¨®nidas, aquel goleador tan voraz que hasta marcaba descalzo. Es la patria de Pel¨¦, un rey tot¨¦mico al que le cab¨ªa todo un campo en las botas y la reserva de Garrincha, que contaba chistes con la pelota. Es el pa¨ªs de a?adas como las de Rivelino y Carlos Alberto, Zico y S¨®crates, Romario y Ronaldo¡ Brasil es el archivo del tesoro del f¨²tbol, la apoteosis. Por todo ello, en honor a su imperecedera epopeya, se merec¨ªa que el bal¨®n hiciera un viaje de regreso al lugar donde siempre se le trat¨® mejor, donde encontr¨® su espacio m¨¢s recreativo, donde le llamaban menina. Pese a todo, infiel como es a menudo, fue en Brasil donde la pelota hizo llorar como nunca jam¨¢s. Sucedi¨® hace 64 a?os, por su culpa y la de un pelot¨®n de rebeldes uruguayos acaudillados por Obdulio Varela que momificaron Maracan¨¢. Una pesadilla que hoy ser¨ªa a¨²n m¨¢s insoportable para los anfitriones.
Tras aquel monumental berrinche, emergi¨® un Brasil celestial, la pura m¨ªstica del f¨²tbol. Ahora, los tiempos son otros y, de forma inopinada, a la selecci¨®n m¨¢s campeona de todas las campeonas le ha dado un repentino ataque resultadista y ha capado las se?as que le encumbraron, el rasgo diferenciador que la diviniz¨®. Del triple pivote al cuadrado m¨¢gico y otros logaritmos. Ha perdido la gracia y se ha convertido en un regimiento al servicio de Scolari y su visi¨®n prosaica del f¨²tbol. Con el seleccionador brasile?o la creatividad est¨¢ bajo sospecha. Bajo su gobierno, Brasil ha recibido un tratamiento de choque, se ha europeizado, fruto del paso de Felip?o por aquel continente. El resultado por encima de todo, sea lo que sea, los colmillos bien afilados y el fundamentalismo de los cors¨¦s t¨¢cticos, el doble pivote, el cuadro m¨¢gico y otros logaritmos.
Con Scolari, la creatividad est¨¢ bajo sospecha; se ha perdido la magia
Hoy, en su factor¨ªa se reproducen centuriones como Thiago Silva, David Luiz, Luiz Gustavo, Fred¡ Buenos futbolistas, pero m¨¢s dispuestos para las barricadas que para el ingenio, asunto exclusivo de Neymar, el ¨²ltimo eslab¨®n de La Canarinha m¨¢s fet¨¦n. Con todo, por esa v¨ªa, la de la furia sin miramientos, Brasil parte como m¨¢xima favorita. A los de Scolari no les respalda tanto su pasado, del que han derrapado, como su extraordinaria demostraci¨®n de poder¨ªo en la Confederaciones, en la que se despleg¨® con un fervor encomiable. Pero el Campeonato del Mundo no es un apeadero como aquella Copa de hace un a?o, sino el santo grial. Ahora, tendr¨¢ que soportar una enorme presi¨®n, tanto por la losa de su enciclop¨¦dica historia como por los revuelos civiles que de nuevo puedan tomar el f¨²tbol como objeto de protesta social. En su primera cita, ante Croacia en el partido inaugural de esta noche (22.00, Telecinco y GolT), se ver¨¢ su medida. Los croatas no son precisamente un equipo de descamisados. Es la selecci¨®n de Modric y Rakitic, que son alguien en la clase alta del f¨²tbol.
En su cruce de camino, Brasil se ha encontrado con Espa?a, que hoy es la selecci¨®n con m¨¢s samba. Al margen de lo que dicte el torneo, tras la contrarreforma de la furia iniciada en 2008, la selecci¨®n de Del Bosque es hoy una idea y en su equipaje lleva el bal¨®n, el toque y el rondo. Un equipo que se ampara con la pelota y al que el seleccionador ha querido dar continuidad con algunos nuevos reclutas, caso de Azpilicueta, Koke y Diego Costa, que apuntan a tener peso en el campeonato. El caso del hispanobrasile?o, m¨¢s all¨¢ de su doble futbolidad, es el m¨¢s singular. Tiene algo de forastero dentro de un equipo que siempre ha falseado a los arietes y que con su vocaci¨®n por tirar pases hasta el delirio acaba por olvidarse de dar alguno a la red contraria. En el caso espa?ol, los goles no son hijos del juego y esta es su principal asignatura pendiente. Es ah¨ª donde cuela Diego Costa si logra coger la onda de una selecci¨®n en la que debiera ser el recurso final, no un actor principal de la arquitectura del juego. Su adaptaci¨®n no ser¨¢ sencilla. El rojiblanco necesita aire para desenvolverse y en este grupo sentir¨¢ que son sus propios compa?eros quienes le encierran en sus corrillos con el bal¨®n ante rivales enclaustrados en su ¨¢rea. Si quiere horizonte, cuanto m¨¢s se aleje de la pelota, mejor.
La trama de Costa y otras como la de este Brasil tuneado por Scolari se resolver¨¢n desde hoy. Por fin, hay f¨²tbol, y en un pa¨ªs en el que siempre fue una oda a la felicidad de sus gentes. Hoy no est¨¢ del todo claro que se mantenga la bienaventuranza entre el f¨²tbol y su festivo pueblo. Otra de las grandes intrigas en este Mundial. Quiz¨¢, la mayor. Para Brasil, es mucho lo que hay en juego, en el campo y en la calle.
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