La radio del padre de Pel¨¦
Cuentan que en el Mundial de 1950, Pel¨¦, por entonces de nueve a?os, oy¨® el partido de la final por la radio junto a su padre, un conocido futbolista, y tras la derrota de Brasil a manos de Uruguay en el Maracan¨¢ le vio llorar en silencio al lado del aparato
Entonces, dicen, le prometi¨® que en cuanto creciera ganar¨ªa la Copa del Mundo. Lo cumpli¨® ocho a?os despu¨¦s. El padre de Pel¨¦, desolado ante una radio de las de entonces que retransmit¨ªa las palabras incr¨¦dulas de un locutor que describ¨ªa c¨®mo los jugadores brasile?os lloraban abrazando a los at¨®nitos jugadores uruguayos (que tambi¨¦n lloraban tal vez por saberse usurpadores), es todo un s¨ªmbolo de un pa¨ªs que psicol¨®gicamente se hundi¨® aquel d¨ªa. Un cronista brasile?o de la ¨¦poca defini¨® aquel partido maldito para Brasil de manera contundente: ¡°Esto es nuestro Waterloo¡±.
Desde entonces, la historia pol¨ªtica de Brasil se ha mezclado siempre con el recorrido de la selecci¨®n en los mundiales de f¨²tbol. No es del todo una casualidad que las elecciones generales brasile?as, que se convocan cada cuatro a?os, coincidan sucesivamente con los mundiales. Este a?o tambi¨¦n coinciden.
El psic¨®logo de la Canarinha consider¨® a Pel¨¦ en el Mundial de 1958 como 'obviamente infantil y sin esp¨ªritu de lucha'.
Pero volvamos atr¨¢s. Con la intenci¨®n de alcanzar por fin el t¨ªtulo que se les hab¨ªa escapado en R¨ªo ocho a?os antes, en 1958, un grupo de elegidos (entre los que se contaba el ni?o que o¨ªa los partidos al lado de su padre compungido) parti¨® hacia Suecia. Adem¨¢s de los jugadores y los preparadores f¨ªsicos, el equipo contaba, entre otros, con un masajista, un dentista, un psic¨®logo y un pod¨®logo.
En Brasil hubo cachondeo con lo del pod¨®logo. Tambi¨¦n con lo del dentista, que antes de comenzar los partidos extrajo una media de 3,5 muelas por jugador. Desconozco los dientes que le sacaron a Pel¨¦ a sus 17 a?os. El trabajo del psic¨®logo ¡ªm¨¢s que el del pod¨®logo¡ª era importante porque se consideraba que los integrantes de la selecci¨®n, seg¨²n explica el periodista e historiador Marcos Guterman en el interesante libro O futebol explica Brasil, flojeaban m¨¢s de la cabeza que del pie. A juicio del especialista, Pel¨¦ era ¡°obviamente infantil y sin esp¨ªritu de lucha¡± y Garrincha pose¨ªa una inteligencia ¡°por debajo de la media¡± y carec¨ªa de ¡°agresividad¡±. Felizmente, el entrenador no le hizo mucho caso y Brasil conquist¨® no s¨®lo la Copa del Mundo sino la autoestima perdida como naci¨®n en el Maracan¨¢.
Ahora tambi¨¦n todo se mezcla y los polit¨®logos y soci¨®logos discuten y peroran sobre qu¨¦ influencia tendr¨ªa una hipot¨¦tica derrota de Brasil (que Brasil no gane es una derrota) en las elecciones generales de octubre y hasta qu¨¦ punto Dilma Rousseff, la actual presidenta de la naci¨®n, se la juega no s¨®lo en las urnas y en las protestas en la calle, sino tambi¨¦n en el campo.
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