M¨¦xico sufre y goza bajo la lluvia
Un gol de Peralta redime los errores arbitrales y castiga el conservadurismo de Camer¨²n
Colorido en el campo hab¨ªa, rojo, verde, blanco, amarillo, colores rotundos y ambiciones intactas. Pero empez¨® a llover y palideci¨® el f¨²tbol que, como la lluvia, se hizo incoloro, mon¨®tono ese tran tran del ir y venir mexicano y del quedarse camerun¨¦s. Se dec¨ªa hace a?os que las selecciones africanas eran tan imaginativas e imprevisibles como descuidadas en asuntos estrat¨¦gicos y sobre todo defensivos. Camer¨²n, una de las joyas hist¨®ricas del continente africano, entendi¨® el mensaje y este viernes fue una selecci¨®n ahorradora, recortada en ataque hasta la delgadez m¨¢s desnuda y doliente, sin imaginaci¨®n ni talante. A M¨¦xico le toc¨® remar y para ello encontr¨® una autopista verde en su costado derecho, donde Lay¨²n (el mejor sobre el campo) disfrutaba de un pl¨¢cido jard¨ªn por las desatenciones continuas del lateral derecho camerun¨¦s Djeugoue.
M?XICO, 1-CAMER?N, 0
M¨¦xico: Ochoa; Aguilar, Moreno, M¨¢rquez, Rodr¨ªguez; Lay¨²n, V¨¢zquez, Guardado (Fabi¨¢n, m.69), Herrera (Salcido, m.90), Dos Santos y Peralta (Hern¨¢ndez, m.74).
Camer¨²n: Itandje; Assou Ekoto, Nikolou, Djeugoue (Nounkeu,m.46); Song (Webo, m.79), Moukandjo, Choupo Moting, Chedju, Mbia, Enoh y Eto'o.
Gol: 1-0. M. 61: Peralta.
?rbitro: El colombiano Wilmar Rold¨¢n. Amonest¨® a Moreno y a Nounkeu.
Partido de la primera jornada del Grupo A del Mundial de Brasil. Un chubasco intenso precedi¨® al arranque del partido y se mantuvo todo el partido con una mayor¨ªa mexicana entre los 39.216 aficionados que entraron al Arena Das Dunas de Natal.
El partido era un contraste entre el que rema y el que pone las olas. A el Tri no le cost¨® gobernar el centro del campo mediante V¨¢squez, aunque fuera un control de la municipalidad porque su juego era m¨¢s sensato que astuto. Llegando, por el af¨¢n de llegar, M¨¦xico construy¨® en la primera mitad dos goles que el ¨¢rbitro colombiano Rold¨¢n decidi¨® borrar del marcador: el primero por fuera de juego inexistente de Giovani, aunque fue tan milim¨¦trico que mitig¨® el error del juez auxiliar. El segundo castigo a Giovani, a la media hora de partido, result¨® m¨¢s doloroso. El delantero cabece¨® en tercera instancia un c¨®rner que hab¨ªa tocado previamente un defensa camerun¨¦s. El ¨¢rbitro tambi¨¦n sac¨® el borrador del marcador siguiendo la estela de la jornada inaugural.
Malas se?ales para M¨¦xico que yendo y yendo por la autopista ve¨ªa que cada vez que llegaba le montaban un peaje y le dejaban en la cuneta. Pero la fe le devolv¨ªa a su carril. Impulsado por los laterales y guarecido en la solvencia de H¨¦ctor Moreno, decidi¨® insistir. V¨¢squez la conduc¨ªa con su puls¨®metro y Herrera con una voluntad de hierro, ambos impagables en la constancia. Y por arriba, bregaba Peralta en su carrera de fondo actuando como zapador del ¨¢rea, es decir, alunizaba la defensa para que penetrase Giovani. El f¨²tbol, tan juguet¨®n, premi¨® su esfuerzo. A los quince minutos de la segunda mitad, Giovani se vio solo ante el portero Itandje y le encar¨® por bajo, pero el camerun¨¦s de la perilla estir¨® el brazo y repeli¨® la bala perdida. Peralta la enderez¨® a puerta vac¨ªa. El f¨²tbol tambi¨¦n es generoso con los zapadores de vez en cuando. Tambi¨¦n con la ambici¨®n.
Camer¨²n se encontr¨® con el gol como quien se encuentra con una baldosa rota en la acera: mostr¨® incomodidad por el salpic¨®n, pero sigui¨® andando como si nada hubiera ocurrido. Song se fue al banquillo dejando su sitio al eterno Web¨®, mientras El Piojo Herrera daba entrada a Chicharito por el agotado y premiado Peralta, tan contento con el n¨²mero de la suerte en el bolsillo.
A M¨¦xico le gusta el bal¨®n, aunque no descarta las transiciones r¨¢pidas, pero a veces cae en la rutina de la lluvia. Hubo ratos que jug¨® como cuando se rompe una nube: con un sirimiri pertinaz pero aburrido. De vez en cuando, se daba un clareo por el ¨¢rea rival, como cuando bailaba Chicharito por aquel lado. Camer¨²n ni se inmutaba. En todo el partido, empatando y luego perdiendo, apenas goz¨® de uno de esos momentos que se parecen a la satisfacci¨®n, como cuando Eto¡¯o amenaz¨® al portero Ochoa en un contragolpe hilvanado. Un cabezazo tard¨ªo, bien atajado y adornado por el portero mexicano, fue la segunda l¨ªnea en su hoja de servicio. Su esp¨ªritu conservador, heredado de la vieja historia europea, atribulado quiz¨¢s por las cr¨ªticas a su anarqu¨ªa, le pasaron factura.
M¨¦xico tramit¨® el partido con m¨¢s soltura que solvencia. Marc¨® tres goles y le anotaron uno, sufri¨® dos veces y no padeci¨® ninguna. En un torneo de tranco corto y un partido de tranco largo, quiz¨¢s era la apuesta m¨¢s segura.
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