Argentina se queda sin ¡®cancheros¡¯
La falta de centrocampistas y centrales con oficio acent¨²an la dependencia de Messi
Leo Messi disimula la crisis del f¨²tbol argentino. La selecci¨®n posee a la mejor delantera del planeta pero por detr¨¢s escasean los centrocampistas y los zagueros de otros tiempos. El problema es acuciante para el seleccionador, Alejandro Sabella, obligado a construir el equipo sobre la base del solitario Mascherano, que parece el ¨²ltimo de una especie. ¡°?ltimamente en Argentina surgen muchos jugadores capaces de resolver los problemas m¨¢s inmediatos¡±, observa Sabella, ¡°gambeteadores, improvisadores. Pero cada vez son m¨¢s raros los estrategas, aquellos futbolistas que antiguamente se anticipaban a los problemas y sab¨ªan c¨®mo ser¨ªa la jugada antes de actuar¡±.
Durante un siglo los futbolistas argentinos se distinguieron por la locuacidad y el oficio. Hombres como Moreno, Di St¨¦fano, Ardiles, Maradona o Redondo eran ejemplos, en jerga rioplatense, de cancheros con chamullo. No solo eran h¨¢biles. Comprend¨ªan el juego en toda su complejidad y empleaban el lenguaje como una herramienta para comunicarse. Esa tradici¨®n se interrumpi¨® hace a?os. Hoy los jugadores seleccionables son, mayoritariamente, gente de pocas palabras y de pocas ideas sobre su profesi¨®n.
¡°Es un cambio cultural¡±, dice Jorge Valdano, campe¨®n del Mundo en 1986. ¡°Antes el f¨²tbol estaba en todos lados, en la esquina del barrio, en el caf¨¦ y en el potrero. Era un proceso a trav¨¦s del cual los grandes ense?aban a los m¨¢s peque?os. Recuerdo un d¨ªa que siendo entrenador del Madrid llegu¨¦ a mi pueblo y me fui a jugar un partido con los veteranos. Alguien desbord¨® por la izquierda y yo estaba mirando a la pelota y uno de los viejos que estaba ah¨ª me dijo: '?Entrenador del Madrid, el que centra no mete el gol! ?Marca al delantero centro que te agarr¨® la espalda!'. Era una permanente locuci¨®n de mensajes que te ayudaban a entender el juego. Eso que de una manera un poco pretenciosa llamamos conceptos, pero que son principios b¨¢sicos que sirven para cualquier sistema¡±.
Oscar Garr¨¦, que fue compa?ero de Valdano en 1986 y luego dirigi¨® a las inferiores, se?ala que el origen de la crisis est¨¢ en la distorsi¨®n mercantil. ¡°No es f¨¢cil encontrar zagueros y volantes con categor¨ªa y temperamento¡±, admite. ¡°Los chicos buscan tener condiciones para ser delanteros porque es lo que est¨¢ pidiendo el mercado. Se privilegia econ¨®micamente al que juega en esa zona¡±.
El f¨²tbol argentino carece ahora de futbolistas con jerarqu¨ªa en la defensa y el centro del campo
¡°No hay una mentalidad en los dirigentes que permita proyectos a largo plazo, salvo en V¨¦lez, Lan¨²s o Estudiantes", apunta Garr¨¦. "La mayor¨ªa de los clubes est¨¢n devastados econ¨®micamente y quieren vender los chicos con seis meses de experiencia en Primera, como Correa, el nuevo fichaje del Atl¨¦tico. La presi¨®n baja de los directivos a los t¨¦cnicos, y de los t¨¦cnicos a los jugadores. Provoca un f¨²tbol mezquino. Hoy ser¨ªa impensable un entrenador como Griguol en Ferro, que estuvo 14 a?o¡±.
¡°Se terminaron los maestros¡±, coincide Valdano, ¡°los Duchini, los herederos de Peucelle, de Renato Cesarini, que hablaban solo de lo conceptual. Gente como Griffa y P¨¦kerman. El entrenador de divisiones inferiores no es un entrenador, es un profesor, y no te ense?a a ganar, te ense?a a jugar. Pero, claro, ganar se ha convertido en un imperativo tambi¨¦n para los entrenadores de inferiores. Porque no quieren morir en un equipo de juveniles, quieren prosperar y todo el mundo sabe que no se prospera perdiendo. Entonces para ganar lo mismo te sirve un grandote m¨¢s que un talentoso¡±.
Es un cambio cultural, antes, el f¨²tbol estaba en el caf¨¦ o en el potrero¡±, dice Valdano
Valdano se?ala la obsesi¨®n por la corpulencia como factor destructivo. ¡°El talentoso peque?o y sin oportunidades", explica, "va perdiendo confianza, ritmo de juego, seguridad. Eso es terrible para la evoluci¨®n. Espa?a cambi¨®. Hace 20 a?os echaban a los menores de 1,75 desde la misma prueba. Y los dos ¨²ltimos mejores jugadores de la historia apenas llegan a 1,70. Los balones de Plata y Bronce se llaman Xavi e Iniesta. El arte de jugar no tiene que ver con el tama?o. Pero el f¨²tbol se llen¨® de intrusos, de gente que vino de otros ¨¢mbitos para desarrollar teor¨ªas que cada vez se alejan m¨¢s del juego. La obsesi¨®n f¨ªsica y t¨¢ctica hace que el conocimiento sea una facultad que solo tiene el entrenador¡±.
Sabella destaca el perjuicio que causa la emigraci¨®n masiva de j¨®venes. ¡°Antes¡±, dice, ¡°era m¨¢s dif¨ªcil llegar a Primera; y mantenerse era m¨¢s complicado a¨²n. Hab¨ªa m¨¢s competencia interna porque casi todos los mercados exteriores permanec¨ªan cerrados. Hoy es m¨¢s sencillo jugar en Primera y cuando el futbolista alcanza el m¨¢ximo nivel tiene menos preparaci¨®n. Porque hay una enorme cantidad de argentinos en el extranjero y porque los clubes tienen la necesidad de vender para mantener sus finanzas¡±.
¡°Nos alejamos del menottismo y as¨ª nos va¡±, sentencia Valdano. ¡°Uno ve un partido de Argentina y tiene la sensaci¨®n de que le pegamos una patada a un hormiguero. Salen todos, corren, saltan, pelean. Eso se ha ido infiltrando. Incluido al aficionado, que pas¨® de gritar ¡®?ole-ole-ole!¡¯ a gritar ¡®?huevo-huevo-huevo!¡¯. Todo el mundo se siente autorizado a correr porque da la sensaci¨®n de que as¨ª se aplaca la mala conciencia. Si uno corre y se deja la vida en lo que hace, ?qui¨¦n te puede reprochar nada? En otra ¨¦poca te reprochaban jugar mal. Ahora te reprochan no correr¡±.
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