Un misil en la azotea
El Ej¨¦rcito brasile?o instala una bater¨ªa de proyectiles tierra-aire en un edificio de viviendas a 200 metros de Maracan¨¢ para proteger el estadio de cualquier amenaza a¨¦rea
Carlos G., ingeniero carioca de 51 a?os, embarc¨® en un avi¨®n a Londres con su familia el d¨ªa que comenzaba el Mundial. Vecino del barrio de Maracan¨¢, decidi¨® organizar sus vacaciones anuales para ¡°escapar de las multitudes, las molestias, los atascos¡¡±. Su caso es bastante particular: en la azotea del edificio de 12 plantas donde vive con su mujer y su hija de 16 a?os, a 200 metros del estadio, el Ej¨¦rcito brasile?o ha colocado una bater¨ªa de misiles tierra-aire para proteger el recinto de cualquier amenaza a¨¦rea. ¡°Vinieron unos soldados y nos explicaron que la instalaci¨®n no conllevaba ning¨²n riesgo¡¡±, explica encogi¨¦ndose de hombros: ¡°Puede imaginarse la gracia que le hace a mi mujer¡±. La medida, por sorprendente que parezca, est¨¢ incluida en el exhaustivo plan de seguridad aplicado por el Gobierno brasile?o en el Mundial de los Mundiales,cuya ¡°prioridad fundamental¡±, como afirm¨® el jefe del Estado Mayor de la Armada Brasile?a, Jos¨¦ Carlos de Nardi, ¡°es mantener la seguridad en los estadios¡±.
Cerca de completar la primera semana del campeonato, las autoridades brasile?as guardan un discreto optimismo sobre la evoluci¨®n de las protestas que han marcado la actualidad diaria en el pa¨ªs desde hace un a?o. Las manifestaciones contra los gastos efectuados en estadios, el precario estado de escuelas y hospitales y la cr¨®nica corrupci¨®n, han ido menguando de tama?o paulatinamente. A ello contribuye el acuerdo provisional alcanzado entre el Gobierno de Dilma Rousseff y el Movimiento Sin Techo para que este abandonase parte de su agenda de movilizaciones a cambio de atender algunas de sus reivindicaciones. Pero tan efectivos parecen los cordones de seguridad establecidos por la polic¨ªa a dos kil¨®metros de cada estadio para impedir que las protestas (que existen, todos los d¨ªas) logren llegar hasta el escenario de los partidos.
¡°Los soldados dijeron que la instalaci¨®n no conlleva ning¨²n riesgo¡±, dice un vecino afectado
Aun sin grandes incidentes, los agentes brasile?os han hecho uso ya de su proverbial dureza. La tarde del domingo, justo antes del Argentina-Bosnia, dos agentes fueron cazados por un periodista de Associated Press utilizando munici¨®n real para repeler el avance de 300 activistas armados con c¨®cteles molotov que pretend¨ªan acceder hasta Maracan¨¢ y hab¨ªan destrozado las lunas de varias sucursales bancarias. La Polic¨ªa Militar de R¨ªo asegur¨® anoche que investiga el uso de las armas por los agentes, que tambi¨¦n emplearon gas mostaza y balas de goma.
El tama?o de las concentraciones registradas, donde ¨²ltimamente suele haber m¨¢s agentes y periodistas que manifestantes, contrasta con su creciente radicalizaci¨®n y el endurecimiento de la represi¨®n policial. Semejante dureza no es ninguna sorpresa para cualquier habitante de las 969 favelas de R¨ªo, cuya pol¨ªtica oficial de ¡°pacificaci¨®n¡± en los ¨²ltimos a?os se ha visto constantemente empa?ada por casos de torturas y homicidios policiales que, a su vez, deven¨ªan en estallidos de violencia popular como el vivido hace dos meses en el barrio de Copacabana. ¡°La diferencia es que los manifestantes del ¨²ltimo a?o han sido sobre todo de clase media¡±, afirma Roberto Kant de Lima, antrop¨®logo de la Universidad Fluminense de R¨ªo, ¡°y ahora la gente est¨¢ empezando a prestar atenci¨®n a la brutalidad policial, que de repente parece inaceptable¡±.
La inseguridad en R¨ªo parece inexistente estos d¨ªas en la hiperprotegida y visitada zona sur, pero su estela es visible todos los d¨ªas para cualquiera que atraviese la frontera del R¨ªo m¨¢s tur¨ªstico. Cerca de cien personas acompa?aron ayer el entierro de Lucas Farias Canuto, ni?o de 13 a?os muerto durante un tiroteo entre polic¨ªas y traficantes en la favela Ciudad de Dios, la inspiradora de la pel¨ªcula hom¨®nima que en 2002 dio a conocer al mundo la aut¨¦ntica realidad de las favelas cariocas. Tambi¨¦n, el telef¨¦rico de Alem?o, en la Zona Norte de la ciudad, fue suspendido ayer debido al tiroteo que se desencaden¨® entre facciones rivales en la zona el lunes por la noche.
Paola H. es otra de las residentes del inmueble escogido por el Ej¨¦rcito para ubicar su bater¨ªa de misiles en Maracan¨¢. Cuenta que el domingo ¡°se o¨ªa el rumor de la muchedumbre¡± en el estadio y que se ha acostumbrado ya a dormir con el armamento encima de su cabeza, custodiado por soldados. Pero contenta no parece.
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