El malentendido argentino
Sabella, que hizo debutar a su selecci¨®n con un 5-3-2, dice que Messi no lo desautoriza al reclamar un 4-3-3
La aparici¨®n de Lionel Messi el lunes pasado para decir p¨²blicamente que ¨¦l quiere jugar con un sistema de 4-3-3, desencaden¨® una gigantesca ola de especulaciones en Argentina. La sorpresa fue justificada. Result¨® extra?o que Messi, uno de los hombres m¨¢s introvertidos del f¨²tbol mundial, se presentara con tanto aplomo en una conferencia. Pero m¨¢s raro fue que lo hiciera para declarar con aire de proclama que quiere jugar de un determinado modo, adentr¨¢ndose en el terreno de la t¨¢ctica y desautorizando la figura del seleccionador, Alejandro Sabella.
La expectaci¨®n era m¨¢xima ayer en el estadio Mineir?o para escuchar la respuesta de Sabella. Ah¨ª pr¨¢cticamente no se habl¨® del partido contra Ir¨¢n, correspondiente a la segunda jornada del grupo F, que se disputar¨¢ hoy. El recinto estaba repleto cuando ingres¨® el t¨¦cnico. Parec¨ªa cansado. P¨¢lido, ojeroso. El sudor le apelmazaba el pelo sobre el cr¨¢neo y se mov¨ªa con la cadencia de un caminante que viene del desierto. Cuando le preguntaron por las palabras de su capit¨¢n sugiri¨® una mueca de abatimiento. Pero cuando habl¨® se mostr¨® equilibrado. Dijo lo ¨²nico que cab¨ªa decir y lo expres¨® de la mejor manera posible.
¡°Las apreciaciones de Leo no me molestaron en absoluto¡±, explic¨®. ¡°Le preguntaron y no hizo m¨¢s que reiterar una idea que ya hab¨ªa dicho anteriormente. Le gusta jugar con un 4-3-3 y que Di Mar¨ªa se sume en ataque. Lo dijo con mucho respeto. Vivimos en un clima de cordialidad. En el plantel se respira esp¨ªritu de grupo. Yo hablo de f¨²tbol con los jugadores porque teniendo un ida y vuelta con ellos siempre se aprende. A veces aprende el futbolista del entrenador, y a veces el entrenador del futbolista¡±.
El juego de Argentina es un barullo que la victoria (2-1) frente a Bosnia no ayud¨® a disimular. Sabella se dej¨® llevar por su naturaleza conservadora cuando al inicio dispuso un 5-3-2. La consecuencia fue que la selecci¨®n exhibi¨® una pobreza alarmante. Defendi¨® y atac¨® mal. En el descanso el seleccionador quit¨® a un lateral (Campagnaro) y un interior (Maxi Rodr¨ªguez) para dar entrada a un volante (Gago) y un delantero (Higua¨ªn). El equipo mejor¨® un poco con el habitual 4-3-3, pero en la memoria de los hinchas qued¨® grabada la imagen inquietante de la rectificaci¨®n. Sabella se mostr¨® dubitativo sobre cuestiones esenciales. Al d¨ªa siguiente Messi celebr¨® su famosa conferencia. ¡°Sabella¡±, dijo el jugador, ¡°se dio cuenta de que nos est¨¢bamos metiendo atr¨¢s y faltaba gente adelante. En el primer tiempo me costaba agarrar la pelota y, cuando lo hac¨ªa, quedaba muy lejos del arco. Con Gago nos entendemos muy bien. Cuando ¨¦l entr¨®, tuvimos m¨¢s la pelota y yo me pude tirar m¨¢s adelante. Somos Argentina y tenemos que ir al frente¡±.
Ruggeri encabez¨® un grupo de veteranos del 86 que criticaron a Messi diciendo que deslegitimaba al t¨¦cnico y que esas cosas no las dec¨ªa ¡°ni Maradona¡±. Se lo recordaron a Sabella y el hombre, tranquilo, lanz¨® una mirada compasiva sobre su interlocutor. ¡°Trato de mantener mis convicciones¡±, dijo. ¡°Pero lo que m¨¢s me import¨® siempre es que la relaci¨®n con los jugadores est¨¢ bien y no tener que cambiar nuestra manera de ser. No busco enemigos externos. Les doy libertad a los jugadores para que hablen. No solo dentro del grupo sino para que cuando son interrogados digan lo que piensan. Ac¨¢ hay libertad y compa?erismo. Si no, estar¨ªamos mirando siempre para atr¨¢s, a ver por d¨®nde viene el golpe. Tenemos que tratar de mejorar y hacer nuestros trabajo. Los adversarios son los que se ponen la camiseta de Ir¨¢n. Las opiniones ajenas las observamos porque el saber no ocupa lugar. Por eso tenemos dos o¨ªdos y dos ojos. Observar y escuchar es m¨¢s importante que hablar¡±.
¡°No habl¨¦ con Messi despu¨¦s del partido¡±, prosigui¨® Sabella. "El que determin¨® qui¨¦n ir¨ªa a la conferencia de prensa fui yo. Podr¨ªa haberle dicho que no, y mandar a otro. Pero tengo la absoluta confianza en mis jugadores desde el punto de vista profesional y humano del mismo modo que ellos conf¨ªan en m¨ª. Cuando uno no deja hablar al otro o le dice lo que tiene que decir est¨¢ mostrando inseguridad en sus aptitudes. Yo a los jugadores les doy libertad porque estoy seguro de lo que hacemos¡±.
Sabella confes¨® que contra Ir¨¢n volver¨¢n al modelo que complace a la figura. ¡°El esquema madre es el 4-3-3¡±, dijo, ¡°pero si tenemos que cambiar vamos a cambiar, equivocados o no. Repito: todos podemos equivocarnos. Vamos a jugar con un 4-3-3 y despu¨¦s vamos a ver¡±.
Argentina juega contra Ir¨¢n un partido aparentemente de transici¨®n, pero no puede evitar los malentendidos. El problema es el juego, no la dial¨¦ctica. El equipo sigue sin definirse y en el seno del vestuario las divergencias son evidentes.
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