A Batman le roban el m¨®vil en un bar
Un pintor de brocha gorda de un barrio pobre de S?o Paulo decidi¨® dar seguridad vestido de superh¨¦roe
No todo es f¨²tbol. Es verdad que las calles de S?o Paulo se llenaron el lunes de hombres y mujeres vestidos de rojo (chilenos) o de naranja (holandeses), que la alcald¨ªa estuvo a punto de decretar fiesta porque jugaba Brasil, y que se esperaba un atasco de los que hacen ¨¦poca media hora antes de que comenzara el partido contra Camer¨²n. Pero eso, no todo es f¨²tbol. Sin ir m¨¢s lejos, en esta ciudad enloquecedora y viva de 11 millones de habitantes en la que a 100 metros de una sucursal de Tiffany & Co digna de Audrey Hepburn duerme un tipo en la calle arrebujado de mantas, ocurren muchas cosas continuamente. Algunas malas, es verdad. Pero otras muy buenas y otras, inclasificables.
Basta poner la televisi¨®n para quedarse hechizado con historias que parecen crecer en las mismas calles. Una de ellas es la de un pintor de brocha gorda de un barrio pobre de S?o Paulo que decidi¨® hace tiempo confeccionarse un traje casero de Batman, pint¨® su coche de negro (aunque en el maletero guarda botes de pintura azul del trabajo) y decidi¨® dedicarse a dar seguridad a los vecinos de la zona vestido de superh¨¦roe de tebeo. En el reportaje sal¨ªa con los brazos cruzados, en un esquinazo, oteando una calle en cuesta, como el que espera que por all¨ª aparezca un pelot¨®n de malhechores. Lo malo es que cuando se par¨® a descansar un rato y a tomar un cafetito en una tasca, en un descuido un joven le birl¨® el m¨®vil que hab¨ªa dejado en la barra. Las c¨¢maras del bar lo registraron todo. Batman sali¨® detr¨¢s del ladr¨®n, logr¨® atraparlo, amarrarlo con una cuerda y esperar con el ladr¨®n en el suelo a que llegara la polic¨ªa. No se priv¨®, seg¨²n la prensa brasile?a, de pisar la cabeza del joven con la bota, algo que no habr¨ªa hecho el Batman de verdad (?de verdad? ?El de pel¨ªcula es el de verdad?).
Y en otra parte de la ciudad, un batall¨®n de adolescentes de barrio (la periferia de esta macro-ciudad palpita) se han inventado un baile a medio camino entre el break-dance y el movimiento espasm¨®dico de un robot borracho que constantemente se lleva las manos a la cara. Se llama passinho do romano porque se cre¨® en una zona de la ciudad cercana al parque Romano. El primero que lo bail¨® fue un tipo ya veintea?ero que muri¨® en un reciente accidente de moto. Sus seguidores tienen cientos de miles de visitas en Internet y hasta dan clases a distancia. En el reportaje de la televisi¨®n sal¨ªa la madre de uno de estos bailarines de 14 a?os asegurando que, aunque su hijo sea un fen¨®meno movi¨¦ndose, lo primero es la escuela.
En esto coincide con Batman. Tambi¨¦n ¨¦l dec¨ªa en la televisi¨®n que tiene dos hijos y que lo primordial es que vayan a la escuela.
Entonces el periodista le contest¨®: ¡°Al final va a ser verdad que es usted un h¨¦roe¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.