El dilema de celebrar una derrota
Estados Unidos, donde el f¨²tbol cada vez es m¨¢s popular, festeja el pase a octavos
¡°Realmente no puedo entender c¨®mo se permite que un partido termine en empate¡±, se quejaba este jueves Peter, un hombre de unos 40 a?os que presenciaba en una abarrotada plaza del centro de Washington el encuentro del Mundial entre Estados Unidos y Alemania. Vestido con traje y corbata, Peter hab¨ªa decidido alargar su pausa del almuerzo para escaparse de su trabajo y seguir, junto a otras miles de personas, el trascendental partido de f¨²tbol, que empez¨® a las 12 del mediod¨ªa hora local. La regla del empate es uno de los argumentos que suelen esgrimir los muchos en EE UU -un 49%, seg¨²n una encuesta reciente, por encima del 35% de hace 20 a?os- que creen que el soccer es demasiado aburrido en comparaci¨®n con la espectacularidad del f¨²tbol americano, el b¨¦isbol o el baloncesto.
Durante la primera parte del partido los variopintos aficionados estadounidenses, la mayor¨ªa j¨®venes, congregados en la plaza de Dupont se encontraron ante el dilema de celebrar el empate entre su selecci¨®n y la alemana porque permit¨ªa a las dos clasificarse para los octavos de final. Pero cuando, al inicio del segundo tiempo, el conjunto europeo se adelant¨® en el marcador y el 1-0 se mantuvo hasta el final del partido, favorecido por el resultado del partido entre Ghana y Portugal, el dilema se acrecent¨®: c¨®mo celebrar una derrota en el pa¨ªs seguramente m¨¢s competitivo del mundo.
¡°Es la primera vez que me alegr¨® de perder¡±, se jactaba Richey, un veintea?ero que ten¨ªa el rostro pintado con la bandera estadounidense y que iba ataviado con todo tipo de indumentaria de su selecci¨®n. ¡°?Eso es todo?¡±, se preguntaba un amigo suyo a su lado al final del ¨²ltimo partido de la fase del grupo G. Sin duda, las amplias expectativas que se hab¨ªan generado en EE UU ante el choque con Alemania no se vieron respondidas en el estadio de Recife. Y un partido aburrido, como el de este jueves, no parece ser el mejor aliciente para acrecentar el inter¨¦s por el f¨²tbol en el pa¨ªs.
Hace cuatros a?os miles de personas ya se congregaron en Washington a seguir el Mundial y las audiencias televisivas se dispararon. La inc¨®gnita es si esta vez el efecto ser¨¢ m¨¢s duradero
De hecho, pese a que la plaza estaba a rebosar, el encuentro no despert¨® demasiadas pasiones, m¨¢s all¨¢ de los espor¨¢dicos cl¨¢sicos gritos de ¡°?USA, USA, USA!¡± y una emoci¨®n, en ocasiones exagerada, por cada ocasi¨®n de gol fallada por los alemanes y las escasas de los pupilos del seleccionador J¨¹rgen Klinsmann. Entre el p¨²blico hab¨ªa una amalgama de aficionados estadounidenses, latinos y alemanes. Fernando, un estadounidense de origen salvadore?o de 24 a?os, no se mostraba demasiado sorprendido por la congregaci¨®n masiva. ¡°Ya pas¨® hace cuatro a?os por el Mundial de Sud¨¢frica¡±, subrayaba el joven, ataviado con una inmensa bandera americana y que se hab¨ªa pedido el d¨ªa libre en su trabajo, como hab¨ªa pedido p¨²blicamente a las empresas el entrenador alem¨¢n de EE UU.
En 2010 los estadounidenses cayeron en octavos contra Ghana, a la que derrotaron la semana pasada en la fase de grupos. El mejor registro de EE UU son los cuartos de final en 2002 en Corea del Sur y Jap¨®n. Pese a que Dupont estaba pr¨¢cticamente igual de llena que hace cuatro a?os, Fernando s¨ª percibe un cambio de paradigma del soccer. ¡°A¨²n falta un mont¨®n, pero hay mucho m¨¢s inter¨¦s por la liga de la MLS y las ligas juveniles y eso se transmite al p¨²blico¡±, destacaba.
Como reflejo, el seguimiento del partido por parte del presidente estadounidense, Barack Obama, a bordo del Air Force One, y en las bases militares en Afganist¨¢n. Y tambi¨¦n en las audiencias televisivas: cerca de 25 millones de telespectadores vieron el domingo el partido contra Portugal, el m¨¢s visto de la historia del soccer en EE UU y superando las cifras de la reciente fase final de la NBA y de la liga de b¨¦isbol, aunque a¨²n lejos de los niveles de la liga de f¨²tbol americano. Respecto al Mundial de 2010, la audiencia ha crecido un 50%.
Eso s¨ª, las calles de Washington no se paralizaron por el partido, al contrario de lo habitual en pa¨ªses europeos y latinoamericanos. De hecho, si uno juzga por las informaciones y los comentarios en los medios de comunicaci¨®n, este Mundial parece ser el del descubrimiento de las grandezas y las desgracias del f¨²tbol. En este amplio ejercicio de realismo, los medios se han preguntado si los jugadores de Klinsmann son demasiado ingenuos al apenas fingir faltas y se han sorprendido por c¨®mo un resultado puede saltar por los aires en el ¨²ltimo minuto, como le sucedi¨® a EE UU contra Portugal, algo que dif¨ªcilmente ocurre en el f¨²tbol americano o el b¨¦isbol.
Sin embargo, hay quienes recuerdan que cada Mundial ocurre lo mismo: la pasi¨®n se dispara cada cuatro a?os, pero despu¨¦s se evapora. ¡°La verdad es que el soccer no es un deporte estadounidense y nunca lo ser¨¢. No es lo suficientemente aventurero. No ocurre demasiado en los partidos¡±, escrib¨ªa este jueves en el The Wall Street Journal el periodista y articulista Gerald Eskenazi. Probablemente, el partido contra Alemania no le haya hecho cambiar de opini¨®n.
Chicago se entrega a la fiebre del ¡®soccer¡¯
Si no hubiera sido porque la ciudad era Chicago y el sitio el Grant Park, habr¨ªa sido dif¨ªcil distinguir la hinchada de cualquier otra de los pa¨ªses participantes en la Copa del Mundo de f¨²tbol que se celebra en Brasil. La fiebre del soccer ha llegado a EE UU y sus s¨ªntomas se reproducen en la multitud de barras y estrellas que viste a una afici¨®n multirracial.
La multitud reunida en Grant Park este jueves no era tan numerosa como la que se congreg¨® este domingo (entonces se reunieron 20.000 personas), pero los organizadores calcularon que al menos 8.000 acudieron a mirar el partido entre los equipos de EE UU y Alemania. M¨¢s llegaron al medio tiempo, aprovechando el descanso del lunch (el encuentro comenz¨® a las 11.00, hora central de EE UU).
La gente no paraba de llegar, a¨²n cuando los resultados no eran alentadores para los estadounidenses. Un gol al minuto 55 de M¨¹ller y el empate entre Ghana y Portugal en la cancha de Brasilia pusieron a EE UU ¡°al borde del abismo¡±, seg¨²n anunci¨® el narrador a los aficionados reunidos en el parque. ¡°A m¨ª ni me gustan los deportes, pero estoy aqu¨ª por la diversi¨®n¡±, comentaba entonces resignado Richard Beagley, estudiante de 19 a?os. Algunos t¨ªmidos aficionados de Alemania celebraban con una sonrisa el gol.
Pero entonces Portugal se adelant¨® en el marcador con un gol de Cristiano Ronaldo al minuto 80. Estados Unidos celebr¨® el tanto portugu¨¦s como si fuera propio. "I'm totally understanding soccer now" [Ahora entiendo totalmente el f¨²tbol]", dijo un aficionado con una bandera estadounidense pintada en una mejilla.
El ¨¢rbitro pit¨® el final, el marcador a¨²n se?alaba la derrota por la m¨ªnima con la selecci¨®n alemana pero el parque irrumpi¨® en aplausos. ¡°?Pero hemos perdido, no?¡±, preguntaba una ni?a a su padre. ¡°Hemos avanzado, no importa¡±, le respondi¨® en ingl¨¦s. Un muchacho con una m¨¢scara y sin camisa corr¨ªa hacia Michigan Avenue con un amigo. Su di¨¢logo, emocionado y a gritos, resume la jornada:
-WHERE ARE WE? [?D¨®nde estamos?]
- THROUGH! [?Al otro lado!]
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