Mitad Origi, mitad Lukaku
B¨¦lgica, alegre de juego, se encomienda a sus delanteros para superar en la pr¨®rroga al fenomenal Howard y a Estados Unidos
Hay victorias que se anuncian desde muy pronto y, sin embargo, tardan tanto en cantarse que al final acaban por ser discutidas, tambi¨¦n en la Copa del Mundo. As¨ª pas¨® en el estadio Fonte Nova. La superioridad de B¨¦lgica era tan manifiesta que s¨®lo hab¨ªa que aguardar a que se venciera Howard. Y el portero, un gigante en un equipo de atletas, dobl¨® la rodilla en la pr¨®rroga despu¨¦s de que Lukaku se comiera la cancha y el rechazo a su jugada habilitara el tiro de gracia de De Bruyne. El propio Lukaku rubric¨® m¨¢s tarde el pase a los cuartos donde le aguarda Argentina despu¨¦s que Estados Unidos marcara y perdonara el empate en un arrebato final tan admirable como criticable fue su segunda parte, siempre encomendado a Howard. Merece la mayor de las consideraciones el ataque y gol de B¨¦lgica, muy futbolera, falta s¨®lo de remate, cosa l¨®gica si se tiene en cuenta la juventud del plantel de Wilmots.
El partido se arranc¨® con una ocasi¨®n de Origi despu¨¦s de ser habilitado por Martens. La respuesta de Howard fue tan contundente como el desmarque del delantero de 19 a?os del Lille. La jugada se repiti¨® una y mil veces, de principio a fin, como si la contienda fuera un di¨¢logo Origi-Howard.
Origi estira al equipo, le da salida, permite un f¨²tbol m¨¢s din¨¢mico que Lukaku, se?alado desde que se enfad¨® con Wilmots por su sustituci¨®n en el encuentro contra Rusia. La declaraci¨®n de intenciones de los belgas tuvo una respuesta moment¨¢nea por parte de Estados Unidos. A los muchachos de Klinsmann les encanta correr, el juego vertical y directo, los cambios de orientaci¨®n, el f¨²tbol a la contra, habitualmente rematado por un futbolista generoso en el esfuerzo como Dempsey. No tard¨® en rematar el punta del Seattle a la que entr¨® en juego Bradley.
No hab¨ªa tiempo para la especulaci¨®n en un partido abierto y divertido, bonito para el p¨²blico, presidido por las llegadas a las dos porter¨ªas, sobre todo a la de Estados Unidos. No quer¨ªa dejar pasar el tiempo B¨¦lgica y a la media hora ya hab¨ªa sacado cinco saques de esquina y rematado tres. No tuvo punter¨ªa ni calidad para armar el ¨²ltimo pase para batir al excelente Howard despu¨¦s de romper la l¨ªnea de centrocampistas norteamericana, diseminada, mal puesta, en inferioridad ante el juego de Hazard, Martens y de De Bruyne. El ritmo era tan fren¨¦tico que pronto se contaron v¨ªctimas como Johnson.
Al juego veloz y sin tregua le faltaba control y pausa para asegurar la definici¨®n, tambi¨¦n por parte de Estados Unidos. El equipo de Klinsmann encontr¨® un agujero en el costado derecho de su ataque, mal defendido por Hazard y por Vertonghen, pendiente de la marca de Zusi y err¨®neo en el juego posicional que demanda una zaga capitaneada por Kompany. Apenas tuvo sin embargo ocasiones en comparaci¨®n con B¨¦lgica, que alcanz¨® el descanso con una sensaci¨®n agridulce, m¨¢s que nada porque su buen f¨²tbol no hab¨ªa tenido recompensa en el marcador. Nada mejor que mirar a Wilmots, entre desesperado y enfadado, para entender el habitual 0-0 de los partidos de octavos de esta Copa.
Nunca dej¨® de atacar B¨¦lgica. El suyo era un juego fluido, transparente, noble, dif¨ªcil de defender para Estados Unidos. Aunque perdon¨® un remate muy f¨¢cil a dos metros de Howard, Origi fue una tortura para los zagueros de Klinsmann. Al rescate de Estados Unidos acudi¨® tambi¨¦n en la reanudaci¨®n su portero y la falta de tino de los delanteros de B¨¦lgica. A los joviales diablos rojos s¨®lo les faltaba poner el punto final a su juego din¨¢mico y de muy buen ver. Estados Unidos se dedic¨® a esperar con el recurso de su buena capacidad para competir. Aguardaba a que amainara el temporal, a que se desgastara el contrario, a cazar un contragolpe, siempre encomendado a Howard.
No saben defenderse los belgas, excelentes en cambio en ataque, sobrados de delanteros
Klinsmann permanec¨ªa de brazos cruzados al borde del ¨¢rea t¨¦cnica, sin mover el banquillo mientras su equipo se consum¨ªa en la cancha, remitido al 0-0. No pod¨ªa Jones, no aparec¨ªa Bradley, no tapaban los laterales, nadie encontraba a Dempsey. Incluso con los cambios, el encuentro continu¨® siendo un di¨¢logo Howard-Origi y el delantero, excelente en los movimientos, no consegu¨ªa batir al portero, inmenso toda la noche, espectacular tambi¨¦n en un rechazo despu¨¦s de una jugada primorosa entre Hazard, Origi y Mirallas, en un tiro de Hazard y en otro de Kompany. No hubo manera de enredar a Howard. Estados Unidos solo tuvo una oportunidad, en el ¨²ltimo minuto del tiempo a?adido, cuando Wondolowski se qued¨® solo dentro del ¨¢rea peque?a y fall¨® el golpeo a bote pronto ante Courtois.
Fue el quinto tiro de Estados Unidos por 30 de B¨¦lgica, 20 entre los palos de Howard, antes de la pr¨®rroga, que comenz¨® con Lukaku en el sitio de Origi. Y Lukaku remat¨® entonces la faena de Origi.
El potente ariete del Everton fabric¨® el 1-0, marc¨® el 2-0 y no encontr¨® el 3-0 por culpa de Howard. La ventaja provoc¨® la dormidera de B¨¦lgica y un ataque a la desesperada de Estados Unidos. Green meti¨® el 2-1 y Jones y Dempsey perdonaron el empate a dos. No saben defenderse los belgas, excelentes en cambio en ataque, sobrados de delanteros, para satisfacci¨®n de su hinchada, mitad a favor de Origi, gran jugador, y mitad de Lukaku, mejor rematador. Har¨¢ bien Argentina en no fiarse de B¨¦lgica.
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