Memoria de la grandeza
'La tragedia de Sarri¨¤' de 1982 certific¨® la muerte del 'jogo bonito' de Brasil, que cay¨® ante Italia en la fase de grupos
Hasta los azulejos del vestuario brasile?o en el estadio de Sarri¨¢ se calaban de una inconsolable tristeza. 5 de julio de 1982. Italia acababa de vencer por 3 a 2 a Brasil, liquidando el sue?o de una manera de entender el f¨²tbol y la vida. La maravillosa selecci¨®n brasile?a de Tel¨¦ Santana, tras regalar arte, consistencia y fantas¨ªa, quedaba fuera del mundial. Zico, S¨®crates, Junior, Falcao, Cerezo... los ¨ªdolos de aquel extraordinario equipo se abat¨ªan por los rincones destilando l¨¢grimas de amargura. Contaba S¨®crates, el eterno capit¨¢n de aquel legendario clan, que el seleccionador Tel¨¦ Santana fue el ¨²nico capaz de generar algo de entereza entre tanta desolaci¨®n: "Su rostro estaba sereno. Hab¨ªa paz en sus ojos, en su mirada fuerte y profunda, que nos dec¨ªa la ¨²nico que pod¨ªa expresarse en ese momento: lo hicimos lo mejor que pudimos. Vuelvan tranquilos a Brasil, pues ustedes jugaron el mejor f¨²tbol de la Copa y el mundo entero aplaudi¨®". En reconocimiento a sus pupilos, Tel¨¦ regal¨® a cada jugador una fotograf¨ªa de ellos mismos con una dedicatoria: el admirable Falcao recuerda la suya: "Lo confirm¨® todo: f¨²tbol y car¨¢cter". Virtudes que aquella selecci¨®n logr¨® elevar a una categor¨ªa sublime levantando la bandera del f¨²tbol-arte.
"?Perdimos? Peor para el f¨²tbol. Aquello fue una lecci¨®n de vida", sentenci¨® el doctor S¨®crates
En un pa¨ªs en el que el f¨²tbol tiene rango de religi¨®n, el equipo de Tel¨¦ simbolizaba la esperanza de un Brasil m¨¢s alegre y ligado a la identidad popular en tiempos en los que la dictadura comenzaba un incipiente proceso de aperturismo. En la primera fase Brasil hab¨ªa regalado ingentes dosis de belleza creativa y eficacia en los estadios sevillanos, derrotando a la URSS, a Escocia y a Nueva Zelanda. Un equipo de talentos complementarios capaz de sacar m¨²sica a cada combinaci¨®n, jugando con el atrevimiento de los que anhelan la grandeza. Inspiraba admiraci¨®n y una exorbitante simpat¨ªa entre la hinchada europea. En Valencia la selecci¨®n espa?ola pasaba un calvario. En Vigo Italia cosechaba tres empates. Mientras en Sevilla se montaba un samb¨®dromo. La segunda fase se estructur¨® en cuatro grupos de tres equipos cada uno. S¨®lo el primer clasificado pasaba a semifinales. Brasil, Argentina e Italia se retaban en Barcelona. La albiceleste cay¨® 2-1 ante la azzurra y 3-1 ante el equipo de Tel¨¦. En el ¨²ltimo partido a Brasil le serv¨ªa un empate. A Italia s¨®lo la victoria. Bearzot, el seleccionador transalpino, llen¨® su pizarra de marcajes al hombre: Gentile, que hab¨ªa masacrado a patadas a Maradona, se encargaba del soberbio Zico con similar inquina. Paolo Rossi inaugur¨® el marcador con un cabezazo. Brasil empat¨® tras una luminosa combinaci¨®n entre Zico y S¨®crates. Pero Toninho Cerezo, se equivoc¨® en un simple pase lateral en su campo. Rossi intercept¨® el env¨ªo y anot¨® el 2 a 1. Junior mir¨® a Cerezo. Estaba llorando.
"Me volv¨ª loco", rememora a?os despu¨¦s el lateral. "Le dije que si no paraba de llorar le met¨ªa un pu?etazo". Cerezo y Brasil siguieron tocando, sin traicionar ni por un momento el f¨²tbol que llevaban dentro hasta empatar con gol de Falcao."Pero no era nuestro d¨ªa", recuerda Zico. "Si hubi¨¦ramos marcado cuatro goles, Italia habr¨ªa hecho cinco". Rossi sell¨® su gloriosa tarde con un tercer tanto. Despu¨¦s Dino Zoff realiz¨® la mejor parada de su carrera blocando un cabezazo de Oscar. Fin de la fiesta y Brasil eliminado. Falcao recuerda una pancarta en espa?ol junto al autob¨²s del equipo que mitig¨® un poco el desconsuelo: "Gracias, Brasil. No siempre ganan los mejores". "Ese es el trofeo de aquella selecci¨®n", piensa el genial centrocampista. "El reconocimiento de la gente". "?Perdimos? Peor para el f¨²tbol. Aquello fue una lecci¨®n de vida", sentenci¨® el doctor S¨®crates.
Brasil nunca volvi¨® a tener un equipo tan brillante como el del 82 ni un gu¨ªa tan sensible con el gusto popular como Tel¨¦
Brasil nunca volvi¨® a tener un equipo tan brillante como el del 82 ni un gu¨ªa tan sensible con el gusto popular como Tel¨¦. Con Carlos Alberto Parreira gan¨® el mundial 94 y con Scolari el de 2002. Parreira, actual coordinador t¨¦cnico de la sele?ao, siempre dice que ganar el mundial es mucho m¨¢s importante que el jogo bonito. "El buen juego no es una garant¨ªa para vencer. Es el camino para vencer" le contesta Ren¨¦, hijo del gran Tel¨¦, fallecido en 2006. La eliminaci¨®n ante Italia en el 82 se conoce como "La tragedia de Sarri¨¢". Y tras la aflicci¨®n de un equipo portentoso habita el orgullo que defini¨® como nadie el periodista Armando Nogueira: "Si aquellos jugadores no levantaron la Copa... mala suerte para la Copa".
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