Argentina, una finalista de m¨ªnimos
Con una media de s¨®lo 1,3 goles por partido, cinco triunfos por la m¨ªnima y otro en la tanda de penaltis, ante Holanda, el grupo de Sabella regresa a la final de un Mundial despu¨¦s de 24 a?os
La historia describe campeones para el recuerdo, equipos y personajes que m¨¢s all¨¢ de sus logros dejaron una muesca est¨¦tica en el deporte. De coronarse en Brasil, no ser¨¢ el caso de la Argentina dirigida por Alejandro Sabella. R¨¢cana en la propuesta y supeditada a la inspiraci¨®n puntual de Messi, a falta de juego, ideas y brillo ha completado un ejercicio de pragmatismo para alcanzar una final de la Copa del Mundo que se le resist¨ªa desde hace 24 a?os. Como entonces, en la final le espera la Alemania de Joachim L?w. Un equipo que, pese a no haber dibujado un recorrido demasiado lustroso en el torneo, tritur¨® a Brasil en el Mineir?o (1-7) y ha pregonado en sus apariciones una intenci¨®n futbol¨ªstica que trasciende su objetivo final.
Argentina sell¨® anoche su acceso a la cita del pr¨®ximo domingo, en el Maracan¨¢. Pero, al margen del sufrimiento de su hinchada, lo hizo entre los bostezos y el hast¨ªo del aficionado en general. En una l¨ªnea muy similar a la de su oponente, La Albiceleste se limit¨® a especular, a proteger su guarida antes que intentar asaltar la del rival. Ayer, en S?o Paulo, su bagaje ofensivo durante 120 minutos se resume en ocho disparos a porter¨ªa, de los cuales s¨®lo cuatro encontraron el marco y los guantes del meta Cillessen. De nuevo, al igual que en sus encuentros precedentes, volvi¨® a desde?ar el cuero, que permaneci¨® s¨®lo el 45% en las botas de sus jugadores.
Francia (10), Colombia (12) e incluso la fam¨¦lica Brasil (11) han registrado m¨¢s dianas que La Albiceleste, m¨¢s pendiente de proteger su guarida
No se le recuerda a esta selecci¨®n una sola actuaci¨®n memorable en el torneo. En la fase de grupos, los chispazos de Messi y Di Mar¨ªa, ahora lesionado, solucionaron el entuerto frente a adversarios de menor pedigr¨ª como Bosnia (2-1), Ir¨¢n (1-0) y Nigeria (2-3). El juego fue pobre y los triunfos apurados. Ante los iranies, La Pulga lav¨® la imagen de su equipo con un zapatazo en el minuto 92. Despu¨¦s, en los octavos, tuvo que ser El Fideo el que saliese al rescate para doblegar a Suiza (1-0) en la pr¨®rroga y ante B¨¦lgica (1-0), en los cuartos, la redenci¨®n lleg¨® por medio de un solitario gol de Higua¨ªn.
Ocho goles le han valido a La Albiceleste para situarse en el escal¨®n que precede a la gloria. Una media de 1,3 por encuentro. Una producci¨®n realizadora que supera por solo un tanto a las selecciones de Argelia o Suiza y por dos a las de Chile y B¨¦lgica. Incluso Francia (10), la Brasil m¨¢s fam¨¦lica (11) o Colombia (12) han registrado m¨¢s dianas. En el expediente m¨¢s reciente del torneo solo hay dos finalistas tan poco desprendidas. Francia aterriz¨® en la final de 2006 con ocho goles en su casillero, mientras que Espa?a se qued¨® en siete en Sud¨¢frica, hace cuatro a?os. Si se rebobina un poco m¨¢s atr¨¢s, la propia Argentina endos¨® s¨®lo cinco para disputarse el trono con la Alemania de los Matth?us, Klinsmann, V?ller o Brehme en 1990.
Sin jugadores creativos en el centro del campo, Sabella se encomend¨® primero a Gago como acompa?ante de Mascherano en la media; el resultado fue raqu¨ªtico. Ambos no mezclan bien y no logran enhebrar el juego. Prob¨® despu¨¦s con Biglia, pero el equipo no escap¨® de la planicie, y tampoco se enmend¨® en ¨²ltima instancia con la aportaci¨®n de Enzo P¨¦rez. Err¨¢tico, Argentina es el equipo del campeonato que m¨¢s balones pierde (534). Su planteamiento se articula en torno a Messi, que tras un arranque esperanzador se ha ido desvaneciendo. Frente a Holanda, sus cifras se reducen a un tiro, 34 pases y cuatro recuperaciones. Toc¨® la pelota 70 veces, pero ninguna dentro del ¨¢rea. El enigma, sin embargo, apunta a los intangibles. El 10 sigue sin resplandecer, por m¨¢s que sume cuatro dianas (0,67 por partido) y encare m¨¢s que nadie (82 regates, por 59 de Alexis y 52 de Robben).
Err¨¢tico, sin brillo y aferrado a la garra de Mascherano, el de Sabella es el equipo que m¨¢s balones pierde
Ofuscado Messi, es Mascherano quien arrastra al equipo con su discurso y su despliegue. Ubicado en la medular, su h¨¢bitat natural, El Jefecito habilita a los suyos en la construcci¨®n ¨Ccon 478 pases correctos, es el mejor pasador del evento por delante de Lahm (466) y Kroos (464) ¨C y conserva sus dotes para apagar incendios. Ante la oranje hizo un marat¨®n de 13,5 kil¨®metros, recuper¨® cinco balones y emple¨® el tackle en cuatro ocasiones. Su brillo, frente a las sombras que envuelven a Messi, simboliza el estado actual de Argentina.
En el santuario del f¨²tbol brasile?o, Maracan¨¢, le espera impaciente Alemania. Sin alardes hasta la fastuosa exhibici¨®n de Belo Horizonte, donde liquid¨® a la anfitriona, la selecci¨®n de L?w envi¨® un mensaje para advertir que se ha desperezado. Con 17 goles (2,8 por cita), prol¨ªfico en las asistencias (con 13, lidera la tabla) y punzante en las acciones de estrategia (cuatro tantos a bal¨®n parado, por uno solo de Argentina), se presenta como un contrincante feroz. Al otro lado del campo se las ver¨¢ con un finalista de m¨ªnimos.
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