Muchos abrazos y escasa calidad en la primera ronda
Los favoritos ganaron con claridad, incluida Espa?a
Los ajedrecistas de alto nivel tienen asumido que durante el primer d¨ªa de una Olimpiada su energ¨ªa se divide entre jugar bien y saludar a centenares de amigos, colegas y admiradores. Quien no est¨¦ acostumbrado a ese equilibrio corre el riesgo de no derrotar a un rival flojo. Eso les ocurri¨® a los anfitriones noruegos, que se impusieron a Yemen por la m¨ªnima (2,5-1,5). Los dem¨¢s favoritos ganaron con claridad, incluida Espa?a (3,5-0,5 a Malaisia en la competici¨®n absoluta, y 3-1 a Nicaragua en la femenina).
Magnus Carlsen, el campe¨®n del mundo, no se aline¨® contra Yemen porque sus compatriotas tienen calidad suficiente para imponerse por 4-0. Pero es probable que la abundancia de c¨¢maras, autoridades y curiosos cerca de su mesa desde 30 minutos antes de la hora de comienzo afectase mucho a su concentraci¨®n. En principio, esa cesi¨®n de punto y medio influir¨¢ poco en la clasificaci¨®n porque lo que cuenta en primer lugar es la victoria del equipo, pero es un aviso para no hacer el rid¨ªculo en casa.
En realidad, hay otro aviso bastante m¨¢s grave. La conocida austeridad noruega (el Gobierno est¨¢ obligado a destinar buena parte de los beneficios de la venta de petr¨®leo a un fondo de reserva cuyo capital supera ya los 600.000 millones de euros) se nota en la organizaci¨®n de la Olimpiada, y no siempre para bien. Aparte de las habitaciones min¨²sculas en varios hoteles, la sala de juego es un antiguo almac¨¦n de cerveza con muchas paredes rotas, que no se han molestado en tapar. Nada que ver con los modernos palacios de congresos habituales que albergan las Olimpiadas de ajedrez cada dos a?os.
Pero lo peor es que la Federaci¨®n Internacional (FIDE) tuvo que ceder en esta primera ronda en un asunto de la que se siente muy orgullosa: la muy pol¨¦mica ¡°tolerancia cero¡± que castiga con la p¨¦rdida de la partida al jugador que llega tarde a su mesa, aunque s¨®lo sea un segundo despu¨¦s de que el ¨¢rbitro principal d¨¦ la orden de poner los relojes en marcha. Como las colas en la calle ante los controles de metales eran enormes ¨Cla semana pasada hubo una amenaza terrorista sobre Noruega; adem¨¢s, est¨¢ prohibido que los jugadores entren en la sala con tel¨¦fonos m¨®viles u otros artilugios electr¨®nicos, para evitar las trampas-, hubo que retrasar m¨¢s de 15 minutos el comienzo de las partidas, ante la desesperaci¨®n de los jueces, amantes de la puntualidad m¨¢s estricta. La austeridad tambi¨¦n se nota en la ausencia de banderas en las mesas, lo que dificulta mucho que cada uno vea la suya desde la distancia.
Ante la casi total ausencia de partidas de calidad ¨Cseg¨²n el ¡°sistema suizo¡±, que se aplica en los torneos de ajedrez con muchos jugadores, en la primera ronda los te¨®ricamente m¨¢s fuertes se enfrentan a los m¨¢s d¨¦biles-, era un buen d¨ªa para pasear entre las mesas de equipos ex¨®ticos. Las iran¨ªes, con la cabeza cubierta por un velo negro, se enfrentaban a las jamaicanas, que luc¨ªan vistosas trenzas de colores. Un poco m¨¢s all¨¢, la minusvidente puertorrique?a Yanira Rivera jugaba en un tablero especial para ciegos, cuyas casillas tienen un orificio donde se inserta el pivote inferior de cada pieza; de esa manera, el jugador puede tocarlas sin que se caigan. Al lado, el ¨¢rbitro espa?ol Luis Blasco, sentado enfrente de la rival griega de Rivera, replicaba sus jugadas en un tablero normal y dictaba de viva voz las de Markantonaki a la caribe?a. ¡°Nosotros vemos con la mente¡±, suelen decir los ajedrecistas ciegos. En la Olimpiada hay siempre un equipo de la IBCA (Asociaci¨®n Internacional de Ajedrecistas Ciegos) que nos recuerda algo importante: para pensar y tomar decisiones, los ojos no son imprescindibles.
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