30 a?os dan para mucho
Estas son las fases por las que he pasado desde el d¨ªa en el que nos colgamos la plata
Como no pod¨ªa ser de otra forma y cuando el baloncesto est¨¢ a punto de acaparar portadas con la disputa del Mundial, el calendario nos recuerda una efem¨¦ride, los 30 a?os de la conquista de la medalla de plata ol¨ªmpica. Tres d¨¦cadas en las que aquellos que tuvimos la fortuna de formar parte de tan hist¨®rico equipo nos hemos hecho mayores, unos m¨¢s que otros todo hay que decirlo, Antonio D¨ªaz Miguel y Fernando Mart¨ªn ya no est¨¢n con nosotros y ha habido tiempo para muchas cosas. Estas son las diversas fases por las que he pasado desde aquel d¨ªa, sospecho que no muy diferentes a las de la mayor¨ªa de mis compa?eros.
1. Inconsciencia. En unos tiempos donde las comunicaciones no eran las actuales, nuestra consciencia de lo conseguido y el tinglado que se hab¨ªa montado en Espa?a con el seguimiento masivo de millones de personas era m¨ªnima. No dir¨¦ que no di¨¦semos valor a lo alcanzado, pero s¨®lo cuando recibimos miles de telegramas despu¨¦s de ganar la semifinal nos empezamos a dar cuenta de su repercusi¨®n.
2. Sorpresa. La que nos llevamos al volver a Espa?a convertidos en h¨¦roes. Miles de personas en Barajas, cientos de portadas y el cari?o infinito de tanta gente nos permiti¨® percatarnos, casi de golpe y porrazo, del tama?o del ¨¦xito que hab¨ªamos logrado.
3. Reconocimiento. Desde aquella llegada a Madrid, se inici¨® una etapa de homenajes. En cada sitio al que ¨ªbamos ¨¦ramos agasajados, la gente no paraba de regalarnos los o¨ªdos con toda clase de piropos y recordarnos de paso d¨®nde, c¨®mo y con qui¨¦n hab¨ªa visto los partidos. Hasta podr¨ªa decir que ligamos m¨¢s, pero en mi caso ser¨ªa faltar a la realidad. En todo caso, fue una vuelta al ruedo que dur¨® meses.
4. Crecimiento. Pasaron los a?os y como la selecci¨®n no volvi¨® a triunfar de una forma tan contundente, el valor de aquella medalla fue creciendo y con ¨¦l la consideraci¨®n de los que fuimos protagonistas. Cada fracaso nos hac¨ªa mejores y hasta m¨¢s guapos, lo que supongo a nadie le molest¨®.
5. Aprovechamiento. El rendimiento que hemos sacado cada uno a aquel bombazo va desde lo limitado hasta lo desmesurado. A alguno le sirvi¨® para lograr alg¨²n sabroso contrato (aunque hay que decir que la gran beneficiaria del boom del baloncesto fue la siguiente generaci¨®n) y, una vez terminada su carrera, no ha querido seguir exprimiendo el lim¨®n. A otros no les cambi¨® la vida en exceso y alguno, yo mismo sin ir m¨¢s lejos, seguimos sac¨¢ndole provecho en la forma que sea posible.
6. Cansancio. El tiempo no se detiene y la medalla queda cada vez m¨¢s lejos. Eso no impide que se sucedan los aniversarios, donde somos requeridos para recordar la gesta. Llega la mejor generaci¨®n de la historia del baloncesto espa?ol, vuelve a subir al podio ol¨ªmpico y claro, otra vez a contar c¨®mo fue la primera vez. ?Qu¨¦ tal era Jordan? ?Qu¨¦ sentisteis al subir al podio? ?Ganar¨ªais a Gasol y compa?¨ªa? ?Escribir¨ªas un art¨ªculo sobre aquello? El riesgo de tort¨ªcolis al mirar tanto hacia atr¨¢s se hace cada vez m¨¢s palpable.
7. Aceptaci¨®n. Hay cosas contra las que no se puede luchar, y la memoria colectiva es una de ellas. Nos guste o no, aquello qued¨® grabado para siempre y nuestras apariciones llevar¨¢n siempre consigo la asociaci¨®n a un momento donde una banda de chavales con pantaloncitos y camisetas ajustadas hasta extremos lesivos para la salud entusiasmaron a un pa¨ªs muy hu¨¦rfano de alegr¨ªas deportivas. Asum¨¢moslo y disfrutemos con ello, que no creo que termine nunca. Por lo que, compa?eros m¨ªos, no descart¨¦is que dentro de 20 a?os, sentados en un banco de un parque viendo jugar a nuestros nietos, se acerque alguien y nos pregunte por el Forum, Jordan, la medalla, Fernando Mart¨ªn y aquel verano m¨¢gico. Otra cosa ser¨¢ si seremos capaces de que nuestra contestaci¨®n tenga alg¨²n enganche con la realidad, que la memoria es muy traicionera. Pero eso ser¨¢ lo de menos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.