Lorenzo anima la fiesta de M¨¢rquez

Jorge Lorenzo es un gustazo. Un lujo al servicio de Yamaha. Ese piloto capaz de hacer creer al p¨²blico que las diferencias con la fabulosa Honda con la que hace maravillas Marc M¨¢rquez son pocas, muy pocas. Tan cerca estuvo de arrebatarle la victoria. La und¨¦cima. La primera despu¨¦s del primer fin de semana malo para el campe¨®n. La primera despu¨¦s de descubrirse: no es invencible. Nadie lo es. Pero este M¨¢rquez es, sin duda, muy dif¨ªcil de batir. Lo intent¨® el mallorqu¨ªn, toda su rabia y su orgullo al servicio de un triunfo que tampoco lleg¨® esta vez; toda su delicadeza al manillar, todo su tes¨®n vuelta tras vuelta, todo su atrevimiento en las frenadas, el punto d¨¦bil de su moto en los ¨²ltimos meses. Pero este M¨¢rquez parece siempre ser capaz de dar algo m¨¢s: no sufre con las derrapadas que no espera, no tiene memoria para los errores, nunca se amedrenta.

Un ligero cambio de ritmo, una vuelta poco menos de medio segundo m¨¢s veloz, y puso a Lorenzo contra las cuerdas a falta de siete vueltas para el final. Hasta entonces hab¨ªa gobernado con maestr¨ªa la carrera Lorenzo, excelente en la salida, imperturbable giro tras giro, por mucho que fuera consciente de su incapacidad para desprenderse de la Honda del 93, a dos d¨¦cimas, a tres, a cuatro, a lo sumo, y de nuevo a tres, una vuelta y la siguiente. M¨¢rquez fue su sombra incluso despu¨¦s de un par de fallos, una pasada de frenada y una curva mal trazada. Siempre recupera la compostura el chico de Cervera, que no esperaba a semejante rival.

Les cost¨® bastante m¨¢s esta vez a Rossi y a Pedrosa, mal en la salida, que recuperaron posiciones con aparente facilidad, y que terminaron tercero y cuarto, respectivamente, pese a lo dif¨ªcil que se lo puso Dovizioso, incansable trabajador con esa Ducati que ha tra¨ªdo a media parrilla de cabeza desde que la dej¨® Casey Stoner. Pasadas las cinco primeras vueltas qued¨® claro que habr¨ªa dos pulsos en Silverstone: uno por el triunfo, otro por el podio.

El pulso por el triunfo se decidi¨® en The Loop, en esa chicane que da entrada a la ¨²ltima gran recta antes de la de meta. M¨¢rquez se acerc¨® a su rival al borde de la curva 13, pero este resisti¨® y tom¨® la delantera; claro que se llev¨® de regalo una marca de la rueda delantera de la Honda en su mono y entendi¨® el mensaje: cuando el 93 le busc¨® el interior en la 14, por un hueco imposible, Lorenzo no tuvo m¨¢s remedio que levantar la moto para evitar el choque. Estaba rendido, agotado por el esfuerzo, por ese intento de liderar la prueba de principio a fin, destrozado su neum¨¢tico trasero por el mismo desgaste.

Al cruzar la meta M¨¢rquez hab¨ªa convertido sus dos d¨¦cimas de ventaja en medio segundo. Y forz¨® algo m¨¢s la m¨¢quina, para arrancar una d¨¦cima m¨¢s y alejar a la Yamaha. Hace un a?o el mallorqu¨ªn le birl¨® la victoria en la ¨²ltima curva. Y no quer¨ªa darle ninguna posibilidad esta vez. As¨ª fue como sum¨® su und¨¦cimo triunfo del curso.

As¨ª fue como se subi¨® al podio, junto al ¨²nico tipo que le discute el dominio en la pista y con un mito al otro lado: Rossi, 35 a?os, que pele¨® por aquel tercer puesto como nadie para celebrar sus 246 carreras en la categor¨ªa reina, r¨¦cord absoluto en la historia del motociclismo.