Descongelemos la F-1
El mec¨¢nico catal¨¢n cuestiona la regla del quinto motor, el ¨²ltimo disponible antes de que un piloto sea sancionado
Los campeonatos se ganan en la f¨¢brica y se pierden en el circuito. Si haces un buen trabajo en casa generas el potencial para ser competitivo. La cuesti¨®n es conseguir que salga a flote en la pista. Tienes el piloto y elementos que no controlas. Tienes el piloto, que es un ser humano con todo lo que eso conlleva. En las f¨¢bricas te mueves un entorno mucho m¨¢s estable. En los circuitos tienes que reaccionar constantemente y eso implica que te puedes equivocar. A partir de esta base, con un cambio tan radical de tecnolog¨ªa como el que ha entrado en vigor este curso y con un reglamento tan restrictivo, crecen las posibilidades de que no la aciertes a la primera. El problema es que con la congelaci¨®n de los motores, que adem¨¢s se han convertido en el factor m¨¢s decisivo de esta nueva era, cortan las alas y las posibilidades de recuperarte y acercarte a los m¨¢s r¨¢pidos. Si la has pifiado en invierno, ya te puedes ir olvidando de luchar por t¨ªtulo por m¨¢s que la lucha por ¨¦l ni siquiera haya comenzado.
Hay muchas escuder¨ªas que ya han empleado el quinto motor, el ¨²ltimo disponible antes de ser sancionado. Ferrari, por ejemplo, ya ha incorporado su quinta unidad en los coches de Alonso y Raikkonen. Red Bull, con Vettel en particular, ya baraja la posibilidad de recurrir a un sexto, circunstancia que supondr¨ªa una penalizaci¨®n de 10 posiciones en la parrilla de salida. Ricciardo est¨¢ a las puertas de colocar el quinto y, a d¨ªa hoy, el australiano es la ¨²nica alternativa al gran dominio de Mercedes. Hamilton, Rosberg y los otros seis prototipos que dependen del motor alem¨¢n van por el cuarto. Todo eso me lleva a preguntarme si estamos ante un campeonato del mundo de F¨®rmula 1 o en un certamen de resistencia.
Creo que el constructor de Stuttgart a¨²n no ha mostrado todo su potencial porque no lo ha necesitado
Me parece il¨®gico que puedas retocar y desarrollar la mayor¨ªa de los dem¨¢s componentes del monoplaza para aumentar el rendimiento y las prestaciones (suspensi¨®n, alerones, chasis y dem¨¢s), y que, sin embargo, apenas puedes meterle mano al propulsor. La paradoja es tremenda. Cuando la FIA comenz¨® a elaborar el reglamento nadie pens¨® en que podr¨ªa darse una superioridad tan marcada como la de las flechas de plata: en Monza, las seis primeras plazas de la parrilla las ocuparon seis b¨®lidos con el motor Mercedes. Ferrari y Renault han pedido a la FIA que flexibilice la normativa para poder darle un buen meneo a sus unidades de potencia porque, de lo contrario, el panorama actual puede prolongarse mucho tiempo.
Que quede bien claro que la estructura de Brackley ha hecho el trabajo mucho mejor que los dem¨¢s y que no tiene la culpa de que las f¨®rmulas de los dem¨¢s no sean tan buenas como la suya. Pero probablemente uno de los mayores atractivos de la F-1 se est¨¢ perdiendo con tantas restricciones porque los departamentos t¨¦cnicos no tienen margen para maniobrar y recuperar el terreno perdido. En 2009, Ross Brawn se sac¨® de la manga el difusor soplado y consigui¨® que Button ganara el campeonato. Sin embargo, a final de a?o el coche m¨¢s r¨¢pido termin¨® siendo el Red Bull, que incluso lleg¨® a tener opciones de proclamarse campe¨®n con Vettel (termin¨® a solo 11 puntos cuando se otorgaban 10 por victoria). En el marco actual que se d¨¦ aquello es imposible. La diferencia entre los Mercedes y el resto de competidores no se ha acortado apenas. Es m¨¢s, creo que el constructor de Stuttgart a¨²n no ha mostrado todo su potencial porque no lo ha necesitado.
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